En estudios no relacionados todos publicados el 4 de mayo, los investigadores de dos universidades independientes han demostrado que la...
En estudios no relacionados todos publicados el 4 de mayo, los investigadores de dos universidades independientes han demostrado que las infusiones de sangre de ratones más jóvenes puede realmente revertir los efectos del envejecimiento en ratones más viejos. Los ratones más viejos que recibieron “sangre joven” presentaron un aumento en la fuerza muscular y la resistencia; sus cerebros crecieron nuevas células nerviosas, las cuales mejoraron en pruebas cognitivas.
Si replicado en los seres humanos, los resultados pueden sugerir un tratamiento relativamente sencillo para condiciones actualmente incurables como la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia.
Transfusión de Sangre, Mejoramiento de la Memoria
En un estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Stanford y publicado en la revista Nature Medicine, los investigadores inyectaron sangre de ratones jóvenes a ratones de edad avanzada.
Después de las transfusiones, los ratones más viejos comenzaron a actuar mejor en una prueba en la que tenían que localizar una plataforma sumergida en un recipiente lleno de agua. Sus cerebros también se volvieron más eficientes en formar conexiones y las células nerviosas viejas se activaron de nuevo, sobre todo en el hipocampo – una región del cerebro asociada con la formación de la memoria, en particular los recuerdos relacionados con patrones espaciales. El hipocampo es particularmente susceptible a deterioro con la edad y es una de las regiones del cerebro más afectadas por la demencia.
“Era como si estos viejos cerebros se recargaran mediante la sangre joven” dijo el autor principal, Tony Wyss-Coray.
En particular, los investigadores encontraron que también se produjo el efecto contrario. Cuando los ratones jóvenes fueron inyectados con sangre de ratones viejos, la capacidad de su cerebro para generar nuevas células nerviosas comenzó a diminuir y tuvieron peores resultados en la prueba de espacio.
Proteínas específicas implicadas
Los otros estudios fueron realizados por investigadores del Instituto de Células Madre de Harvard y publicado en la revista Science. Para empezar, los investigadores utilizaron un método llamado parabiosis, en el que dos ratones genéticamente idénticos tienen pequeños colgajos de piel en sus lados cortados y cosido uno con otro. La curación de estas heridas hace que los sistemas circulatorios de los animales se fusionen, por lo que comparten un suministro de sangre.
Cuando un ratón joven y un viejo se combinaron de tal manera, las células madres nerviosas y músculares en los ratones más viejos parecen haber sido rejuvenecidas, aumentando la actividad y la producción de más tejido nervioso y muscular en tan sólo cuatro semanas. Después de cuatro a cinco semanas, las células madre del músculo en los ratones más viejos habia mostrado significativamente menos daño en el ADN de las células que en los ratones de control. También aumentó el flujo de sangre al cerebro. En los ratones más jóvenes, todos estos cambios ocurrieron en reversa – aumentaron los daños al ADN, menor actividad celular y flujo de sangre al cerebro reducida.
Los investigadores entonces siguieron los estudios al inyectar directamente ratones de más viejos con el factor de diferenciación de crecimiento 11 (GDF11 por sus siglas en Ingles) también conocida como proteína morfogenética ósea 11, que circula en altos niveles en la sangre de ratones jóvenes y disminuye drásticamente con la edad. Un estudio previo había demostrado ya que las inyecciones de GDF11 causo un rejuvenecimiento del corazón en ratones de edad avanzada.
De acuerdo con estos hallazgos, los investigadores de Harvard encontraron que las inyecciones de GDF11 aumentaron el número de células madre en los músculos y el número de vasos sanguíneos en el cerebro. Los ratones que recibieron las inyecciones navegaron laberintos más rapidamente, corriendo en cintas más tiempo y calificaron mejor en pruebas de resistencia que los ratones de control.
Los mismos efectos se observaron en ratones viejos que reciben transfusiones de sangre entera de ratones jóvenes.
“Podría haber parecido que los efectos GDF11 se limitaron al corazón” dijo la investigadora Amy Wagers. “Estos nuevos estudios extienden el impacto a otros tipos de tejidos.”
Los investigadores de Stanford ya han formado una empresa, Alkahest, que está planeando un ensayo clínico en el cual a pacientes de Alzheimer mayores se les darán las transfusiones de sangre de personas de 20 años.
“Ahora mismo no podemos hacer nada por los pacientes de Alzheimer y esto parece tan fácil y simple” dijo Wyss- Coray.
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