Las consecuencias fatales que puede desencadenar una obsesión por el culto al cuerpo
Los entrenamientos con pesas parecen haberse convertido en un ejercicio que conlleva un alto riesgo de adicción, especialmente entre los que practican culturismo.
Según un estudio publicado esta semana en el 'British Journal of Sports Medicine', los ejercicios de fortalecimiento en las máquinas de pesas poseen un riesgo de dependencia muy acusado.
«Estamos hablando de personas que pueden llegar abandonar sus empleos e, incluso, dejar de lado a sus familias o a entrenar más de seis horas al día. Se dedican al levantamiento de pesas de forma obsesiva y ni siquiera dejan de entrenarse cuando están seriamente lesionados». Así se ha manifestado el doctor Bruce Hale, de la Universidad de Maine (USA), responsable del estudio.
Su equipo de investigadores analizó los hábitos de 89 hombres de edades comprendidas entre los 16 y los 55 años. Entre los participantes se podían diferenciar tres grupos: culturistas con más de dos años de experiencia, levantadores de pesas con más de un año de entrenamiento y personas que se habían iniciado en el culturismo recientemente.
Los participantes rellenaron cuestionarios sobre sus hábitos de entrenamiento. La encuesta pretendía determinar los diferentes niveles de dependencia del ejercicio físico entre los participantes, así como el grado de aceptación o ansiedad que mostraban a la hora de valorar su propia imagen corporal.
Percepción distorsionada del propio cuerpo
Algunos culturistas presentan una patología conocida como dismorfia muscular, que consiste en tener una percepción distorsionada del propio cuerpo. La mayoría creen que los demás les ven débiles o delgados o con demasiada grasa.
Esta preocupación puede conducir a una obsesión por ganar músculo y perder grasa a cualquier precio, incluyendo situaciones de exceso de entrenamiento. Además, en algunos casos se llega a la ingestión de medicamentos con efectos secundarios severos, entre otros esteroides anabolizantes, hormonas de crecimiento y diuréticos.
Los resultados del estudio mostraron que los culturistas con más experiencia presentaban mayor dependencia del ejercicio que el resto. Ésta iba estrechamente unida al apoyo de los otros culturistas con los que se compartían entrenamientos. Los investigadores concluyen que la existencia de un grupo es muy importante para estos individuos, ya que les ayuda a superar los complejos de inferioridad y los problemas de autoestima que sufren.
Los culturistas más expertos se vieron obligados a limitar sus programas de entrenamiento por falta de tiempo. Según el doctor Hale, estos individuos conceden más importancia, tanto en tiempo como en energía y dedicación, al cultivo de su desarrollo muscular que al resto de su vida, incluyendo familia, amigos y trabajo.
Un objetivo a largo plazo
Lo cierto es que el culturismo ha alcanzado niveles muy elevados de popularidad en las dos últimas décadas, especialmente entre los menores de 30 años.
Para muchos para conseguir una hipertrofia muscular importante —objetivo máximo de los que practican esta actividad— , lo principal es mover grandes cargas sin importar la técnica de su ejecución. Paradójicamente, entre los objetivos de los culturistas no figura el aumento de su fuerza física. Su meta es conseguir el máximo desarrollo posible de todos y cada uno de los músculos de su cuerpo.
Por eso, sus preparadores físicos han desarrollado ejercicios específicos de pesas también para los músculosmás pequeños del organismo.
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