Cómo responde al estrés ahora determina su estado de salud en 10 años

Una investigación ahora demuestra que la forma de manejar los estresores diarios – esas pequeñas molestias – tiene un enorme impacto en su ...

Una investigación ahora demuestra que la forma de manejar los estresores diarios – esas pequeñas molestias – tiene un enorme impacto en su salud a largo plazo.

La naturaleza humana es justificar los pequeños estados de ánimo desagradables, reacciones infantiles y el mal humor en general, porque “la vida es tan estresante.”  Actuamos de esa forma por que no podemos evitarlo. La naturaleza humana nos lleva a una muerte prematura.

Un estudio realizado en la Universidad de Pennsylvania nos recuerda que los acontecimientos estresantes no son el problema. Nuestras reacciones a estos eventos son el problema – y uno serio.

“Nuestra investigación muestra que su reacción a lo que sucede en su vida hoy predice sus condiciones de salud crónicas 10 años en el futuro, independientemente de su estado de salud actual y su estrés en el futuro”, dijo David Almeida, profesor de desarrollo humano y estudios familiares en Universidad de Pennsylvania.

“Por ejemplo, si tiene un montón de trabajo que hacer hoy y esta realmente de mal humor a causa de eso, entonces son más propensos a sufrir consecuencias negativas en su salud en 10 años que alguien que también tiene un montón de trabajo que hacer hoy, pero no deja que lo moleste.

“La investigación fue rigurosa, incluyendo ocho entrevistas diarias consecutivas, junto con cuatro pruebas de cortisol en la saliva durante esos ocho días. Para cada participante, la prueba se llevó a cabo de nuevo diez años más tarde para determinar los cambios en el manejo de estrés, así como para evaluar su estado de salud. Los resultados fueron claros. Los que manejan mejor el estrés tenían menos problemas de salud en general, especialmente el dolor crónico y problemas cardiovasculares.

¿Podemos apegarnos a una forma de ser estresante y negativa?

Pionero psiquiatra Edmund Bergler, observó que nosotros nos apegamos a la negatividad y el estrés. De hecho, llamó a este tipo de apegos un reflejo de nuestra neurosis básica, lo que sugiere que en realidad – inconscientemente – aprendemos a preferir el desagrado del estrés más que el placer de la felicidad. Si mira el mundo desde esta perspectiva, tiene mucho sentido.

En el fondo (muy, muy en el fondo) preferimos ser controlados, rechazados y privados a la simple satisfacción. Piense en eso. ¿Qué se necesita para ser feliz? No mucho. Alimentos, ropa y refugio. Una mente en calma, un poco de naturaleza, quizás unos pocos amigos. Así de simple.

El descontento se ha vuelto más familiar y tolerable que la felicidad para demasiadas personas.

El mundo en que vivimos y las personas que lo habitan – me incluyo – son cualquier cosa menos “simplemente contentas” de vivir en el momento, a pesar de que hacerlo es fácil y siempre disponible. Queremos más. Queremos poder. Queremos cosas. Queremos fama.

Nuestro deseo incesante de tener más poder, posesiones y fama sólo nos hace sentir más impotentes, privados y rechazados. Entendemos esto, en su mayor parte. Sin embargo, seguimos buscando con avidez lo que no nos puede satisfacer.

Nos hace mal humorados. Es deprimente. Sin embargo, seguimos iguales. Nuestro apego a la miseria es más convincente de lo que podemos imaginar.

¿Alguna vez ha tratado de hacer que alguien cambie un comportamiento que lo está haciendo miserable, sólo para ser resistido a cada paso?

¿Ha tenido dificultades para renunciar a reacciones o comportamientos que  le causan miseria, sólo para volver a ellos una y otra vez?

¿Se da cuenta que al permitir estar estresado le esta afectando a su salud de forma negativa, sin embargo, continúa en ese camino todos los días?

Es obvio que estamos apegados a la negatividad y el estrés. Ahora ¿Qué hacemos?

El primer paso es reconocer lo que está pasando – para salir de la negación. Este es el 90 % de la batalla, ya que la negación es el mecanismo más elegante y eficaz jamás concebido. Es brillante! Sólo negar la verdad – esconderlo de si mismo para convencerse de que el origen del problema es cualquier cosa menos usted.