Un gimnasio en el centro de Madrid. Unas 25 personas, alineadas en filas de cinco, la mayorĆa mujeres enfundadas en mallas de colores llamat...
Un gimnasio en el centro de Madrid. Unas 25 personas, alineadas en filas de cinco, la mayorĆa mujeres enfundadas en mallas de colores llamativos, esperan las Ć³rdenes del monitor. Arranca la mĆŗsica. Unas percusiones brasileƱas agitan los cuĆ”driceps. Pum, pum, pum. Se desliza un teclado que empieza a marcar un ritmo frenĆ©tico. Las percusiones carnavaleras corren que se las pelan. De repente, todo se para. Es el momento de recuperar oxĆgeno. Un sonido de teclado acompaƱa este pequeƱo descanso. SĆ³lo unos segundos. DespuĆ©s, otra vez: pum, pum, pum. A todo esto, alguna de las 25 personas que pedalean practicando esa cosa tan moderna que se llama spinning ya se ha dejado algunos gramos de grasa por el camino. La canciĆ³n de las percusiones y el teclado machacĆ³n se llama Played-a-live (The bongo song). QuĆ©dense con el nombre de sus autores, el dĆŗo danĆ©s Safri Duo, porque es uno de los temas perfectos para practicar gimnasia. "Es una canciĆ³n ideal para actividades de intensidad elevada, donde se necesitan canciones entre 100 y 160 beats por minuto (o sea, al galope)", apunta Nuria GarcĆa, coordinado de actividades dirigidas de 02 Centro Wellness en Madrid.
Pero antes de empezar la sesiĆ³n, vaya por delante una advertencia: la mĆŗsica no incrementa el rendimiento fĆsico. Es lo que opina Eneko Larumbe, 38 aƱos, psicĆ³logo deportivo: "Una canciĆ³n no te va a hacer correr mĆ”s. Eso es evidente. Lo que consigue es que la tarea sea mĆ”s llevadera, encontrar una motivaciĆ³n, ayudar a conseguir un objetivo". Un ejemplo. Llevas 20 minutos corriendo y la lengua te llega al suelo. Te falta el resuello. Pero algo cambia. Suena el veloz Don't stop me now, de Queen, y consigues alargar la sesiĆ³n de footing unos minutos mĆ”s. El truco funciona. Como ocurriĆ³ en la Ćŗltima San Silvestre Vallecana. MĆ”s o menos en el kilĆ³metro siete, a tres de la meta, a la altura del Puente de Vallecas, los organizadores colocaron estratĆ©gicamente unos grandes altavoces donde se escuchaba la canciĆ³n Corre, corre, de LeƱo, donde Rosendo canta: "Corre, corre, corre, que te van a echar el guante". Los atletas parecĆan volar por ese tramo.
DespuĆ©s de trabajar en muchos gimnasios de Madrid, Julio J. UreƱa, 40 aƱos, prepara ahora a gimnastas a domicilio. Es entrenador personal. "Si la mĆŗsica falla, la sesiĆ³n de gimnasia es un desastre. Las canciones son las que marcan el ritmo, es una herramienta estimulante esencial", explica. UreƱa apuesta por la mĆŗsica "caƱera, discotequera y comercial". Y pone ejemplos: Poker face, de Lady Gaga, la nueva y extravagante diva del pop bailable; Loba, de Shakira; o Single ladies, de BeyoncĆ©.
Los especialistas apuntan que no es conveniente imponer la banda sonora a los gimnastas, que es importante atender las peticiones. "Tengo una clienta", apunta el profesor particular, "que es una fanĆ”tica del pop espaƱol de los ochenta. Y he grabado un disco con Bailando, de Alaska; DĆ©jame, de Los Secretos; o Chicas de colegio, de MamĆ”. Es bĆ”sico que las canciones sean animadas y que el cliente se sienta a gusto. Si le gusta AC/DC, pues AC/DC". Por cierto, una sesiĆ³n de una hora de entrenador particular sale por unos 45 euros.
En un gimnasio Holiday Gym del norte de Madrid, la monitora Laura Artolachipi, de 27 aƱos, impone su ritmo. Ella tiene su tĆ©cnica: crear ambientes. Por ejemplo, en la bicicleta. AsĆ lo explica: "Lo que intento es imaginar paisajes. Si suena Moving, de Macaco, se trata de una resistencia alta, como si subieses una montaƱa. Besos, de El Canto del Loco, es para un ritmo acelerado. E Inevitable, de Shakira, que cuenta con una fase lenta y otra rĆ”pida, es como si pedaleases en un llano y luego te enfrentases a una gran bajada". Roberto Trigo, de 35 aƱos, es un experto. Lleva visitando el gimnasio desde los 18 aƱos (salvo en varios periodos de lesiones) y tambiĆ©n hace footing: "A mĆ me gusta el jazz, pero para hacer deporte siempre llevo mĆŗsica fuerte. ¿Ejemplos? Welcome to the jungle, de Guns N' Roses; Painkiller, de Judas Priest; Smack my bitch up, de The Prodigy, o, por supuesto, cosas disco como Hung up, de Madonna, o Beat it, de Michael Jackson.
Y ¿quĆ© escuchan los mĆŗsicos cuando hacen deporte? Ni Dani MartĆn, voz de El Canto del Loco, ni Alejandro Sanz practican deporte con banda sonora. "Yo hago los ejercicios de cardio viendo los informativos de la maƱana", apunta Sanz. "No corro con mĆŗsica. Cuando salgo a correr prefiero tener todas las sensaciones posibles y cuando me pongo mĆŗsica me parece que no he hecho nada. Prefiero salir a correr sin ella", relata en la revista Sport Life. Ya se sabe: en casa del herrero...
Pero antes de empezar la sesiĆ³n, vaya por delante una advertencia: la mĆŗsica no incrementa el rendimiento fĆsico. Es lo que opina Eneko Larumbe, 38 aƱos, psicĆ³logo deportivo: "Una canciĆ³n no te va a hacer correr mĆ”s. Eso es evidente. Lo que consigue es que la tarea sea mĆ”s llevadera, encontrar una motivaciĆ³n, ayudar a conseguir un objetivo". Un ejemplo. Llevas 20 minutos corriendo y la lengua te llega al suelo. Te falta el resuello. Pero algo cambia. Suena el veloz Don't stop me now, de Queen, y consigues alargar la sesiĆ³n de footing unos minutos mĆ”s. El truco funciona. Como ocurriĆ³ en la Ćŗltima San Silvestre Vallecana. MĆ”s o menos en el kilĆ³metro siete, a tres de la meta, a la altura del Puente de Vallecas, los organizadores colocaron estratĆ©gicamente unos grandes altavoces donde se escuchaba la canciĆ³n Corre, corre, de LeƱo, donde Rosendo canta: "Corre, corre, corre, que te van a echar el guante". Los atletas parecĆan volar por ese tramo.
DespuĆ©s de trabajar en muchos gimnasios de Madrid, Julio J. UreƱa, 40 aƱos, prepara ahora a gimnastas a domicilio. Es entrenador personal. "Si la mĆŗsica falla, la sesiĆ³n de gimnasia es un desastre. Las canciones son las que marcan el ritmo, es una herramienta estimulante esencial", explica. UreƱa apuesta por la mĆŗsica "caƱera, discotequera y comercial". Y pone ejemplos: Poker face, de Lady Gaga, la nueva y extravagante diva del pop bailable; Loba, de Shakira; o Single ladies, de BeyoncĆ©.
Los especialistas apuntan que no es conveniente imponer la banda sonora a los gimnastas, que es importante atender las peticiones. "Tengo una clienta", apunta el profesor particular, "que es una fanĆ”tica del pop espaƱol de los ochenta. Y he grabado un disco con Bailando, de Alaska; DĆ©jame, de Los Secretos; o Chicas de colegio, de MamĆ”. Es bĆ”sico que las canciones sean animadas y que el cliente se sienta a gusto. Si le gusta AC/DC, pues AC/DC". Por cierto, una sesiĆ³n de una hora de entrenador particular sale por unos 45 euros.
En un gimnasio Holiday Gym del norte de Madrid, la monitora Laura Artolachipi, de 27 aƱos, impone su ritmo. Ella tiene su tĆ©cnica: crear ambientes. Por ejemplo, en la bicicleta. AsĆ lo explica: "Lo que intento es imaginar paisajes. Si suena Moving, de Macaco, se trata de una resistencia alta, como si subieses una montaƱa. Besos, de El Canto del Loco, es para un ritmo acelerado. E Inevitable, de Shakira, que cuenta con una fase lenta y otra rĆ”pida, es como si pedaleases en un llano y luego te enfrentases a una gran bajada". Roberto Trigo, de 35 aƱos, es un experto. Lleva visitando el gimnasio desde los 18 aƱos (salvo en varios periodos de lesiones) y tambiĆ©n hace footing: "A mĆ me gusta el jazz, pero para hacer deporte siempre llevo mĆŗsica fuerte. ¿Ejemplos? Welcome to the jungle, de Guns N' Roses; Painkiller, de Judas Priest; Smack my bitch up, de The Prodigy, o, por supuesto, cosas disco como Hung up, de Madonna, o Beat it, de Michael Jackson.
Y ¿quĆ© escuchan los mĆŗsicos cuando hacen deporte? Ni Dani MartĆn, voz de El Canto del Loco, ni Alejandro Sanz practican deporte con banda sonora. "Yo hago los ejercicios de cardio viendo los informativos de la maƱana", apunta Sanz. "No corro con mĆŗsica. Cuando salgo a correr prefiero tener todas las sensaciones posibles y cuando me pongo mĆŗsica me parece que no he hecho nada. Prefiero salir a correr sin ella", relata en la revista Sport Life. Ya se sabe: en casa del herrero...
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