Taekwondo Fitness

Se dice que el taekwondo, uno de los artes marciales coreanos más conocidos, tiene más de 108 beneficios. Fortalece el cuerpo, desarrolla co...

Se dice que el taekwondo, uno de los artes marciales coreanos más conocidos, tiene más de 108 beneficios. Fortalece el cuerpo, desarrolla confianza y concentración, alivia la mente y mejora la condición cardiovascular, por mencionar solo algunos.

Sin embargo, la formalidad que se asocia con la practica de esta y otras disciplinas orientales puede no ser tan atractiva para todo el mundo. De esta realidad nació Taekwondo Fitness, un concepto creado por el instructor Miguel Ángel Oreza para reclutar a un sector, en su mayoría mujeres, interesado en realizar un ejercicio diferente de la forma más simple y entretenida posible.

"Llevo 30 años trabajando con niños", establece Oreza, al plantear que durante muchos años se resistió a ofrecer clases a adultos. "Pero veo la gran necesidad de esa población que quiere hacer ejercicio y no desea una clase formal", explica sobre sus motivos para cambiar de idea. Sobre el concepto, señala que se fundamenta en los principios del taekwondo tradicional, incluyendo ejercicios de coordinación, fortalecimiento, tiempo de reacción y balance. Las diferencias mas notables con el estilo ‘fitness’ incluyen que no es obligatorio usar uniforme, aunque a la larga muchos terminan luciéndolo por su comodidad. En sus clases, Orezana también promueve un ambiente muy relajado, aunque de gran respeto, entre los participantes. Su meta es que, al cabo de una hora, estos logren liberar la tensión al tiempo que acondicionan su cuerpo.

"Tengo gente muy adulta que me dice que el día que no viene explota, porque la clase es su válvula de escape. Taekwondo Fitness es una descarga. Si veo a un estudiante tieso lo saco, le digo, no puedes practicar. Aquí venimos a soltar, a descargar", subraya el instructor.

En la práctica se desarrollan las tres áreas fundamentales del taekwondo tradicional: arte marcial, deporte y defensa personal.

Dentro de este contexto, el instructor enfatiza en cada clase un aspecto diferente, así cada una es novedosa. "No es una rutina de hacer lo mismo", señala.

En la práctica de una hora lo primero es el calentamiento, que prepara al cuerpo para el estiramiento. Sólo después de este preámbulo los practicantes están listos para unos 30 a 40 minutos de intensas patadas y series de ejercicios que utilizan barreras, bolas medicinales y gomas de resistencia.

Orezana enfatiza que este tipo de entrenamiento que utiliza la propia resistencia del cuerpo, en lugar de máquinas, desarrolla los músculos de forma diferente, más estilizada.

Las secuencias se llevan a cabo de manera que cada cual pueda ir a su paso, pero con la motivación suficiente para dar el máximo y obtener la mayor ganancia de la practica. Así es que en una misma clase puede haber personas muy avanzadas y otras con lesiones, a quienes Orezana les indica como modificar el ejercicio y evitar lesiones.

Comenta que el beneficio de la flexibilidad es uno de los mas notables y, en ocasiones, mas subestimados. Sin embargo, el estar flexible es importantísimo para evitar lesiones, sentirse ágil y ayudar al cuerpo en el movimiento de fluidos.

El instructor, quien también es árbitro internacional de taekwondo, llama la atención a los beneficios de las clases en el plano mental y emocional. Por un lado, la practica obliga a seguir secuencias diferentes, lo cual beneficia la memoria y la rapidez de pensamiento. Por el otro, la combinación de adrenalina y esfuerzo provocan en los alumnos un efecto de liberación.

A punto de finalizar la clase, se demuestra alguna técnica de defensa personal y un "trabajo de fuerza", que usualmente consiste de abdominales.

Orezana comenta con gusto que, en ocasiones, la resistencia inicial hacia el tradicionalismo del arte marcial queda derrotada por el interés y la necesidad de ir mas allá en la practica. Así es como algunos de sus estudiantes se han interesado por continuar perfeccionando para ganar rangos o incluso competir.

Fuente: Camile Roldan Soto, elnuevodia.com