INTRODUCCIĆN Se puede definir el desentrenamiento de la fuerza como la cesaciĆ³n del entrenamiento con resistencias o la significativa reducc...
INTRODUCCIĆN
Se puede definir el desentrenamiento de la fuerza como la cesaciĆ³n del entrenamiento con resistencias o la significativa reducciĆ³n del volumen de entrenamiento, de la intensidad o de la frecuencia, resultando en un rendimiento reducido (reducciĆ³n de la fuerza, potencia, hipertrofia o resistencia muscular local) (Kraemer & Ratamess, 2003). En este proceso pueden ocurrir alteraciones en la actividad hormonal y cambios en la funciĆ³n muscular y neural.
Parece que la duraciĆ³n del perĆodo de desentrenamiento es importante para la magnitud del cambio asĆ como el estado de entrenamiento del individuo (Kraemer & Ratamess, 2005). Se han encontrado elevaciones significativas en concentraciones de reposo de GH (hormona de crecimiento), testosterona e Ćndice testosterona/cortisol con una reducciĆ³n significativa del cortisol, tras dos semanas de desentrenamiento en levantadores de potencia y jugadores de fĆŗtbol americano entrenados (Hortobagyi et al., 1993). Se ha hipotetizado que esta elevaciĆ³n en las concentraciones de hormona anabĆ³lica estaba relacionada con la capacidad del cuerpo para combatir los procesos catabĆ³licos asociados con el desentrenamiento y se ha sugerido que el desentrenamiento a corto plazo puede representar un estĆmulo aumentado para remodelar y reparar tejidos.
Sin embargo, estos incrementos han sido sĆ³lo mostrados durante desentrenamiento a corto plazo. Se han observado tambiĆ©n cambios significativos en testosterona, GH, LH (hormona luteinizante), SHBG (globulina ligada a la hormona sexual), cortisol o ACTH (hormona adrenocorticotrĆ³pica) tras seis semanas de desentrenamiento en hombres entrenados recreacionalmente (Kraemer et al., 2002). Sin embargo, no se han apreciado cambios en cortisol, SHBG y LH tras ocho semanas de desentrenamiento en mujeres (HƤkkinen et al., 1990).
EFECTOS DEL DESENTRENAMIENTO SOBRE LA FUERZA MĆXIMA
Los periodos de desentrenamiento superiores a ocho semanas han mostrado reducciones significativas en el Ćndice T/C (testosterona/cortisol), el cual correlacionĆ³ fuertemente con las disminuciones de fuerza (Alen, Pakarinen, HƤkkinen, & Komi, 1988; HƤkkinen, Pakarinen, Alen, & Komi, 1985) y las elevaciones en T4 (tiroxina) (Pakarinen, Alen, HƤkkinen, & Komi, 1988). Estos cambios hormonales coinciden con periodos de atrofia muscular (Hortobagyi et al., 1993) e indican un papel hormonal en el tamaƱo del mĆŗsculo y las reducciones de fuerza observadas durante periodos de desentrenamiento.
En muchos casos, se ha observado tambiĆ©n que la cesaciĆ³n completa del entrenamiento de pesas resulta en una inmediata disminuciĆ³n de la fuerza (Fleck & Kraemer, 2004; Kraemer, 2002). Se ha comprobado que, en reposo absoluto, el mĆŗsculo puede perder hasta un 30% de su fuerza en el transcurso de una semana (Weineck, 2005: 236). De forma muy general se puede decir que un aumento de la fuerza adquirido rĆ”pidamente se pierde con igual rapidez una vez que se interrumpe el entrenamiento (Weineck, 2005: 235). Sin embargo, algunos autores han afirmado que esta disminuciĆ³n ocurre con un ritmo mĆ”s lento en relaciĆ³n con el correspondiente al del incremento previo de fuerza (Morehouse, 1967; Rasch & Morehouse, 1957; Waldman & Stull, 1969). En cambio, un nivel de fuerza elevado adquirido durante aƱos se pierde de forma muy progresiva (Weineck, 2005: 236).
En un estudio en el que 23 estudiantes de Ciencias del Deporte de ambos sexos llevaron a cabo un entrenamiento de fuerza mƔxima y potencia durante 8 semanas, con 2 sesiones de entrenamiento semanales, se encontraron mejoras significativas al finalizar el entrenamiento en la fuerza mƔxima en 1RM en sentadilla, produciƩndose, tras 4 semanas de desentrenamiento, un empeoramiento significativo respecto a las ganancias experimentadas con el entrenamiento (JuƔrez, 2006).
A pesar de la pĆ©rdida de fuerza con periodos de desentrenamiento tanto cortos como largos, el nivel de fuerza normalmente continĆŗa siendo superior a los niveles pre-entrenamiento (Faigenbaum et al., 1996; HƤkkinen, Alen, Kallinen, Newton, & Kraemer, 2002; HƤkkinen, Alen, & Komi, 1985; HƤkkinen & Komi, 1983; HƤkkinen, Komi, & Alen, 1985; Lemmer et al., 2000; Staron, Hagerman, & Hikida, 1981; Taafe & Marcus, 1997).
En un estudio en el que participaron jugadores de fĆŗtbol y de voleibol, quienes realizaron, aparte de su entrenamiento habitual, 2 sesiones semanales de entrenamiento de fuerza durante 7 semanas, manifestaron incrementos en la fuerza mĆ”xima de los miembros inferiores hasta 3 semanas despuĆ©s de finalizado el programa, manteniĆ©ndose Ć©sta por 4 semanas. En cuanto a la fuerza mĆ”xima de los miembros superiores, los mejores resultados se obtienen una semana despuĆ©s de la interrupciĆ³n del tratamiento experimental, no iniciĆ”ndose la pĆ©rdida de fuerza hasta 3 semanas despuĆ©s de finalizar el programa. Cabe destacar que, tras 7 semanas despuĆ©s de finalizado el programa, los niveles de fuerza se mantenĆan aĆŗn por encima del nivel inicial a pesar de no haber realizado durante este tiempo entrenamiento especĆfico de fuerza. De todas formas, hay que considerar que esto podĆa haberse debido a que durante estas semanas de desentrenamiento de la fuerza, se realizaron varias evaluaciones (a la semana, a las 2 semanas, a las 3 semanas y a las 7 semanas), ademĆ”s de que los sujetos continuaban con la prĆ”ctica habitual de su deporte. Estas dos circunstancias pudieron contribuir a que la pĆ©rdida fuera mĆ”s lenta (GarcĆa et al., 2004).
Se ha observado que la fuerza puede ser mejorada sobre un perĆodo de desentrenamiento de 6 semanas realizando tan sĆ³lo una serie de 1RM y entrenando un solo dĆa por semana (Berger, 1962). Por otra parte se ha manifestado que, tras un programa de 5 semanas de entrenamiento de pesas, y 20 semanas de temporada en baloncesto, durante las que no se realizĆ³ entrenamiento de pesas, no se observan cambios significativos en el 1RM en sentadilla y press de banca (Hoffman, Fry, Howard, Maresh, & Kraemer, 1991). Esto sugiere que la realizaciĆ³n de un adecuado programa de entrenamiento de fuerza durante la pretemporada en disciplinas como los deportes de equipo, junto con una buena planificaciĆ³n posterior del entrenamiento especĆfico del deporte, puede ser suficiente para garantizar adecuados niveles de fuerza durante toda la temporada. En cualquier caso, tambiĆ©n se ha indicado en otro estudio que la reducciĆ³n de la intensidad o el volumen de entrenamiento de fuerza durante la temporada puede afectar negativamente algunos factores de rendimiento en jugadores de voleibol (HƤkkinen, Alen, & Komi, 1985). Sin embargo, es necesaria una mayor investigaciĆ³n sobre estos aspectos en este tipo de deportes, y tener en cuenta muchos aspectos, como la duraciĆ³n y volumen de trabajo del programa de entrenamiento previo de fuerza, el nivel de los sujetos, su participaciĆ³n en competiciones durante la temporada.
En otro trabajo en el que dos grupos de varones entrenaron durante 12 semanas, un grupo con entrenamiento concĆ©ntrico, y otro con entrenamiento excĆ©ntrico-concĆ©ntrico, se encontraron mejoras en media sentadilla del 14% y 22% respectivamente. 12 semanas despuĆ©s de la finalizaciĆ³n del tratamiento experimental el grupo concĆ©ntrico experimentĆ³ una disminuciĆ³n de un 0,7%, mientras que el caso del grupo de entrenamiento excĆ©ntrico-concĆ©ntrico la disminuciĆ³n fue de un 4,3%. Sin embargo, estos cambios no fueron significativos (Colliander & Tesch, 1992).
Por otro lado, se ha constatado que la fuerza adquirida permanece durante mĆ”s tiempo si el aumento es resultado no sĆ³lo de la inervaciĆ³n de mĆ”s unidades motoras, sino tambiĆ©n de un crecimiento de la masa muscular (Adam & Verkhoshansky, 1974: 90; citado por Weineck, 2005). AdemĆ”s, cuando el entrenamiento de pesas involucra acciones concĆ©ntricas-excĆ©ntricas, la disminuciĆ³n de la fuerza parece ser menor que cuando es sĆ³lo concĆ©ntrico, incluso cuando el volumen de repeticiones concĆ©ntricas es el doble que el de las acciones concĆ©ntricas-excĆ©ntricas, de tal forma que el nĆŗmero de movimientos sea similar (Dudley, Tesch, Miller, & Buchannan, 1991).
Sin embargo, parece haberse demostrado que la fuerza y potencia excĆ©ntrica pueden ser mĆ”s sensibles al desentrenamiento sobre unas pocas semanas, especialmente en atletas entrenados (Kraemer et al., 2002; MĆŗjika & Padilla, 2001).
En definitiva, se ha observado una disminuciĆ³n de la fuerza tanto en cortos como en largos periodos de desentrenamiento, pero la pĆ©rdida es variable en magnitud dependiendo de aspectos como la longitud del perĆodo de entrenamiento previo, el tipo de tests de fuerza usado y el grupo muscular especĆfico examinado (Fleck & Kraemer, 2004).
Por el contrario, en una investigaciĆ³n con estudiantes de Ciencias del Deporte repartidos en dos grupos, uno que realizĆ³ un programa de entrenamiento de fuerza de 8 semanas con cargas regulares y otro con cargas concentradas, ambos grupos mantuvieron las ganancias obtenidas en el peso levantado, la fuerza mĆ”xima y la fuerza media total en 1RM en media sentadilla con el programa de entrenamiento un mes despuĆ©s, e incluso las superaron en el segundo mes. Sin embargo, la potencia mĆ”xima en 1RM en sentadilla disminuyĆ³, siendo la disminuciĆ³n significativa para el grupo de entrenamiento con cargas concentradas. En cuanto a la potencia media total en el 1RM en sentadilla, despuĆ©s de un mes de la finalizaciĆ³n del tratamiento, ambos grupos obtuvieron resultados inferiores a los del final del programa de entrenamiento, y tras el segundo mes, el grupo de cargas regulares recuperĆ³ las ganancias conseguidas al final del mismo, mientras el grupo de cargas concentradas consiguiĆ³ alcanzar valores ligeramente superiores a los obtenidos en la evaluaciĆ³n inicial (AceƱa, 2005).
EFECTOS DEL DESENTRENAMIENTO SOBRE LA FUERZA EXPLOSIVA Y POTENCIA
Por su parte, los efectos del desentrenamiento en las acciones mĆ”s especĆficas del deporte (por ejemplo, los saltos) han sido todavĆa poco estudiados (Fleck & Kraemer, 2004). Colliander y Tesch (1992), en el estudio citado anteriormente, en el que dos grupos de varones entrenaron durante 12 semanas, uno de forma concĆ©ntrica y el otro de forma excĆ©ntrica-concĆ©ntrica, experimentaron una mejora en el salto del 4,3% y 8%, respectivamente. 12 semanas despuĆ©s, y a pesar de que esta mejora se redujo un 1,5% para el grupo concĆ©ntrico y un 3,5% para el excĆ©ntrico-concĆ©ntrico, estos cambios no fueron significativos.
En el trabajo de investigaciĆ³n de JuĆ”rez (2006), citado anteriormente, en el que 23 estudiantes de Ciencias del Deporte de ambos sexos llevaron a cabo un entrenamiento de fuerza mĆ”xima y potencia durante 8 semanas, con 2 sesiones de entrenamiento semanales, tras un perĆodo de desentrenamiento de 4 semanas se produjo una reducciĆ³n en la capacidad de salto y en la capacidad de aceleraciĆ³n en carrera, aunque estos cambios no fueron significativos.
En el estudio citado anteriormente de GarcĆa et al. (2004) con jugadores de fĆŗtbol y voleibol, la potencia del tren inferior, analizada mediante un test de salto vertical, experimentĆ³ una tendencia hacia el incremento con el desentrenamiento en fuerza incluso hasta 7 semanas despuĆ©s de haber finalizado el programa de entrenamiento. Respecto a la potencia del tren superior, analizada mediante lanzamiento de balĆ³n medicinal, los futbolistas experimentaron un incremento de un 2,3% una semana despuĆ©s del programa, un 4,6% a las 2 semanas y un 3,8% a las 7 semanas. Por su parte, los jugadores de voleibol, en la primera semana tras finalizar el programa tuvieron una ligera disminuciĆ³n del 0,2% respecto a la ganancia que habĆan logrado, pero a las 2 semanas, el incremento respecto a esa ganancia fue del 1,7%, mientras que a las 7 semanas, esa mejora obtenida con el entrenamiento habĆa disminuido un 4,7%. Como se comentĆ³ anteriormente con respecto al comportamiento de la fuerza mĆ”xima en este estudio, estos efectos retardados podrĆan verse influidos por las evaluaciones realizadas durante el perĆodo de desentrenamiento de fuerza (a la semana, a las 2 semanas, a las 3 semanas y a las 7 semanas), y por la prĆ”ctica habitual de su deporte por parte de los participantes en el estudio.
En el caso de encontrarse mejoras en determinadas acciones explosivas varias semanas despuĆ©s de haber finalizado un programa de entrenamiento (“efecto retardado”), dichas mejoras podrĆan estar asociadas a la respuesta a la fatiga central de tipo residual (GarcĆa et al., 2005). De cualquier manera, parece ser que los sujetos menos aptos deportivamente, necesitan mayor tiempo para manifestar efectos retardados (GarcĆa et al., 2004).
Por otra parte, en un estudio en el que se realizaron 24 semanas de entrenamiento realizando movimientos tipo sentadilla con el 70-100% de 1RM, con una frecuencia de 3 sesiones/semana, se mejorĆ³ el salto vertical un 13%. A pesar de que tras 12 semanas de desentrenamiento esta mejora disminuyĆ³, la capacidad de salto todavĆa seguĆa siendo un 2% superior al valor previo al programa de entrenamiento (HƤkkinen & Komi, 1985a). En otra investigaciĆ³n en la que se realizĆ³, tambiĆ©n durante 24 semanas, un entrenamiento de saltos con y sin sobrecarga aƱadida, la capacidad de salto vertical se incrementĆ³ un 17%, mientras que 12 semanas despuĆ©s del tratamiento experimental, era todavĆa un 10% superior al valor pre-entrenamiento (HƤkkinen & Komi, 1985b). TambiĆ©n se observĆ³, en un estudio con levantadores de potencia y jugadores de fĆŗtbol americano, que tras 2 semanas de desentrenamiento la capacidad de salto incrementĆ³ ligeramente, aunque este incremento no fue significativo (Hortobagyi et al., 1993).
En cualquier caso, se ha manifestado que el desentrenamiento de fuerza a corto plazo no parece afectar de forma significativa la capacidad de salto vertical, mientras que sĆ se encuentran disminuciones mĆ”s importantes con periodos largos de desentrenamiento (Fleck & Kraemer, 2004).
Por tanto, en algunos estudios se plantea la realizaciĆ³n durante la temporada de 1 o 2 sesiones semanales de entrenamiento de fuerza y potencia (en funciĆ³n del estado de entrenamiento) para mantener unos adecuados niveles de potencia (Masters, 2001). De cualquier manera se ha sugerido tambiĆ©n que si un objetivo del entrenamiento es el mantenimiento del rendimiento en estos gestos explosivos propios del deporte, su realizaciĆ³n debe ser incluida en el entrenamiento, y el entrenamiento habitual de temporada de cada disciplina deportiva puede ser suficiente para no experimentar pĆ©rdidas significativas en estas acciones (Fleck & Kraemer, 2004; Schneider, Arnold, Martin, Bell, & Crocker, 1998).
CONCLUSIONES
Los efectos del desentrenamiento sobre la fuerza no parecen estar demasiado claros. En general, suele producirse una disminuciĆ³n de la fuerza tanto con periodos de desentrenamiento cortos como largos, pero la variedad de factores que se deben tener en cuenta, pueden llevar al estudio de cada situaciĆ³n de una forma un tanto individualizada, ya que se debe considerar la duraciĆ³n del perĆodo de desentrenamiento, si Ć©ste implica una interrupciĆ³n total o no del entrenamiento, las caracterĆsticas del entrenamiento realizado anteriormente, el nivel de los sujetos o la manifestaciĆ³n de fuerza evaluada. Respecto a esta Ćŗltima cuestiĆ³n, existen menos estudios relacionados con los efectos del desentrenamiento sobre las acciones mĆ”s especĆficas del deporte. Lo que sĆ parece estar claro es que, a pesar de las reducciones en la fuerza, los niveles continĆŗan siendo superiores a los que se tenĆan antes del comienzo del entrenamiento. En ocasiones, se han encontrado mejoras en la fuerza despuĆ©s de varias semanas de entrenamiento, estando esto relacionado con el denominado “efecto retardado”. Por todo esto, se necesita mĆ”s investigaciĆ³n que intente aclarar en mayor medida este fenĆ³meno tan importante de cara a la optimizaciĆ³n del rendimiento deportivo.
Se puede definir el desentrenamiento de la fuerza como la cesaciĆ³n del entrenamiento con resistencias o la significativa reducciĆ³n del volumen de entrenamiento, de la intensidad o de la frecuencia, resultando en un rendimiento reducido (reducciĆ³n de la fuerza, potencia, hipertrofia o resistencia muscular local) (Kraemer & Ratamess, 2003). En este proceso pueden ocurrir alteraciones en la actividad hormonal y cambios en la funciĆ³n muscular y neural.
Parece que la duraciĆ³n del perĆodo de desentrenamiento es importante para la magnitud del cambio asĆ como el estado de entrenamiento del individuo (Kraemer & Ratamess, 2005). Se han encontrado elevaciones significativas en concentraciones de reposo de GH (hormona de crecimiento), testosterona e Ćndice testosterona/cortisol con una reducciĆ³n significativa del cortisol, tras dos semanas de desentrenamiento en levantadores de potencia y jugadores de fĆŗtbol americano entrenados (Hortobagyi et al., 1993). Se ha hipotetizado que esta elevaciĆ³n en las concentraciones de hormona anabĆ³lica estaba relacionada con la capacidad del cuerpo para combatir los procesos catabĆ³licos asociados con el desentrenamiento y se ha sugerido que el desentrenamiento a corto plazo puede representar un estĆmulo aumentado para remodelar y reparar tejidos.
Sin embargo, estos incrementos han sido sĆ³lo mostrados durante desentrenamiento a corto plazo. Se han observado tambiĆ©n cambios significativos en testosterona, GH, LH (hormona luteinizante), SHBG (globulina ligada a la hormona sexual), cortisol o ACTH (hormona adrenocorticotrĆ³pica) tras seis semanas de desentrenamiento en hombres entrenados recreacionalmente (Kraemer et al., 2002). Sin embargo, no se han apreciado cambios en cortisol, SHBG y LH tras ocho semanas de desentrenamiento en mujeres (HƤkkinen et al., 1990).
EFECTOS DEL DESENTRENAMIENTO SOBRE LA FUERZA MĆXIMA
Los periodos de desentrenamiento superiores a ocho semanas han mostrado reducciones significativas en el Ćndice T/C (testosterona/cortisol), el cual correlacionĆ³ fuertemente con las disminuciones de fuerza (Alen, Pakarinen, HƤkkinen, & Komi, 1988; HƤkkinen, Pakarinen, Alen, & Komi, 1985) y las elevaciones en T4 (tiroxina) (Pakarinen, Alen, HƤkkinen, & Komi, 1988). Estos cambios hormonales coinciden con periodos de atrofia muscular (Hortobagyi et al., 1993) e indican un papel hormonal en el tamaƱo del mĆŗsculo y las reducciones de fuerza observadas durante periodos de desentrenamiento.
En muchos casos, se ha observado tambiĆ©n que la cesaciĆ³n completa del entrenamiento de pesas resulta en una inmediata disminuciĆ³n de la fuerza (Fleck & Kraemer, 2004; Kraemer, 2002). Se ha comprobado que, en reposo absoluto, el mĆŗsculo puede perder hasta un 30% de su fuerza en el transcurso de una semana (Weineck, 2005: 236). De forma muy general se puede decir que un aumento de la fuerza adquirido rĆ”pidamente se pierde con igual rapidez una vez que se interrumpe el entrenamiento (Weineck, 2005: 235). Sin embargo, algunos autores han afirmado que esta disminuciĆ³n ocurre con un ritmo mĆ”s lento en relaciĆ³n con el correspondiente al del incremento previo de fuerza (Morehouse, 1967; Rasch & Morehouse, 1957; Waldman & Stull, 1969). En cambio, un nivel de fuerza elevado adquirido durante aƱos se pierde de forma muy progresiva (Weineck, 2005: 236).
En un estudio en el que 23 estudiantes de Ciencias del Deporte de ambos sexos llevaron a cabo un entrenamiento de fuerza mƔxima y potencia durante 8 semanas, con 2 sesiones de entrenamiento semanales, se encontraron mejoras significativas al finalizar el entrenamiento en la fuerza mƔxima en 1RM en sentadilla, produciƩndose, tras 4 semanas de desentrenamiento, un empeoramiento significativo respecto a las ganancias experimentadas con el entrenamiento (JuƔrez, 2006).
A pesar de la pĆ©rdida de fuerza con periodos de desentrenamiento tanto cortos como largos, el nivel de fuerza normalmente continĆŗa siendo superior a los niveles pre-entrenamiento (Faigenbaum et al., 1996; HƤkkinen, Alen, Kallinen, Newton, & Kraemer, 2002; HƤkkinen, Alen, & Komi, 1985; HƤkkinen & Komi, 1983; HƤkkinen, Komi, & Alen, 1985; Lemmer et al., 2000; Staron, Hagerman, & Hikida, 1981; Taafe & Marcus, 1997).
En un estudio en el que participaron jugadores de fĆŗtbol y de voleibol, quienes realizaron, aparte de su entrenamiento habitual, 2 sesiones semanales de entrenamiento de fuerza durante 7 semanas, manifestaron incrementos en la fuerza mĆ”xima de los miembros inferiores hasta 3 semanas despuĆ©s de finalizado el programa, manteniĆ©ndose Ć©sta por 4 semanas. En cuanto a la fuerza mĆ”xima de los miembros superiores, los mejores resultados se obtienen una semana despuĆ©s de la interrupciĆ³n del tratamiento experimental, no iniciĆ”ndose la pĆ©rdida de fuerza hasta 3 semanas despuĆ©s de finalizar el programa. Cabe destacar que, tras 7 semanas despuĆ©s de finalizado el programa, los niveles de fuerza se mantenĆan aĆŗn por encima del nivel inicial a pesar de no haber realizado durante este tiempo entrenamiento especĆfico de fuerza. De todas formas, hay que considerar que esto podĆa haberse debido a que durante estas semanas de desentrenamiento de la fuerza, se realizaron varias evaluaciones (a la semana, a las 2 semanas, a las 3 semanas y a las 7 semanas), ademĆ”s de que los sujetos continuaban con la prĆ”ctica habitual de su deporte. Estas dos circunstancias pudieron contribuir a que la pĆ©rdida fuera mĆ”s lenta (GarcĆa et al., 2004).
Se ha observado que la fuerza puede ser mejorada sobre un perĆodo de desentrenamiento de 6 semanas realizando tan sĆ³lo una serie de 1RM y entrenando un solo dĆa por semana (Berger, 1962). Por otra parte se ha manifestado que, tras un programa de 5 semanas de entrenamiento de pesas, y 20 semanas de temporada en baloncesto, durante las que no se realizĆ³ entrenamiento de pesas, no se observan cambios significativos en el 1RM en sentadilla y press de banca (Hoffman, Fry, Howard, Maresh, & Kraemer, 1991). Esto sugiere que la realizaciĆ³n de un adecuado programa de entrenamiento de fuerza durante la pretemporada en disciplinas como los deportes de equipo, junto con una buena planificaciĆ³n posterior del entrenamiento especĆfico del deporte, puede ser suficiente para garantizar adecuados niveles de fuerza durante toda la temporada. En cualquier caso, tambiĆ©n se ha indicado en otro estudio que la reducciĆ³n de la intensidad o el volumen de entrenamiento de fuerza durante la temporada puede afectar negativamente algunos factores de rendimiento en jugadores de voleibol (HƤkkinen, Alen, & Komi, 1985). Sin embargo, es necesaria una mayor investigaciĆ³n sobre estos aspectos en este tipo de deportes, y tener en cuenta muchos aspectos, como la duraciĆ³n y volumen de trabajo del programa de entrenamiento previo de fuerza, el nivel de los sujetos, su participaciĆ³n en competiciones durante la temporada.
En otro trabajo en el que dos grupos de varones entrenaron durante 12 semanas, un grupo con entrenamiento concĆ©ntrico, y otro con entrenamiento excĆ©ntrico-concĆ©ntrico, se encontraron mejoras en media sentadilla del 14% y 22% respectivamente. 12 semanas despuĆ©s de la finalizaciĆ³n del tratamiento experimental el grupo concĆ©ntrico experimentĆ³ una disminuciĆ³n de un 0,7%, mientras que el caso del grupo de entrenamiento excĆ©ntrico-concĆ©ntrico la disminuciĆ³n fue de un 4,3%. Sin embargo, estos cambios no fueron significativos (Colliander & Tesch, 1992).
Por otro lado, se ha constatado que la fuerza adquirida permanece durante mĆ”s tiempo si el aumento es resultado no sĆ³lo de la inervaciĆ³n de mĆ”s unidades motoras, sino tambiĆ©n de un crecimiento de la masa muscular (Adam & Verkhoshansky, 1974: 90; citado por Weineck, 2005). AdemĆ”s, cuando el entrenamiento de pesas involucra acciones concĆ©ntricas-excĆ©ntricas, la disminuciĆ³n de la fuerza parece ser menor que cuando es sĆ³lo concĆ©ntrico, incluso cuando el volumen de repeticiones concĆ©ntricas es el doble que el de las acciones concĆ©ntricas-excĆ©ntricas, de tal forma que el nĆŗmero de movimientos sea similar (Dudley, Tesch, Miller, & Buchannan, 1991).
Sin embargo, parece haberse demostrado que la fuerza y potencia excĆ©ntrica pueden ser mĆ”s sensibles al desentrenamiento sobre unas pocas semanas, especialmente en atletas entrenados (Kraemer et al., 2002; MĆŗjika & Padilla, 2001).
En definitiva, se ha observado una disminuciĆ³n de la fuerza tanto en cortos como en largos periodos de desentrenamiento, pero la pĆ©rdida es variable en magnitud dependiendo de aspectos como la longitud del perĆodo de entrenamiento previo, el tipo de tests de fuerza usado y el grupo muscular especĆfico examinado (Fleck & Kraemer, 2004).
Por el contrario, en una investigaciĆ³n con estudiantes de Ciencias del Deporte repartidos en dos grupos, uno que realizĆ³ un programa de entrenamiento de fuerza de 8 semanas con cargas regulares y otro con cargas concentradas, ambos grupos mantuvieron las ganancias obtenidas en el peso levantado, la fuerza mĆ”xima y la fuerza media total en 1RM en media sentadilla con el programa de entrenamiento un mes despuĆ©s, e incluso las superaron en el segundo mes. Sin embargo, la potencia mĆ”xima en 1RM en sentadilla disminuyĆ³, siendo la disminuciĆ³n significativa para el grupo de entrenamiento con cargas concentradas. En cuanto a la potencia media total en el 1RM en sentadilla, despuĆ©s de un mes de la finalizaciĆ³n del tratamiento, ambos grupos obtuvieron resultados inferiores a los del final del programa de entrenamiento, y tras el segundo mes, el grupo de cargas regulares recuperĆ³ las ganancias conseguidas al final del mismo, mientras el grupo de cargas concentradas consiguiĆ³ alcanzar valores ligeramente superiores a los obtenidos en la evaluaciĆ³n inicial (AceƱa, 2005).
EFECTOS DEL DESENTRENAMIENTO SOBRE LA FUERZA EXPLOSIVA Y POTENCIA
Por su parte, los efectos del desentrenamiento en las acciones mĆ”s especĆficas del deporte (por ejemplo, los saltos) han sido todavĆa poco estudiados (Fleck & Kraemer, 2004). Colliander y Tesch (1992), en el estudio citado anteriormente, en el que dos grupos de varones entrenaron durante 12 semanas, uno de forma concĆ©ntrica y el otro de forma excĆ©ntrica-concĆ©ntrica, experimentaron una mejora en el salto del 4,3% y 8%, respectivamente. 12 semanas despuĆ©s, y a pesar de que esta mejora se redujo un 1,5% para el grupo concĆ©ntrico y un 3,5% para el excĆ©ntrico-concĆ©ntrico, estos cambios no fueron significativos.
En el trabajo de investigaciĆ³n de JuĆ”rez (2006), citado anteriormente, en el que 23 estudiantes de Ciencias del Deporte de ambos sexos llevaron a cabo un entrenamiento de fuerza mĆ”xima y potencia durante 8 semanas, con 2 sesiones de entrenamiento semanales, tras un perĆodo de desentrenamiento de 4 semanas se produjo una reducciĆ³n en la capacidad de salto y en la capacidad de aceleraciĆ³n en carrera, aunque estos cambios no fueron significativos.
En el estudio citado anteriormente de GarcĆa et al. (2004) con jugadores de fĆŗtbol y voleibol, la potencia del tren inferior, analizada mediante un test de salto vertical, experimentĆ³ una tendencia hacia el incremento con el desentrenamiento en fuerza incluso hasta 7 semanas despuĆ©s de haber finalizado el programa de entrenamiento. Respecto a la potencia del tren superior, analizada mediante lanzamiento de balĆ³n medicinal, los futbolistas experimentaron un incremento de un 2,3% una semana despuĆ©s del programa, un 4,6% a las 2 semanas y un 3,8% a las 7 semanas. Por su parte, los jugadores de voleibol, en la primera semana tras finalizar el programa tuvieron una ligera disminuciĆ³n del 0,2% respecto a la ganancia que habĆan logrado, pero a las 2 semanas, el incremento respecto a esa ganancia fue del 1,7%, mientras que a las 7 semanas, esa mejora obtenida con el entrenamiento habĆa disminuido un 4,7%. Como se comentĆ³ anteriormente con respecto al comportamiento de la fuerza mĆ”xima en este estudio, estos efectos retardados podrĆan verse influidos por las evaluaciones realizadas durante el perĆodo de desentrenamiento de fuerza (a la semana, a las 2 semanas, a las 3 semanas y a las 7 semanas), y por la prĆ”ctica habitual de su deporte por parte de los participantes en el estudio.
En el caso de encontrarse mejoras en determinadas acciones explosivas varias semanas despuĆ©s de haber finalizado un programa de entrenamiento (“efecto retardado”), dichas mejoras podrĆan estar asociadas a la respuesta a la fatiga central de tipo residual (GarcĆa et al., 2005). De cualquier manera, parece ser que los sujetos menos aptos deportivamente, necesitan mayor tiempo para manifestar efectos retardados (GarcĆa et al., 2004).
Por otra parte, en un estudio en el que se realizaron 24 semanas de entrenamiento realizando movimientos tipo sentadilla con el 70-100% de 1RM, con una frecuencia de 3 sesiones/semana, se mejorĆ³ el salto vertical un 13%. A pesar de que tras 12 semanas de desentrenamiento esta mejora disminuyĆ³, la capacidad de salto todavĆa seguĆa siendo un 2% superior al valor previo al programa de entrenamiento (HƤkkinen & Komi, 1985a). En otra investigaciĆ³n en la que se realizĆ³, tambiĆ©n durante 24 semanas, un entrenamiento de saltos con y sin sobrecarga aƱadida, la capacidad de salto vertical se incrementĆ³ un 17%, mientras que 12 semanas despuĆ©s del tratamiento experimental, era todavĆa un 10% superior al valor pre-entrenamiento (HƤkkinen & Komi, 1985b). TambiĆ©n se observĆ³, en un estudio con levantadores de potencia y jugadores de fĆŗtbol americano, que tras 2 semanas de desentrenamiento la capacidad de salto incrementĆ³ ligeramente, aunque este incremento no fue significativo (Hortobagyi et al., 1993).
En cualquier caso, se ha manifestado que el desentrenamiento de fuerza a corto plazo no parece afectar de forma significativa la capacidad de salto vertical, mientras que sĆ se encuentran disminuciones mĆ”s importantes con periodos largos de desentrenamiento (Fleck & Kraemer, 2004).
Por tanto, en algunos estudios se plantea la realizaciĆ³n durante la temporada de 1 o 2 sesiones semanales de entrenamiento de fuerza y potencia (en funciĆ³n del estado de entrenamiento) para mantener unos adecuados niveles de potencia (Masters, 2001). De cualquier manera se ha sugerido tambiĆ©n que si un objetivo del entrenamiento es el mantenimiento del rendimiento en estos gestos explosivos propios del deporte, su realizaciĆ³n debe ser incluida en el entrenamiento, y el entrenamiento habitual de temporada de cada disciplina deportiva puede ser suficiente para no experimentar pĆ©rdidas significativas en estas acciones (Fleck & Kraemer, 2004; Schneider, Arnold, Martin, Bell, & Crocker, 1998).
CONCLUSIONES
Los efectos del desentrenamiento sobre la fuerza no parecen estar demasiado claros. En general, suele producirse una disminuciĆ³n de la fuerza tanto con periodos de desentrenamiento cortos como largos, pero la variedad de factores que se deben tener en cuenta, pueden llevar al estudio de cada situaciĆ³n de una forma un tanto individualizada, ya que se debe considerar la duraciĆ³n del perĆodo de desentrenamiento, si Ć©ste implica una interrupciĆ³n total o no del entrenamiento, las caracterĆsticas del entrenamiento realizado anteriormente, el nivel de los sujetos o la manifestaciĆ³n de fuerza evaluada. Respecto a esta Ćŗltima cuestiĆ³n, existen menos estudios relacionados con los efectos del desentrenamiento sobre las acciones mĆ”s especĆficas del deporte. Lo que sĆ parece estar claro es que, a pesar de las reducciones en la fuerza, los niveles continĆŗan siendo superiores a los que se tenĆan antes del comienzo del entrenamiento. En ocasiones, se han encontrado mejoras en la fuerza despuĆ©s de varias semanas de entrenamiento, estando esto relacionado con el denominado “efecto retardado”. Por todo esto, se necesita mĆ”s investigaciĆ³n que intente aclarar en mayor medida este fenĆ³meno tan importante de cara a la optimizaciĆ³n del rendimiento deportivo.
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