Distintas materias primas de las que hacen los aminoácidos
La normativa europea respecto a productos alimentarios y cosméticos prohibe la incorporación de células, tejidos o derivados del cuerpo humano para la elaboración de alimentos y cosméticos puesto que, entre otros riesgos, facilitarían enormemente la transmisión de enfermedades de origen vírico y otras como la encefalopatía espongiforme humana conocida también como enfermedad de Creutzfeldt-Jakob o síndrome de las vacas locas.
Esta restricción hubo de ser modificada hace ya años para permitir el uso del cabello humano que, mediante procesos de fermentación e hidrólisis, es la materia prima por excelencia, la universalmente usada y la más económica para la obtención de algunos de los aminoácidos más comunes.
De hecho, para la obtención de dichos aminoácidos suelen usarse como fuentes combinaciones de cabello humano, plumas de ave, cuernos de ganado bovino además de petróleo y otros productos sintéticos.
Los fabricantes que producen estos aminoácidos, desde China, Japón y Alemania, los venden a otros fabricantes que producen tanto suplementos nutricionales como alimentación en general. Como ejemplo valga decir que la L-Cisteina se utiliza en panadería, pastelería, bollería industrial,... es decir, en todos lados.
El uso de la L-Cisteina está muy extendido pues aporta ventajas como minimizar el tiempo de preparación de masas de harina, disminuir la reducción de tamaño de las bases de las pizzas una vez han sido aplanadas y facilitar la manipulación de la masa por los distintos procesos.
Mientras que en Europa se estudia la prohibición del uso de cabello humano para la obtención de estos, en EEUU y Canadá no existe ninguna presión en este sentido. Sin embargo, la polémica surge, no sólo por los riesgos para la salud, sino porque muchas religiones prohiben el consumo de productos y derivados del cuerpo humano. Es imposible recibir un certificado Kosher (que es apto para el consumo por parte de judios) para productos que contengan aminoácidos obtenidos de esta forma y, por descontado, es un producto prohibido para los musulmanes.
Sólo una compañía de Indonesia, Majelis Ulema fabrica para Ajinomoto Company, aminoácidos obtenidos 100% de materiales sintéticos, que son los que, por ejemplo, Milos Sarcev y sus socios usan en sus suplementos KSN (Koloseum Nutritional Sciences) y, que además de su excepcional calidad, están aprobados para su consumo por judios y musulmanes.
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