Dieta baja en calorías y ejercicio moderado como claves para una mejor salud
La edad, factor de riesgo de multitud de enfermedades, no afecta por igual a todos. Sobre la lotería genética actúa el estilo de vida, pero, ¿de qué forma? La evidencia apunta que adoptar hábitos cardiosaludables es la forma más efectiva de restar años a los años. Mientras tanto, los investigadores buscan objetivos sobre los que desplegar nuevas estrategias que aspiran a convertirse en el elixir de la eterna juventud.
Entre las medidas antienvejecimiento más nombradas se encuentra la teoría de la restricción calórica, sustentada por un nuevo estudio que se presentó en la reunión de la Sociedad Americana de Biología celebrada en diciembre en San Francisco, California (USA). Los autores, de la Universidad Concordia, en Montreal (Canadá), utilizaron como modelo de investigación a la levadura Saccharomyces cerevisiae. Identificaron un mecanismo común al metabolismo de los lípidos y la esperanza de vida y evaluaron el efecto de una nutrición híper e hipocalórica.
Demasiadas calorías
Una dieta rica en calorías suprime la oxidación de los ácidos grasos en peroximas. Si este proceso se elimina, aumenta el depósito de los ácidos grasos en los lípidos del organismo. La restricción calórica, sin embargo, junto con ciertas mutaciones genéticas, provocaría una serie de cambios en el metabolismo de las grasas que aumentarían la longevidad.
Los beneficios de la restricción calórica se han observado en estudios en roedores. El por qué de su efecto rejuvenecedor residiría, según algunos, en una reducción en la segregación de la hormona tiroidea triiodotironina (T3).
En humanos, investigadores de la Universidad de San Luis, Missouri (USA) han comprobado que la eliminación de entre 300 y 500 calorías de la dieta diaria lograría esta diminución de la hormona T3. Sin embargo, reconocen la limitación de su estudio, aparecido en Rejuvenation Research, dado que es necesario corroborar que esta hormona está realmente vinculada al envejecimiento.
Pero también el ejercicio, en concreto el aeróbico, se ha relacionado con una ralentización del envejecimiento. Las personas que realizan una actividad física regular están más protegidas frente a enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, hipertensión arterial (HTA), obesidad y osteoporosis. Investigadores del King’s College de Londres (Reino Unido) sugieren que la inactividad reduciría la esperanza de vida, no sólo aumentando la predisposición a enfermedades asociadas a edad, sino porque aceleraría el envejecimiento. Su afirmación se apoya en los resultados de su investigación, publicada en Archives of Internal Medicine, para la que se midió la longitud de los telómeros de los leucocitos (marcador del envejecimiento biológico) de 2.400 gemelos.
Así, se vio que el ejercicio sería una eficaz medida antienvejecimiento. Los autores sugieren que el estrés oxidativo y la inflamación son probablemente los mecanismos a través de los que el sedentarismo hace envejecer antes.
Fallos cognitivos
También dieta sana y ejercicio regular serían eficaces frente a los fallos cognitivos achacables al envejecimiento cerebral. Un estudio de la Universidad de Columbia publicado a finales de diciembre señala que mantener la glucosa en niveles normales sería una eficaz medida contra este proceso.
Dieta, ejercicio y, en su caso, fármacos frenarían los fallos en la memoria asociados a la ancianidad (ver información inferior).
El coordinador del Grupo de Conductas y Demencias de la Sociedad Española de Neurología, Pablo Martínez-Lage, resalta que el trabajo es una prueba más de que cuidar el corazón es beneficioso para el cerebro. El envejecimiento de este órgano se manifiesta con una menor agilidad cognitiva que se diferencia del deterioro propio del Alzheimer. "En este proceso influyen hábitos de vida y factores de riesgo, como HTA, diabetes, consumo de tóxicos y genética. Además, cuando un cerebro está más envejecido es más fácil que el Alzheimer se manifieste antes o más agresivamente.
Ejercicio físico y Alzheimer
Un estudio realizado por investigadores estadounidenses sobre 121 personas por encima de los 60 años de edad, entre los que la mitad estaban en estadios tempranos de la enfermedad de Alzheimer, muestra que aquellos que estaban en peor forma presentaban cuatro veces mayor daño cerebral. Las conclusiones fueron publicadas en The Journal of Neurology. Adicionalmente el Alzheimer's Research Trust afirmo que otras investigaciones demostraban que el ejercicio físico reducía el riesgo de demencia.
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