Fisioterapeutas y profesionales del deporte sostienen que no todas son buenas y que tienen contraindicaciones. Se han puesto de moda en el s...
Fisioterapeutas y profesionales del deporte sostienen que no todas son buenas y que tienen contraindicaciones.
Se han puesto de moda en el siglo XXI, aunque el invento es de los aƱos setenta, cuando los soviĆ©ticos las utilizaron para entrenar a sus astronautas. Las plataformas vibratorias, o body coach (entrenador corporal), se anuncian en cuanta revista existe, y toda cadena de televisiĆ³n que se precie no entiende sus programas de venta nocturnos sin loas a estos aparatos. Son lo Ćŗltimo en fitness, y, a tenor de los anuncios, parece que ya no es posible bajar unos kilos, reducir celulitis o ponerse cachas sin meterse en la coctelera y empezar a vibrar.
Y resulta que no es exactamente asĆ. Fisioterapeutas y profesionales del deporte critican la falta de informaciĆ³n que suele acompaƱar la venta y el uso de estas mĆ”quinas, extraordinarias cuando son de buena calidad y se utilizan correctamente, y peligrosas en el caso contrario.
El funcionamiento de las plataformas vibratorias es sencillo. Su base genera vibraciones que se transmiten al cuerpo, y los mĆŗsculos reaccionan a ese estĆmulo mediante contracciones que intentan compensar los movimientos del aparato.
Contra la celulitis
Este mecanismo permite numerosas utilidades. En fitness se puede utilizar como complemento a otro tipo de ejercicio, como correr o nadar, y tambiĆ©n para relajar la musculatura despuĆ©s del esfuerzo fĆsico. En fisioterapia, la mĆ”quina es magnĆfica para la recuperaciĆ³n de determinadas lesiones, especialmente las articulares, porque con ella se trabaja muy bien la propiocepciĆ³n. Tiene ademĆ”s un uso positivo en salones de belleza, especialmente para combatir la celulitis.
¿DĆ³nde empiezan las pegas? En primer lugar, cuando se publicitan funciones que la mĆ”quina no puede realizar. Por ejemplo, la sustituciĆ³n del ejercicio fĆsico, adelgazar o ganar musculatura. «La plataforma no va a correr por ti, y tampoco te va a muscular. Para eso hay que ir al gimnasio y ponerse en manos de un buen especialista que sepa lo que hace, porque trabajar contra resistencia es la Ćŗnica forma de lograr ese objetivo», explica Amadeo GonzĆ”lez, fisioterapeuta de la unidad de rehabilitaciĆ³n del Hospital A CoruƱa y del centro de fisioterapia Fisam, en esa ciudad.
En segundo lugar, las mĆ”quinas de body coach tienen un sinfĆn de contraindicaciones, como en los casos de embarazo, hernia, diabetes, epilepsia, migraƱa, problemas de retina, uso de marcapasos... «En general nunca deben subirse a estas plataformas las personas que tienen prĆ³tesis de cualquier tipo o enfermedades neurolĆ³gicas», sostiene Amadeo GonzĆ”lez, y la cuestiĆ³n es que en la publicidad no siempre se explican esos condicionantes.
Desde trescientos euros
Hay un tercer punto: la calidad. En el mercado se estƔn vendiendo mƔquinas desde unos trescientos euros, cuando las buenas valen entre 5.000 y 10.000. Existen tres tipos. Las plataformas vibratorias verticales son las que se estƔn promocionando mƔs y, en general, vibran exclusivamente de arriba a abajo.
MĆ”s caras son las plataformas vibratorias basculantes u oscilantes, que incorporan ademĆ”s el movimiento lateral. Por Ćŗltimo, las profesionales o triplanos se mueven en tres fases al aƱadir la oscilaciĆ³n de delante atrĆ”s, y consiguen vibraciones mĆ”s naturales, similares a las que recibe el cuerpo al caminar o correr.
«Los profesionales del sector tenemos una guerra contra lo que estĆ”n vendiendo las televisiones, que no cumple con los requisitos mĆnimos sanitarios. Las plataformas pueden ser muy perjudiciales usadas de manera incorrecta», advierte JosĆ© Pena, licenciado en Ciencias de la Actividad FĆsica y el Deporte y masajista terapĆ©utico en el complejo de salud compostelano Espagat.
Se han puesto de moda en el siglo XXI, aunque el invento es de los aƱos setenta, cuando los soviĆ©ticos las utilizaron para entrenar a sus astronautas. Las plataformas vibratorias, o body coach (entrenador corporal), se anuncian en cuanta revista existe, y toda cadena de televisiĆ³n que se precie no entiende sus programas de venta nocturnos sin loas a estos aparatos. Son lo Ćŗltimo en fitness, y, a tenor de los anuncios, parece que ya no es posible bajar unos kilos, reducir celulitis o ponerse cachas sin meterse en la coctelera y empezar a vibrar.
Y resulta que no es exactamente asĆ. Fisioterapeutas y profesionales del deporte critican la falta de informaciĆ³n que suele acompaƱar la venta y el uso de estas mĆ”quinas, extraordinarias cuando son de buena calidad y se utilizan correctamente, y peligrosas en el caso contrario.
El funcionamiento de las plataformas vibratorias es sencillo. Su base genera vibraciones que se transmiten al cuerpo, y los mĆŗsculos reaccionan a ese estĆmulo mediante contracciones que intentan compensar los movimientos del aparato.
Contra la celulitis
Este mecanismo permite numerosas utilidades. En fitness se puede utilizar como complemento a otro tipo de ejercicio, como correr o nadar, y tambiĆ©n para relajar la musculatura despuĆ©s del esfuerzo fĆsico. En fisioterapia, la mĆ”quina es magnĆfica para la recuperaciĆ³n de determinadas lesiones, especialmente las articulares, porque con ella se trabaja muy bien la propiocepciĆ³n. Tiene ademĆ”s un uso positivo en salones de belleza, especialmente para combatir la celulitis.
¿DĆ³nde empiezan las pegas? En primer lugar, cuando se publicitan funciones que la mĆ”quina no puede realizar. Por ejemplo, la sustituciĆ³n del ejercicio fĆsico, adelgazar o ganar musculatura. «La plataforma no va a correr por ti, y tampoco te va a muscular. Para eso hay que ir al gimnasio y ponerse en manos de un buen especialista que sepa lo que hace, porque trabajar contra resistencia es la Ćŗnica forma de lograr ese objetivo», explica Amadeo GonzĆ”lez, fisioterapeuta de la unidad de rehabilitaciĆ³n del Hospital A CoruƱa y del centro de fisioterapia Fisam, en esa ciudad.
En segundo lugar, las mĆ”quinas de body coach tienen un sinfĆn de contraindicaciones, como en los casos de embarazo, hernia, diabetes, epilepsia, migraƱa, problemas de retina, uso de marcapasos... «En general nunca deben subirse a estas plataformas las personas que tienen prĆ³tesis de cualquier tipo o enfermedades neurolĆ³gicas», sostiene Amadeo GonzĆ”lez, y la cuestiĆ³n es que en la publicidad no siempre se explican esos condicionantes.
Desde trescientos euros
Hay un tercer punto: la calidad. En el mercado se estƔn vendiendo mƔquinas desde unos trescientos euros, cuando las buenas valen entre 5.000 y 10.000. Existen tres tipos. Las plataformas vibratorias verticales son las que se estƔn promocionando mƔs y, en general, vibran exclusivamente de arriba a abajo.
MĆ”s caras son las plataformas vibratorias basculantes u oscilantes, que incorporan ademĆ”s el movimiento lateral. Por Ćŗltimo, las profesionales o triplanos se mueven en tres fases al aƱadir la oscilaciĆ³n de delante atrĆ”s, y consiguen vibraciones mĆ”s naturales, similares a las que recibe el cuerpo al caminar o correr.
«Los profesionales del sector tenemos una guerra contra lo que estĆ”n vendiendo las televisiones, que no cumple con los requisitos mĆnimos sanitarios. Las plataformas pueden ser muy perjudiciales usadas de manera incorrecta», advierte JosĆ© Pena, licenciado en Ciencias de la Actividad FĆsica y el Deporte y masajista terapĆ©utico en el complejo de salud compostelano Espagat.
Fuente: la voz de Galicia
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