En medio de crĆticas por conflicto de intereses y de un pĆrrico apoyo popular a su gestiĆ³n, Arnold Schwarzenegger firmĆ³ el pasado viernes un...
En medio de crĆticas por conflicto de intereses y de un pĆrrico apoyo popular a su gestiĆ³n, Arnold Schwarzenegger firmĆ³ el pasado viernes una ley que prohĆbe el consumo de suplementos y esteroides para la mejora del rendimiento deportivo en las escuelas de bachillerato.
El documento, llamado SB 37, tambiĆ©n obligarĆ” al estado de California a confeccionar una lista con los suplementos prohibidos -basada en una ya existente de la agencia federal que controla a los atletas olĆmpicos- y a los casi 700.000 deportistas en edad escolar a firmar un compromiso de rechazo. Asimismo, los fabricantes no podrĆ”n hacer promociĆ³n de sus productos en eventos escolares y se forzarĆ” a los entrenadores a someterse a un curso educativo sobre su impacto.
De esta forma, el gobierno de Schwarzeneger se sitĆŗa a la cabeza de la lucha contra los esteroides anabolizantes, un mal endĆ©mico entre algunos deportistas de elite del paĆs. El aƱo pasado cuatro jugadores de los Oakland Raiders, de la liga profesional de fĆŗtbol americano, no pasaron las pruebas que se hacen regularmente.
Las estrellas de bĆ©isbol Barry Bonds y Jason Giambi tambiĆ©n fueron objeto de una investigaciĆ³n. Este hecho provocĆ³ que la liga profesional de bĆ©isbol tomara cartas en el asunto, y mĆ”s despuĆ©s de la publicaciĆ³n de las memorias de JosĆ© Canseco, uno de sus jugadores mĆ”s populares, en las confesaba haberse dopado con esteroides junto a otros compaƱeros.
El mismo presidente George W. Bush, que en su dĆa fue propietario de los Texas Rangers, un club profesional de bĆ©isbol, dejĆ³ claro que es un problema nacional, durante el Ćŗltimo discurso del estado de la naciĆ³n. Schwarzenegger fue durante dĆ©cadas culturista profesional, una profesiĆ³n que, sin hacer mucho ruido, vive de los esteroides.Sus detractores dudan de las motivaciones del gobernador para firmar la ley, no sĆ³lo por haberla vetado el aƱo pasado, argumentando que «la mayorĆa de los suplementos son seguros», sino porque Ć©l mismo nunca ha negado que los tomĆ³. Ni siquiera se ha arrepentido.
Su defensa mĆ”s contundente ha sido siempre que su consumo ocurriĆ³ antes de 1991, cuando se aprobĆ³ el llamado Anabolic Steroid Control Act, que ilegalizaba su venta e importaciĆ³n. «Entonces era algo nuevo», dijo el ex actor, que en la segunda mitad de la dĆ©cada de los 90 se sometiĆ³ a una operaciĆ³n a corazĆ³n abierto por problemas en una de sus vĆ”lvulas. NegĆ³ que los problemas fueran consecuencia del uso de sustancias prohibidas. Lo que mĆ”s ha molestado a la opiniĆ³n pĆŗblica ha sido precisamente su cambio de discurso desde el aƱo pasado: «Pueden crear problemas de salud y una ventaja competitiva injusta», razonĆ³ con su marcado acento alemĆ”n la semana pasada, durante una rueda de prensa en la que no admitiĆ³ preguntas.
Dicho cambio viene auspiciado, se cree, por el fin de su polĆ©mica relaciĆ³n comercial con American Media hace tres meses. Se trata de una empresa que edita dos publicaciones de culturismo (Muscle & Fitness y Flex), por la que iba a recibir entre cinco y ocho millones de dĆ³lares durante un lustro. De todos es sabido que dichas revistas viven de la publicidad de los fabricantes de suplementos para el desarrollo muscular. Estos, a travĆ©s de distintas organizaciones del gremio, ya han lanzado un desgarrador grito de protesta advirtiendo que la ley les perjudica porque es demasiado general y puede disminuir la confianza en suplementos como las vitaminas.
La senadora demĆ³crata Jackie Speier, impulsora de la nueva ley, ha calificado de epidemia el consumo entre los adolescentes que se afanan por parecerse a sus Ćdolos y emprender carreras millonarias.Una encuesta de la Universidad de Michigan realizada el aƱo pasado mostraba que el 3,4 % de los alumnos de 14 aƱos habĆa consumido esteroides, un 2% mĆ”s que la dĆ©cada anterior.
Hace dos aƱos, el suicidio de Efraim Marrero, un joven jugador de fĆŗtbol americano de 19 aƱos, consternĆ³ a la opiniĆ³n pĆŗblica.Su madre, Brenda, una de las voces mĆ”s prominentes en conseguir que Schwarzenegger cambiara de opiniĆ³n y firmara la nueva ley, asegura que fueron los esteroides que su hijo consumĆa la causa principal de su muerte. Ahora, tras la estampa de Schwarzenegger, una feliz Marrero ha declarado que el gobernador «no tenĆa otra opciĆ³n» que firmar la ley este aƱo debido a sus problemas polĆticos.
El documento, llamado SB 37, tambiĆ©n obligarĆ” al estado de California a confeccionar una lista con los suplementos prohibidos -basada en una ya existente de la agencia federal que controla a los atletas olĆmpicos- y a los casi 700.000 deportistas en edad escolar a firmar un compromiso de rechazo. Asimismo, los fabricantes no podrĆ”n hacer promociĆ³n de sus productos en eventos escolares y se forzarĆ” a los entrenadores a someterse a un curso educativo sobre su impacto.
De esta forma, el gobierno de Schwarzeneger se sitĆŗa a la cabeza de la lucha contra los esteroides anabolizantes, un mal endĆ©mico entre algunos deportistas de elite del paĆs. El aƱo pasado cuatro jugadores de los Oakland Raiders, de la liga profesional de fĆŗtbol americano, no pasaron las pruebas que se hacen regularmente.
Las estrellas de bĆ©isbol Barry Bonds y Jason Giambi tambiĆ©n fueron objeto de una investigaciĆ³n. Este hecho provocĆ³ que la liga profesional de bĆ©isbol tomara cartas en el asunto, y mĆ”s despuĆ©s de la publicaciĆ³n de las memorias de JosĆ© Canseco, uno de sus jugadores mĆ”s populares, en las confesaba haberse dopado con esteroides junto a otros compaƱeros.
El mismo presidente George W. Bush, que en su dĆa fue propietario de los Texas Rangers, un club profesional de bĆ©isbol, dejĆ³ claro que es un problema nacional, durante el Ćŗltimo discurso del estado de la naciĆ³n. Schwarzenegger fue durante dĆ©cadas culturista profesional, una profesiĆ³n que, sin hacer mucho ruido, vive de los esteroides.Sus detractores dudan de las motivaciones del gobernador para firmar la ley, no sĆ³lo por haberla vetado el aƱo pasado, argumentando que «la mayorĆa de los suplementos son seguros», sino porque Ć©l mismo nunca ha negado que los tomĆ³. Ni siquiera se ha arrepentido.
Su defensa mĆ”s contundente ha sido siempre que su consumo ocurriĆ³ antes de 1991, cuando se aprobĆ³ el llamado Anabolic Steroid Control Act, que ilegalizaba su venta e importaciĆ³n. «Entonces era algo nuevo», dijo el ex actor, que en la segunda mitad de la dĆ©cada de los 90 se sometiĆ³ a una operaciĆ³n a corazĆ³n abierto por problemas en una de sus vĆ”lvulas. NegĆ³ que los problemas fueran consecuencia del uso de sustancias prohibidas. Lo que mĆ”s ha molestado a la opiniĆ³n pĆŗblica ha sido precisamente su cambio de discurso desde el aƱo pasado: «Pueden crear problemas de salud y una ventaja competitiva injusta», razonĆ³ con su marcado acento alemĆ”n la semana pasada, durante una rueda de prensa en la que no admitiĆ³ preguntas.
Dicho cambio viene auspiciado, se cree, por el fin de su polĆ©mica relaciĆ³n comercial con American Media hace tres meses. Se trata de una empresa que edita dos publicaciones de culturismo (Muscle & Fitness y Flex), por la que iba a recibir entre cinco y ocho millones de dĆ³lares durante un lustro. De todos es sabido que dichas revistas viven de la publicidad de los fabricantes de suplementos para el desarrollo muscular. Estos, a travĆ©s de distintas organizaciones del gremio, ya han lanzado un desgarrador grito de protesta advirtiendo que la ley les perjudica porque es demasiado general y puede disminuir la confianza en suplementos como las vitaminas.
La senadora demĆ³crata Jackie Speier, impulsora de la nueva ley, ha calificado de epidemia el consumo entre los adolescentes que se afanan por parecerse a sus Ćdolos y emprender carreras millonarias.Una encuesta de la Universidad de Michigan realizada el aƱo pasado mostraba que el 3,4 % de los alumnos de 14 aƱos habĆa consumido esteroides, un 2% mĆ”s que la dĆ©cada anterior.
Hace dos aƱos, el suicidio de Efraim Marrero, un joven jugador de fĆŗtbol americano de 19 aƱos, consternĆ³ a la opiniĆ³n pĆŗblica.Su madre, Brenda, una de las voces mĆ”s prominentes en conseguir que Schwarzenegger cambiara de opiniĆ³n y firmara la nueva ley, asegura que fueron los esteroides que su hijo consumĆa la causa principal de su muerte. Ahora, tras la estampa de Schwarzenegger, una feliz Marrero ha declarado que el gobernador «no tenĆa otra opciĆ³n» que firmar la ley este aƱo debido a sus problemas polĆticos.
COMMENTS