La mayorĆa de los culturistas de competiciĆ³n consideran que las leyes que no les permiten lograr el mĆ”ximo desarrollo muscular son injustas....
La mayorĆa de los culturistas de competiciĆ³n consideran que las leyes que no les permiten lograr el mĆ”ximo desarrollo muscular son injustas.
La sociedad sanciona a los culturistas que toman anabolizantes con la finalidad de obtener el mĆ”ximo desarrollo muscular. PodrĆamos criticar y juzgar a una sociedad formada, en su inmensa mayorĆa, por cafeinĆ³manos, fumoinĆ³manos y lipidĆ³manos...; en consecuencia, sin suficiente autoridad moral para decidirnos que debemos hacer.
Sin embargo, la base del problema reside en la libertad.
El famoso fisicoculturista americano Mentzer, reclama el uso y el derecho a tomar anabolizantes porque segĆŗn Ć©l "es libre de hacer lo que le dĆ© la gana con su existencia...". Su opiniĆ³n es personal, por lo tanto, subjetiva.
Si actuamos con tolerancia debemos respetar a todos aquellos que opinan que su existencia no les pertenecen.
Los cristianos consideran que sus vidas pertenecen a Dios. Los humanistas que forman parte de una sociedad y que nos debemos en gran parte a ella.
En el supuesto de que el culturista no sea ni cristiano, ni humanista, si no un individuo profundamente individualista tambiĆ©n podrĆamos poner en duda su libertad desde un punto de vista filosĆ³fico o psicolĆ³gico.
Creo que hablar de la libertad es un tĆ³pico. Spinoza escribiĆ³ en una ocasiĆ³n: "Si la piedra que cae tuviera conciencia de ella misma creerĆa caer libremente...". Lo que Spinoza sostiene es que la nociĆ³n de una voluntad libre que actĆŗa segĆŗn del bien y del mal son nociones ilusorias, mutiladas y confusas.
Los psicĆ³logos afirman que sĆ³lo puede considerarse libre (hasta cierto grado) aquel que ha tomado posesiĆ³n de sĆ mismo, o dicho de otro modo, aquel que no le domina la pasiĆ³n.
¿El culturista que tiene una imperiosa necesidad de desarrollarse para que lo aplaudan o admiren porque posee un gran sentimiento de inferioridad se puede considerar libre?
La sociedad sanciona a los culturistas que toman anabolizantes con la finalidad de obtener el mĆ”ximo desarrollo muscular. PodrĆamos criticar y juzgar a una sociedad formada, en su inmensa mayorĆa, por cafeinĆ³manos, fumoinĆ³manos y lipidĆ³manos...; en consecuencia, sin suficiente autoridad moral para decidirnos que debemos hacer.
Sin embargo, la base del problema reside en la libertad.
El famoso fisicoculturista americano Mentzer, reclama el uso y el derecho a tomar anabolizantes porque segĆŗn Ć©l "es libre de hacer lo que le dĆ© la gana con su existencia...". Su opiniĆ³n es personal, por lo tanto, subjetiva.
Si actuamos con tolerancia debemos respetar a todos aquellos que opinan que su existencia no les pertenecen.
Los cristianos consideran que sus vidas pertenecen a Dios. Los humanistas que forman parte de una sociedad y que nos debemos en gran parte a ella.
En el supuesto de que el culturista no sea ni cristiano, ni humanista, si no un individuo profundamente individualista tambiĆ©n podrĆamos poner en duda su libertad desde un punto de vista filosĆ³fico o psicolĆ³gico.
Creo que hablar de la libertad es un tĆ³pico. Spinoza escribiĆ³ en una ocasiĆ³n: "Si la piedra que cae tuviera conciencia de ella misma creerĆa caer libremente...". Lo que Spinoza sostiene es que la nociĆ³n de una voluntad libre que actĆŗa segĆŗn del bien y del mal son nociones ilusorias, mutiladas y confusas.
Los psicĆ³logos afirman que sĆ³lo puede considerarse libre (hasta cierto grado) aquel que ha tomado posesiĆ³n de sĆ mismo, o dicho de otro modo, aquel que no le domina la pasiĆ³n.
¿El culturista que tiene una imperiosa necesidad de desarrollarse para que lo aplaudan o admiren porque posee un gran sentimiento de inferioridad se puede considerar libre?
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