El desgarro o la ruptura de la porción larga del bíceps es, de lejos, la lesión grave del bíceps más común en el deporte. En general sobrevi...
El desgarro o la ruptura de la porción larga del bíceps es, de lejos, la lesión grave del bíceps más común en el deporte.
En general sobreviene en un músculo previamente debilitado por una tendinitis, como consecuencia del movimiento brusco del brazo hacia atrás, como por ejemplo durante un lanzamiento (esta lesión es, por lo tanto, relativamente frecuente en el béisbol, el tenis y todos los deportes de lanzamiento, pero también en halterofilia durante el arranque); la tensión se desplaza entonces bruscamente hacia la porción larga del bíceps que suele romperse en la zona donde su tendón pasa por el canal intertubercular del húmero.
La musculación y de forma más precisa, la ejecución del peso muerto pesado genera otra lesión característica del bíceps.
En efecto, en el peso muerto, una práctica corriente para evitar que la barra ruede entre las manos y trabajar con cargas sensiblemente más importantes, consiste en invertir el agarre de una mano (es decir una mano en supinación y la otra en pronación). Esta técnica que en principio no supone ningún riesgo es, sin embargo, causa de la ruptura o la desinserción del tendón inferior del bíceps (en el punto donde el músculo se inserta en el húmero) que, afortunadamente, no es demasiado frecuente.
Durante la fase positiva del peso muerto, el esfuerzo se traslada principalmente a los músculos de las piernas, los glúteos, la espalda y la banda abdominal, mientras que los brazos están casi totalmente relajados pero soportan un estiramiento extremo como el de los cables de una grúa.
Desgraciadamente el ligero acortamiento de uno de los dos bíceps, provocado por su contradicción debido a la posición de la mano en supinación (el bíceps es el músculo supinador más potente) puede inducir una tensión excesiva que con cargas extremas puede convertirse en la causa de la ruptura o desgarro total de su tendón sobre el radio.
En el peso muerto pesado, las lesiones del bíceps se centran exclusivamente en el tendón distal del músculo debido a que con los brazos a ambos lados del cuerpo, en la parte alta del músculo la tensión se reparte entre los tendones de su porción corta y su porción larga, mientras que en la parte inferior del músculo una sola inserción tendinosa soporta toda la tensión.
Comparada con otros tendones como los del pectoral mayor o los aductores de los muslos donde el dolor es difícilmente soportable e impide que el atleta siga con el esfuerzo, la ruptura de un tendón en el bíceps provoca un dolor relativamente moderado en comparación con la gravedad de la lesión.
Tras el accidente, el diagnóstico es evidente: como consecuencia de la hemorragia aparece una tumefacción en la parte delantera del brazo pero lo que más sorprende es la retracción del bíceps que forma una bola en la parte alta del brazo, cerca del pectoral mayor y del deltoides, descubriendo el músculo braquial por debajo.
A pesar de la ruptura del músculo, el músculo braquial, el músculo braquioradial, el extensor radial del carpo largo y corto y el músculo pronador redondo hacen posible la flexión del brazo aunque de forma menos potente. Por el contrario, la supinación del antebrazo se hace mucho más problemática puesto que este movimiento es llevado a cabo exclusivamente por el músculo supinador.
Si la lesión no se trata inmediatamente mediante una operación quirúrgica para reinsertar el tendón del bíceps braquial sobre el radio, se producirá una retracción definitiva del músculo con transformación fibrosa y aunque se conserva toda la movilidad del brazo, habrá una pérdida irremediable de fuerza en la flexión y la supinación.
Este accidente típico del peso muerto pesado se podría evitar mediante un trabajo regular de los bíceps cuyo objetivo será, no sólo el desarrollo muscular sino también el fortalecimiento de los tendones. Para ello, se aconseja añadir un trabajo de flexiones extrictas de los antebrazos en la barra fija, algunas series dando un impulso a la barra mediante un balanceo del tronco hacia atrás. Practicada regularmente, esta técnica que por la tensión que aplica sobre el tendón distal del bíceps acaba por reforzarlo, se debe ejecutar con prudencia sin encorvar la espalda para evitar lesiones.
En general sobreviene en un músculo previamente debilitado por una tendinitis, como consecuencia del movimiento brusco del brazo hacia atrás, como por ejemplo durante un lanzamiento (esta lesión es, por lo tanto, relativamente frecuente en el béisbol, el tenis y todos los deportes de lanzamiento, pero también en halterofilia durante el arranque); la tensión se desplaza entonces bruscamente hacia la porción larga del bíceps que suele romperse en la zona donde su tendón pasa por el canal intertubercular del húmero.
La musculación y de forma más precisa, la ejecución del peso muerto pesado genera otra lesión característica del bíceps.
En efecto, en el peso muerto, una práctica corriente para evitar que la barra ruede entre las manos y trabajar con cargas sensiblemente más importantes, consiste en invertir el agarre de una mano (es decir una mano en supinación y la otra en pronación). Esta técnica que en principio no supone ningún riesgo es, sin embargo, causa de la ruptura o la desinserción del tendón inferior del bíceps (en el punto donde el músculo se inserta en el húmero) que, afortunadamente, no es demasiado frecuente.
Durante la fase positiva del peso muerto, el esfuerzo se traslada principalmente a los músculos de las piernas, los glúteos, la espalda y la banda abdominal, mientras que los brazos están casi totalmente relajados pero soportan un estiramiento extremo como el de los cables de una grúa.
Desgraciadamente el ligero acortamiento de uno de los dos bíceps, provocado por su contradicción debido a la posición de la mano en supinación (el bíceps es el músculo supinador más potente) puede inducir una tensión excesiva que con cargas extremas puede convertirse en la causa de la ruptura o desgarro total de su tendón sobre el radio.
En el peso muerto pesado, las lesiones del bíceps se centran exclusivamente en el tendón distal del músculo debido a que con los brazos a ambos lados del cuerpo, en la parte alta del músculo la tensión se reparte entre los tendones de su porción corta y su porción larga, mientras que en la parte inferior del músculo una sola inserción tendinosa soporta toda la tensión.
Comparada con otros tendones como los del pectoral mayor o los aductores de los muslos donde el dolor es difícilmente soportable e impide que el atleta siga con el esfuerzo, la ruptura de un tendón en el bíceps provoca un dolor relativamente moderado en comparación con la gravedad de la lesión.
Tras el accidente, el diagnóstico es evidente: como consecuencia de la hemorragia aparece una tumefacción en la parte delantera del brazo pero lo que más sorprende es la retracción del bíceps que forma una bola en la parte alta del brazo, cerca del pectoral mayor y del deltoides, descubriendo el músculo braquial por debajo.
A pesar de la ruptura del músculo, el músculo braquial, el músculo braquioradial, el extensor radial del carpo largo y corto y el músculo pronador redondo hacen posible la flexión del brazo aunque de forma menos potente. Por el contrario, la supinación del antebrazo se hace mucho más problemática puesto que este movimiento es llevado a cabo exclusivamente por el músculo supinador.
Si la lesión no se trata inmediatamente mediante una operación quirúrgica para reinsertar el tendón del bíceps braquial sobre el radio, se producirá una retracción definitiva del músculo con transformación fibrosa y aunque se conserva toda la movilidad del brazo, habrá una pérdida irremediable de fuerza en la flexión y la supinación.
Este accidente típico del peso muerto pesado se podría evitar mediante un trabajo regular de los bíceps cuyo objetivo será, no sólo el desarrollo muscular sino también el fortalecimiento de los tendones. Para ello, se aconseja añadir un trabajo de flexiones extrictas de los antebrazos en la barra fija, algunas series dando un impulso a la barra mediante un balanceo del tronco hacia atrás. Practicada regularmente, esta técnica que por la tensión que aplica sobre el tendón distal del bíceps acaba por reforzarlo, se debe ejecutar con prudencia sin encorvar la espalda para evitar lesiones.
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