Sin duda el deporte se ha convertido en un autĆ©ntico fenĆ³meno social, especialmente a partir del Ćŗltimo tercio del siglo XIX. Esta evoluciĆ³n...
Sin duda el deporte se ha convertido en un autĆ©ntico fenĆ³meno social, especialmente a partir del Ćŗltimo tercio del siglo XIX. Esta evoluciĆ³n ha hecho del deporte un sistema social abierto, que interacciona activamente con el resto de sistemas sociales. Estos cambios han configurado un nuevo escenario deportivo, muy diferente del establecido por el deporte en sus orĆgenes.
El tema central de este artĆculo, es un repaso histĆ³rico de los gimnasios existentes a lo largo de la historia, en los que se ponĆa en prĆ”ctica la actividad fĆsico-deportiva, al mismo tiempo que se realiza un anĆ”lisis de la evoluciĆ³n que estos centros han experimentado con el paso de los aƱos.
Nos encontramos en una Ć©poca en la que es muy importante nuestra imagen. El siglo XX es el siglo de la imagen y un componente de la imagen corporal es el cuerpo. Muchos anuncios que antes reclamaban personal, ahora solicitan personas con buena presencia. Si miramos el televisor, los que antes eran un sinfĆn de anuncios tipo “Dixan deja su ropa mĆ”s blanca”, ahora se han convertido en productos desnatados, descremados, light, etc., que van en busca de realzar la silueta, de eliminar grasas superfluas, de modelar un cuerpo bonito que nos reafirme nuestra autoestima. Todo ello objetivos propios de las personas que acuden a un gimnasio.
Nuestra sociedad busca en el deporte y en el ejercicio un medio para la mejora de la salud y el bienestar. Los gimnasios son sin lugar a dudas esos lugares en los que se desarrolla esta actividad, de ahĆ la importancia capital que con el paso de los aƱos han ido adquiriendo.
Dado que este hĆ”bito de acudir al gimnasio en los Ćŗltimos aƱos ha experimentado un salto gigantesco, tanto cualitativa como cuantitativamente, irrumpiendo con especial fuerza en las ocupaciones de la poblaciĆ³n en general, proliferando por todos los lugares del planeta a donde acuden millones de personas diariamente para confiar su “puesta a punto”, he pensado que este artĆculo tenĆa obligatoriamente que dedicarse a estos “templos de salud, fuerza y belleza”.
El Gimnasio en la antigĆ¼edad
La actividad fĆsica ha acompaƱado al hombre desde sus orĆgenes y ha ido evolucionando, desde ser unos ejercicios, no estructurados para la supervivencia, es decir, lucha por la vida, hasta considerar al hombre como una unidad psicobiolĆ³gica, atendida en sus aspectos fĆsico, psĆquico e intelectual, lo que hace de la actividad fĆsica una realidad educacional y social.
Como muchas de las actividades fĆsicas actuales, el manejo y levantamiento de objetos pesados se pierde en la noche de los tiempos, existen referentes y leyendas de mĆ”s de 5.000 aƱos de antigĆ¼edad, pero si nos acercamos mĆ”s a nuestros dĆas comprobaremos como los griegos cultivaban el arte de las proporciones del desarrollo corporal y la belleza plĆ”stica al contemplar las famosas estatuas de sus dioses Venus y Apolo, o de su semidios HĆ©rcules.
Estas esculturas reflejo de las tendencias de la Ć©poca, centraban su atenciĆ³n en la figura humana, para la cual se habĆan hecho cĆ”lculos numĆ©ricos y geomĆ©tricos realzando las formas anatĆ³micas ademĆ”s de representarlas siempre desnudas o lo que es lo mismo en su estado natural, para destacar todavĆa mĆ”s su belleza. La palabra gimnasio procede del prefijo griego gimnos/gimnazein que significa desnudo o entrenar desnudo y las representaciones eran casi siempre de los Kuroi (atletas ganadores).
Los jĆ³venes atletas griegos que deseaban participar en las competiciones olĆmpicas debĆan pasar un severo examen previo consistente en ejercicios atlĆ©ticos, entre los que se contaba el levantamiento de una pesada bola de hierro, que tenĆan que alzar, para lo cual debĆan acudir al gimnasio y entrenarse para ello.
Como vemos la influencia de la cultura griega en la apariciĆ³n de los gimnasios actuales ha sido muy importante, al igual que tambiĆ©n lo fue el siglo XIX en donde la construcciĆ³n de gimnasios tiene tres periodos bien diferenciados: primero, el Periodo Amorosiano de principios de siglo; segundo, el Periodo Post-Amorosiano de mediados de siglo; y el tercero, el Periodo Triatiano de finales de siglo con una clara influencia de la escuela francesa.
Los gimnasios en Grecia
Posiblemente si existe una mĆ”xima que resume mejor que nada el ideal griego de la importancia del ejercicio fĆsico, esta es: “La gimnasia para el cuerpo, la mĆŗsica para el alma”, clave sin duda del pensamiento antiguo, que jamĆ”s renunciĆ³ a su ideal del hombre perfecto, armĆ³nico, de posibilidades fĆsicas y dotes espirituales.
El poeta latino Juvenal, acertĆ³ al condensar en un verso este ideal eterno: orandum est ut sit mens sana in corpore sana (hay que rogar a los dioses que haya una mente sana en un cuerpo sano).
Los griegos consideraban al hombre completo aquel que era fruto de una equilibrada educaciĆ³n fĆsica e intelectual, completamente distinto del adiestramiento especializado del atleta, cuyo Ćŗnico fin no es formar un hombre, si no un campeĆ³n.
El canĆ³n ideal, era aquel hombre, en el que concurran la virtud (aretĆ©), la sabidurĆa (sofĆa) y la fuerza y la belleza (calocaigatĆa).
El niƱo tras haber aprendido a leer y a escribir, ingresa en el gimnasio, instituciĆ³n que supone la base de su educaciĆ³n. No era concebible una autĆ©ntica vida griega sin escuela ni gimnasio.
Los gimnasios eran complejas instalaciones deportivas en nobles edificios, equipadas con aparatos gimnĆ”sticos, cuyas actividades no se reducĆan a la simple ejercitaciĆ³n; el gimnasio, era ademĆ”s un lugar obligado para la relaciĆ³n social y hasta los filĆ³sofos, disertaban allĆ entre sus discĆpulos.
Los ciudades de cierta importancia en la antigua Grecia tenĆan su gimnasio. En Atenas habĆa cinco: la Academia, el Liceo, el Ginosargo (que era femenino), el PolimaiĆ³n (que era de niƱos) y el DiogimiĆ³n (tambiĆ©n de niƱos).
SegĆŗn Vitrubio, famoso arquitecto romano, los gimnasios son tambiĆ©n un monumento arquitectĆ³nico.
En sus orĆgenes el gimnasio era un lugar en el que los griegos practicaban la gimnasia, es decir, el conjunto de ejercicios fĆsicos necesarios para prepararse para las competiciones atlĆ©ticas del estadio, y se confunde a menudo con la palestra que era el lugar donde los griegos se ejercitaban en la lucha y el pugilato. Su diferencia con el gimnasio no es clara, algunos autores defienden que la palestra era una escuela privada y el gimnasio era una instituciĆ³n pĆŗblica, pero aĆŗn asĆ no queda clara la diferencia.
Los gimnasios eran lugares de belleza y paz, adornados con pĆ³rticos, columnatas, fuentes, jardines y estatuas.
Sus dependencias constaban de: el Ephebeum (sala de ejercicios para efebos = niƱos con 16 aƱos cumplidos, que eran ya verdaderos atletas); el Apoditerium (en donde tenĆan lugar los diĆ”logos platĆ³nicos y ejercicios luctatorios); el Coryceum (sala para juegos de pelota); el Conisterium (sala de arenas finas, importadas de Egipto, que mezcladas con aceite y materia grasa se utilizaban para masaje corporal); el LutrĆ³n (sala de baƱos frĆos); el Frigidarium ( salas de segundos baƱos frĆos); o el Laconicum (salas de baƱos de vapor al estilo espartano).
Las tareas de direcciĆ³n y mantenimiento del gimnasio estaban encomendadas al Gimnasiarca, magistrado especial o “jefe del gimnasio” que generalmente era una persona ilustre y considerado, a veces, como “el primer ciudadano”, que solĆa ser elegido entre los mĆ”s ricos e influyentes.
Ćl era quien regulaba el funcionamiento del gimnasio, las actividades, dirigĆa al personal docente, administrativo y subalterno, proveĆa del material necesario para el normal funcionamiento, etc.
TambiƩn organizaba las ceremonias religiosas y los certƔmenes de todo tipo que se celebraban en estos centros y sufragaba personalmente los cuantiosos gastos. Sin duda, en el presupuesto de la ciudad se consignaba una cantidad para atender el mantenimiento del gimnasio. Su cargo era vitalicio y hereditario (se consideraba un honor ser gimnasiarca), y el ansia de popularidad de ciertos ciudadanos ricos y a la vez generosos les impulsaba a asumir tan gravoso cargo.
Los antiguos gimnasios privados (palestras) ponĆan de nombre al establecimiento, el nombre del Paidotriba, que era una especie de mĆ©dico-entrenador, ya que al mismo tiempo que enseƱaba a sus discĆpulos los secretos de la educaciĆ³n fĆsica, los ponĆa al corriente de todas las prĆ”cticas higiĆ©nicas necesarias para la consecuciĆ³n de los mejores resultados (baƱos, masajes, alimentaciĆ³n, reposo, etc).
Ya para terminar esta parte sobre la importancia del gimnasio en Grecia, aƱadir a modo de curiosidad que al parecer era prĆ”ctica frecuente, que los gimnasios griegos tuviesen gravadas en sus paredes mĆ”ximas, lĆ”pidas mortuorias o inscripciones erĆ³ticas.
Los gimnasios del siglo XIX
El Periodo Amorosiano se denomina asĆ en honor al Coronel del EjĆ©rcito EspaƱol Francisco AmorĆ³s, nacido en Valencia el aƱo 1769 y fallecido en ParĆs en 1834. Durante el aƱo 1807 se encargĆ³ de la educaciĆ³n del Infante D. Francisco de Paula, hasta que unos sucesos polĆticos le hicieron emigrar a Francia.
El Coronel AmorĆ³s tuvo que huir a Francia en 1816 acusado por calumnias y no se hubiera guardado ni el recuerdo de su imagen, si el SeƱor OrdĆ”x no hubiera hecho una copia del medallĆ³n de su mausoleo, existente en el cementerio de Mont Parnasse en ParĆs y publicĆ”ndola en “El Gimnasio”, revista profesional que entonces dirigĆa.
AmorĆ³s desarrollĆ³ un mĆ©todo gimnĆ”stico y publicĆ³ algĆŗn libro como “Manual de EducaciĆ³n FĆsica”, en el que describe las mĆ”quinas y aparatos que empleaba en el desarrollo de su mĆ©todo. Estos aparatos bĆ”sicamente estaban diseƱados en funciĆ³n de objetivos militares, pues el pĆŗblico que de aquella acudĆa a los gimnasios era casi todo militar. Los mĆ”s interesantes son: mĆ”stil horinzontal, caballo de volteo de madera, escalera para saltos en profundidad, cuerdas, paralelas, bĆ”scula braquial, muro de saltos, dinamĆ³metro de presiĆ³n, bolas de caĆ±Ć³n de 4,8 y 12 kg, zancos de diferentes tamaƱos, etc.
MĆ”s tarde vino el periodo que se conocĆa por Periodo Post-Amorosiano. En esta Ć©poca los gimnasios ya evolucionaron hacia aparatos (mĆ”quinas e instrumentos) mĆ”s parecidos a los de hoy en dĆa y mĆ”s alejados de los creados por AmorĆ³s de carĆ”cter militar. Estos aparatos servĆan para realizar ejercicios contra resistencia por medio de la aplicaciĆ³n directa de pesos, aunque tenĆan el inconveniente de su aplicaciĆ³n especĆfica a los diferentes grupos musculares.
Las mĆ”quinas gimnĆ”sticas basadas en la utilizaciĆ³n de sistemas de poleas para la aplicaciĆ³n indirecta del peso fue uno de los grandes avances de los gimnasios de este periodo, llegando a su mĆ”xima sofisticaciĆ³n con los inventos de Bourlot y el Profesor Vignolles.
Insistimos, las poleas fueron un elemento clave del Periodo Post-Amorosiano y trascendental en la evoluciĆ³n tecnolĆ³gica del material gimnĆ”stico.
Entre el pĆŗblico que acudĆa a estas salas gimnĆ”sticas, ya empieza a verse una amplia representaciĆ³n de la sociedad civil, pero el momento mĆ”s Ć”lgido del pĆŗblico civil la encontramos en la historia de los gimnasios modernos hacia el aƱo 1880 en el periodo denominado Triatiano. Triat revolucionĆ³ el mundo del gimnasio con la apariciĆ³n de las pesas, que sin duda son los aparatos mĆ”s representativos de la aplicaciĆ³n directa de peso. Su creatividad, sus amplios y sĆ³lidos conocimientos de anatomĆa y fisiologĆa, le llevaron a diseƱar pesas de distintas formas y tamaƱos para el trabajo de los distintos grupos musculares del cuerpo, que todavĆa se emplean en la actualidad manteniendo un enorme parecido con las iniciales.
Triat creĆ³ las pesas para la mejora de la fuerza, que en un principio estaban formadas por dos mazas de hierro esfĆ©ricas o cĆ³nicas unidas por una barra que servĆa de empuƱadura, con el fin de hacer con un par de ellas ejercicios muy variados. A estas pesas se las conoce hoy en dĆa con el nombre de mancuernas.
HabĆa otro tipo de pesas aparte de las mancuernas, que se denominaban “balas de caĆ±Ć³n” que se utilizaban sĆ³lo para el fortalecimiento de brazos y piernas contra resistencia.
Junto a las pesas, aƱos mĆ”s tarde los gimnasios se empiezan a equipar con aparatos mucho mĆ”s especĆficos y modernos. Estos gimnasios estaban unidos a tabernas, cervecerĆas y restaurantes, pues asĆ los atletas podĆan levantar unas pesas y luego apagar su sed con unas jarras repletas de cerveza. Con la apariciĆ³n de Triat, los gimnasios se empiezan a montar ya en edificios grandes, lujosos y tambiĆ©n muy bien ventilados, lo cual se atraĆa asĆ a la aristocracia que en un principio era quien disponĆa de tiempo para acudir al gimnasio.
El mĆ©todo de Triat revolucionĆ³ el mundo del gimnasio, logrando con Ć©l enormes beneficios para sus miles de alumnos, entre los que hay que destacar al francĆ©s Edmond Desbonnet, profesor de cultura fĆsica e importante impulsor del fisicoculturismo en Francia a principios de 1900, pues gracias a Ć©l y a sus publicaciones como “La Culture Physique”, los gimnasios empezaron a surgir en Francia como hongos, expansiĆ³n que luego cruzĆ³ la frontera de los Pirineos para llegar asĆ a nuestro paĆs de la mano del Profesor Gustavo Buesa, que fue el primer fundador de un gimnasio de culturismo en EspaƱa, que abriĆ³ sus puertas en la ciudad de Barcelona.
A Desbonnet tambiĆ©n se le debe el empleo de las duchas en los gimnasios, pues de aquella los baƱos eran algo inusual en las salas de ejercicio, pero Ć©l insistiĆ³ mucho en ello. Aconsejaba a sus alumnos: “no dejĆ©is que pase un sĆ³lo dĆa sin trabajar el cuerpo hasta que sudĆ©is para lavarlo luego”. TambiĆ©n introdujo el espejo como herramienta de motivaciĆ³n y autocorrecciĆ³n de los ejercicios.
Estos gimnasios, los cuales al no existir en esas fechas casas de deporte que se dedicaran a la construcciĆ³n de aparatos, se tenĆan que equipar con mĆ”quinas e instrumentos encargados a herreros y carpinteros bajo la direcciĆ³n del profesor, eligiĆ©ndose para los mismos materiales como maderas de haya o avellano, rodamientos de bronce o piezas de artillerĆa, con el fin de conseguir unos diseƱos exclusivos segĆŗn las tendencias de la Ć©poca, para lograr con ellos la “puesta a punto” de quienes los fuesen a utilizar. Todo esto lo podemos considerar como la semilla de los modernos y actuales gimnasios en los cuales confĆan su salud y forma fĆsica millones de personas en todo el mundo, haciendo de ellos verdaderos templos de salud, fuerza y belleza.
Por TomĆ”s ABEIGĆN
Contacto: abeigon@yahoo.es / Tel. 607 477 360
- Licenciado en Ciencias del Deporte por la Universidad de Vigo
- Master en MusculaciĆ³n Deportiva
- Entrenador Nacional de Halterofilia
- Entrenador Nacional de Fisicoculturismo y MusculaciĆ³n
- Entrenador Nacional de Fuerza Aplicada
- Profesor de Culturismo y Profesor de MusculaciĆ³n, ambos diplomas expedidos por la FederaciĆ³n EspaƱola de Judo y Deportes Asociados.
- Diplomado como Profesor de Cultura FĆsica por las Escuelas: Rouet (Francesa) y Weider, Atlas (Americanas).
- CampeĆ³n de EspaƱa de Fisicoculturismo Natural en 1996
- Galardonado con el premio nacional “Intergym´s de Oro” al mejor trabajo de investigaciĆ³n los aƱos 1999, 2000 y 2001
- Posee el “Diploma de Honor al MĆ©rito Fisicoculturista” (la mĆ”s alta distinciĆ³n que se puede alcanzar en EspaƱa sobre Ć©ste deporte).
- Director del Gimnasio “Taller Corporal” de Pontevedra desde 1989
- Historiador del “Deporte del Hierro”
- Autor de varios libros e infinidad de artĆculos sobre el tema de las pesas
- Presidente de NABBA ESPAĆA (OrganizaciĆ³n mĆ”s antigua de fisicoculturismo que a nivel
internacional organiza el Mr. Universo)
- Juez Internacional en el Mr. Universo (Ćŗnico en EspaƱa)
- Poseedor del “MedallĆ³n de Triat” que lo acredita como el Ćŗnico heredero en el mundo de la filosofĆa de la “Escuela Francesa”, que aceptĆ³ de la mano de su Profesor con la obligaciĆ³n de cederlo antes de morir al discĆpulo que el elija.
El tema central de este artĆculo, es un repaso histĆ³rico de los gimnasios existentes a lo largo de la historia, en los que se ponĆa en prĆ”ctica la actividad fĆsico-deportiva, al mismo tiempo que se realiza un anĆ”lisis de la evoluciĆ³n que estos centros han experimentado con el paso de los aƱos.
Nos encontramos en una Ć©poca en la que es muy importante nuestra imagen. El siglo XX es el siglo de la imagen y un componente de la imagen corporal es el cuerpo. Muchos anuncios que antes reclamaban personal, ahora solicitan personas con buena presencia. Si miramos el televisor, los que antes eran un sinfĆn de anuncios tipo “Dixan deja su ropa mĆ”s blanca”, ahora se han convertido en productos desnatados, descremados, light, etc., que van en busca de realzar la silueta, de eliminar grasas superfluas, de modelar un cuerpo bonito que nos reafirme nuestra autoestima. Todo ello objetivos propios de las personas que acuden a un gimnasio.
Nuestra sociedad busca en el deporte y en el ejercicio un medio para la mejora de la salud y el bienestar. Los gimnasios son sin lugar a dudas esos lugares en los que se desarrolla esta actividad, de ahĆ la importancia capital que con el paso de los aƱos han ido adquiriendo.
Dado que este hĆ”bito de acudir al gimnasio en los Ćŗltimos aƱos ha experimentado un salto gigantesco, tanto cualitativa como cuantitativamente, irrumpiendo con especial fuerza en las ocupaciones de la poblaciĆ³n en general, proliferando por todos los lugares del planeta a donde acuden millones de personas diariamente para confiar su “puesta a punto”, he pensado que este artĆculo tenĆa obligatoriamente que dedicarse a estos “templos de salud, fuerza y belleza”.
El Gimnasio en la antigĆ¼edad
La actividad fĆsica ha acompaƱado al hombre desde sus orĆgenes y ha ido evolucionando, desde ser unos ejercicios, no estructurados para la supervivencia, es decir, lucha por la vida, hasta considerar al hombre como una unidad psicobiolĆ³gica, atendida en sus aspectos fĆsico, psĆquico e intelectual, lo que hace de la actividad fĆsica una realidad educacional y social.
Como muchas de las actividades fĆsicas actuales, el manejo y levantamiento de objetos pesados se pierde en la noche de los tiempos, existen referentes y leyendas de mĆ”s de 5.000 aƱos de antigĆ¼edad, pero si nos acercamos mĆ”s a nuestros dĆas comprobaremos como los griegos cultivaban el arte de las proporciones del desarrollo corporal y la belleza plĆ”stica al contemplar las famosas estatuas de sus dioses Venus y Apolo, o de su semidios HĆ©rcules.
Estas esculturas reflejo de las tendencias de la Ć©poca, centraban su atenciĆ³n en la figura humana, para la cual se habĆan hecho cĆ”lculos numĆ©ricos y geomĆ©tricos realzando las formas anatĆ³micas ademĆ”s de representarlas siempre desnudas o lo que es lo mismo en su estado natural, para destacar todavĆa mĆ”s su belleza. La palabra gimnasio procede del prefijo griego gimnos/gimnazein que significa desnudo o entrenar desnudo y las representaciones eran casi siempre de los Kuroi (atletas ganadores).
Los jĆ³venes atletas griegos que deseaban participar en las competiciones olĆmpicas debĆan pasar un severo examen previo consistente en ejercicios atlĆ©ticos, entre los que se contaba el levantamiento de una pesada bola de hierro, que tenĆan que alzar, para lo cual debĆan acudir al gimnasio y entrenarse para ello.
Como vemos la influencia de la cultura griega en la apariciĆ³n de los gimnasios actuales ha sido muy importante, al igual que tambiĆ©n lo fue el siglo XIX en donde la construcciĆ³n de gimnasios tiene tres periodos bien diferenciados: primero, el Periodo Amorosiano de principios de siglo; segundo, el Periodo Post-Amorosiano de mediados de siglo; y el tercero, el Periodo Triatiano de finales de siglo con una clara influencia de la escuela francesa.
Los gimnasios en Grecia
Posiblemente si existe una mĆ”xima que resume mejor que nada el ideal griego de la importancia del ejercicio fĆsico, esta es: “La gimnasia para el cuerpo, la mĆŗsica para el alma”, clave sin duda del pensamiento antiguo, que jamĆ”s renunciĆ³ a su ideal del hombre perfecto, armĆ³nico, de posibilidades fĆsicas y dotes espirituales.
El poeta latino Juvenal, acertĆ³ al condensar en un verso este ideal eterno: orandum est ut sit mens sana in corpore sana (hay que rogar a los dioses que haya una mente sana en un cuerpo sano).
Los griegos consideraban al hombre completo aquel que era fruto de una equilibrada educaciĆ³n fĆsica e intelectual, completamente distinto del adiestramiento especializado del atleta, cuyo Ćŗnico fin no es formar un hombre, si no un campeĆ³n.
El canĆ³n ideal, era aquel hombre, en el que concurran la virtud (aretĆ©), la sabidurĆa (sofĆa) y la fuerza y la belleza (calocaigatĆa).
El niƱo tras haber aprendido a leer y a escribir, ingresa en el gimnasio, instituciĆ³n que supone la base de su educaciĆ³n. No era concebible una autĆ©ntica vida griega sin escuela ni gimnasio.
Los gimnasios eran complejas instalaciones deportivas en nobles edificios, equipadas con aparatos gimnĆ”sticos, cuyas actividades no se reducĆan a la simple ejercitaciĆ³n; el gimnasio, era ademĆ”s un lugar obligado para la relaciĆ³n social y hasta los filĆ³sofos, disertaban allĆ entre sus discĆpulos.
Los ciudades de cierta importancia en la antigua Grecia tenĆan su gimnasio. En Atenas habĆa cinco: la Academia, el Liceo, el Ginosargo (que era femenino), el PolimaiĆ³n (que era de niƱos) y el DiogimiĆ³n (tambiĆ©n de niƱos).
SegĆŗn Vitrubio, famoso arquitecto romano, los gimnasios son tambiĆ©n un monumento arquitectĆ³nico.
En sus orĆgenes el gimnasio era un lugar en el que los griegos practicaban la gimnasia, es decir, el conjunto de ejercicios fĆsicos necesarios para prepararse para las competiciones atlĆ©ticas del estadio, y se confunde a menudo con la palestra que era el lugar donde los griegos se ejercitaban en la lucha y el pugilato. Su diferencia con el gimnasio no es clara, algunos autores defienden que la palestra era una escuela privada y el gimnasio era una instituciĆ³n pĆŗblica, pero aĆŗn asĆ no queda clara la diferencia.
Los gimnasios eran lugares de belleza y paz, adornados con pĆ³rticos, columnatas, fuentes, jardines y estatuas.
Sus dependencias constaban de: el Ephebeum (sala de ejercicios para efebos = niƱos con 16 aƱos cumplidos, que eran ya verdaderos atletas); el Apoditerium (en donde tenĆan lugar los diĆ”logos platĆ³nicos y ejercicios luctatorios); el Coryceum (sala para juegos de pelota); el Conisterium (sala de arenas finas, importadas de Egipto, que mezcladas con aceite y materia grasa se utilizaban para masaje corporal); el LutrĆ³n (sala de baƱos frĆos); el Frigidarium ( salas de segundos baƱos frĆos); o el Laconicum (salas de baƱos de vapor al estilo espartano).
Las tareas de direcciĆ³n y mantenimiento del gimnasio estaban encomendadas al Gimnasiarca, magistrado especial o “jefe del gimnasio” que generalmente era una persona ilustre y considerado, a veces, como “el primer ciudadano”, que solĆa ser elegido entre los mĆ”s ricos e influyentes.
Ćl era quien regulaba el funcionamiento del gimnasio, las actividades, dirigĆa al personal docente, administrativo y subalterno, proveĆa del material necesario para el normal funcionamiento, etc.
TambiƩn organizaba las ceremonias religiosas y los certƔmenes de todo tipo que se celebraban en estos centros y sufragaba personalmente los cuantiosos gastos. Sin duda, en el presupuesto de la ciudad se consignaba una cantidad para atender el mantenimiento del gimnasio. Su cargo era vitalicio y hereditario (se consideraba un honor ser gimnasiarca), y el ansia de popularidad de ciertos ciudadanos ricos y a la vez generosos les impulsaba a asumir tan gravoso cargo.
Los antiguos gimnasios privados (palestras) ponĆan de nombre al establecimiento, el nombre del Paidotriba, que era una especie de mĆ©dico-entrenador, ya que al mismo tiempo que enseƱaba a sus discĆpulos los secretos de la educaciĆ³n fĆsica, los ponĆa al corriente de todas las prĆ”cticas higiĆ©nicas necesarias para la consecuciĆ³n de los mejores resultados (baƱos, masajes, alimentaciĆ³n, reposo, etc).
Ya para terminar esta parte sobre la importancia del gimnasio en Grecia, aƱadir a modo de curiosidad que al parecer era prĆ”ctica frecuente, que los gimnasios griegos tuviesen gravadas en sus paredes mĆ”ximas, lĆ”pidas mortuorias o inscripciones erĆ³ticas.
Los gimnasios del siglo XIX
El Periodo Amorosiano se denomina asĆ en honor al Coronel del EjĆ©rcito EspaƱol Francisco AmorĆ³s, nacido en Valencia el aƱo 1769 y fallecido en ParĆs en 1834. Durante el aƱo 1807 se encargĆ³ de la educaciĆ³n del Infante D. Francisco de Paula, hasta que unos sucesos polĆticos le hicieron emigrar a Francia.
El Coronel AmorĆ³s tuvo que huir a Francia en 1816 acusado por calumnias y no se hubiera guardado ni el recuerdo de su imagen, si el SeƱor OrdĆ”x no hubiera hecho una copia del medallĆ³n de su mausoleo, existente en el cementerio de Mont Parnasse en ParĆs y publicĆ”ndola en “El Gimnasio”, revista profesional que entonces dirigĆa.
AmorĆ³s desarrollĆ³ un mĆ©todo gimnĆ”stico y publicĆ³ algĆŗn libro como “Manual de EducaciĆ³n FĆsica”, en el que describe las mĆ”quinas y aparatos que empleaba en el desarrollo de su mĆ©todo. Estos aparatos bĆ”sicamente estaban diseƱados en funciĆ³n de objetivos militares, pues el pĆŗblico que de aquella acudĆa a los gimnasios era casi todo militar. Los mĆ”s interesantes son: mĆ”stil horinzontal, caballo de volteo de madera, escalera para saltos en profundidad, cuerdas, paralelas, bĆ”scula braquial, muro de saltos, dinamĆ³metro de presiĆ³n, bolas de caĆ±Ć³n de 4,8 y 12 kg, zancos de diferentes tamaƱos, etc.
MĆ”s tarde vino el periodo que se conocĆa por Periodo Post-Amorosiano. En esta Ć©poca los gimnasios ya evolucionaron hacia aparatos (mĆ”quinas e instrumentos) mĆ”s parecidos a los de hoy en dĆa y mĆ”s alejados de los creados por AmorĆ³s de carĆ”cter militar. Estos aparatos servĆan para realizar ejercicios contra resistencia por medio de la aplicaciĆ³n directa de pesos, aunque tenĆan el inconveniente de su aplicaciĆ³n especĆfica a los diferentes grupos musculares.
Las mĆ”quinas gimnĆ”sticas basadas en la utilizaciĆ³n de sistemas de poleas para la aplicaciĆ³n indirecta del peso fue uno de los grandes avances de los gimnasios de este periodo, llegando a su mĆ”xima sofisticaciĆ³n con los inventos de Bourlot y el Profesor Vignolles.
Insistimos, las poleas fueron un elemento clave del Periodo Post-Amorosiano y trascendental en la evoluciĆ³n tecnolĆ³gica del material gimnĆ”stico.
Entre el pĆŗblico que acudĆa a estas salas gimnĆ”sticas, ya empieza a verse una amplia representaciĆ³n de la sociedad civil, pero el momento mĆ”s Ć”lgido del pĆŗblico civil la encontramos en la historia de los gimnasios modernos hacia el aƱo 1880 en el periodo denominado Triatiano. Triat revolucionĆ³ el mundo del gimnasio con la apariciĆ³n de las pesas, que sin duda son los aparatos mĆ”s representativos de la aplicaciĆ³n directa de peso. Su creatividad, sus amplios y sĆ³lidos conocimientos de anatomĆa y fisiologĆa, le llevaron a diseƱar pesas de distintas formas y tamaƱos para el trabajo de los distintos grupos musculares del cuerpo, que todavĆa se emplean en la actualidad manteniendo un enorme parecido con las iniciales.
Triat creĆ³ las pesas para la mejora de la fuerza, que en un principio estaban formadas por dos mazas de hierro esfĆ©ricas o cĆ³nicas unidas por una barra que servĆa de empuƱadura, con el fin de hacer con un par de ellas ejercicios muy variados. A estas pesas se las conoce hoy en dĆa con el nombre de mancuernas.
HabĆa otro tipo de pesas aparte de las mancuernas, que se denominaban “balas de caĆ±Ć³n” que se utilizaban sĆ³lo para el fortalecimiento de brazos y piernas contra resistencia.
Junto a las pesas, aƱos mĆ”s tarde los gimnasios se empiezan a equipar con aparatos mucho mĆ”s especĆficos y modernos. Estos gimnasios estaban unidos a tabernas, cervecerĆas y restaurantes, pues asĆ los atletas podĆan levantar unas pesas y luego apagar su sed con unas jarras repletas de cerveza. Con la apariciĆ³n de Triat, los gimnasios se empiezan a montar ya en edificios grandes, lujosos y tambiĆ©n muy bien ventilados, lo cual se atraĆa asĆ a la aristocracia que en un principio era quien disponĆa de tiempo para acudir al gimnasio.
El mĆ©todo de Triat revolucionĆ³ el mundo del gimnasio, logrando con Ć©l enormes beneficios para sus miles de alumnos, entre los que hay que destacar al francĆ©s Edmond Desbonnet, profesor de cultura fĆsica e importante impulsor del fisicoculturismo en Francia a principios de 1900, pues gracias a Ć©l y a sus publicaciones como “La Culture Physique”, los gimnasios empezaron a surgir en Francia como hongos, expansiĆ³n que luego cruzĆ³ la frontera de los Pirineos para llegar asĆ a nuestro paĆs de la mano del Profesor Gustavo Buesa, que fue el primer fundador de un gimnasio de culturismo en EspaƱa, que abriĆ³ sus puertas en la ciudad de Barcelona.
A Desbonnet tambiĆ©n se le debe el empleo de las duchas en los gimnasios, pues de aquella los baƱos eran algo inusual en las salas de ejercicio, pero Ć©l insistiĆ³ mucho en ello. Aconsejaba a sus alumnos: “no dejĆ©is que pase un sĆ³lo dĆa sin trabajar el cuerpo hasta que sudĆ©is para lavarlo luego”. TambiĆ©n introdujo el espejo como herramienta de motivaciĆ³n y autocorrecciĆ³n de los ejercicios.
Estos gimnasios, los cuales al no existir en esas fechas casas de deporte que se dedicaran a la construcciĆ³n de aparatos, se tenĆan que equipar con mĆ”quinas e instrumentos encargados a herreros y carpinteros bajo la direcciĆ³n del profesor, eligiĆ©ndose para los mismos materiales como maderas de haya o avellano, rodamientos de bronce o piezas de artillerĆa, con el fin de conseguir unos diseƱos exclusivos segĆŗn las tendencias de la Ć©poca, para lograr con ellos la “puesta a punto” de quienes los fuesen a utilizar. Todo esto lo podemos considerar como la semilla de los modernos y actuales gimnasios en los cuales confĆan su salud y forma fĆsica millones de personas en todo el mundo, haciendo de ellos verdaderos templos de salud, fuerza y belleza.
Por TomĆ”s ABEIGĆN
Contacto: abeigon@yahoo.es / Tel. 607 477 360
- Licenciado en Ciencias del Deporte por la Universidad de Vigo
- Master en MusculaciĆ³n Deportiva
- Entrenador Nacional de Halterofilia
- Entrenador Nacional de Fisicoculturismo y MusculaciĆ³n
- Entrenador Nacional de Fuerza Aplicada
- Profesor de Culturismo y Profesor de MusculaciĆ³n, ambos diplomas expedidos por la FederaciĆ³n EspaƱola de Judo y Deportes Asociados.
- Diplomado como Profesor de Cultura FĆsica por las Escuelas: Rouet (Francesa) y Weider, Atlas (Americanas).
- CampeĆ³n de EspaƱa de Fisicoculturismo Natural en 1996
- Galardonado con el premio nacional “Intergym´s de Oro” al mejor trabajo de investigaciĆ³n los aƱos 1999, 2000 y 2001
- Posee el “Diploma de Honor al MĆ©rito Fisicoculturista” (la mĆ”s alta distinciĆ³n que se puede alcanzar en EspaƱa sobre Ć©ste deporte).
- Director del Gimnasio “Taller Corporal” de Pontevedra desde 1989
- Historiador del “Deporte del Hierro”
- Autor de varios libros e infinidad de artĆculos sobre el tema de las pesas
- Presidente de NABBA ESPAĆA (OrganizaciĆ³n mĆ”s antigua de fisicoculturismo que a nivel
internacional organiza el Mr. Universo)
- Juez Internacional en el Mr. Universo (Ćŗnico en EspaƱa)
- Poseedor del “MedallĆ³n de Triat” que lo acredita como el Ćŗnico heredero en el mundo de la filosofĆa de la “Escuela Francesa”, que aceptĆ³ de la mano de su Profesor con la obligaciĆ³n de cederlo antes de morir al discĆpulo que el elija.
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