$type=carousel$count=9$cols=3$cate=0$show=home

Aprende de los culturistas profesionales: Rich Gaspari

Ganó el Nationals, se proclamó Mr. Universo, se convirtió en el eterno segundo del Mr. Olympia y entró en la historia del culturismo, todo a...

Ganó el Nationals, se proclamó Mr. Universo, se convirtió en el eterno segundo del Mr. Olympia y entró en la historia del culturismo, todo antes de cumplir 30 años: una trayectoria que no ha conseguido igualar ninguna de las superestrellas de nuestro tiempo. Rich Gaspari ha dejado una huella indeleble.

Desde mediados de los aƱos noventa, Rich camina por un sendero ligeramente distinto. La competición ha dejado de ser una prioridad. Ahora triunfa como empresario con su propia lĆ­nea de complementos nutricionales y deportivos y todavĆ­a mantiene los atractivos que lo catapultaron al escenario mĆ”s importante del culturismo. Amable, inteligente y risueƱo son adjetivos que describen a Gaspari. Ah, y una cosa mĆ”s: continĆŗa en una forma fĆ­sica impecable. ¿QuĆ© mĆ”s se puede pedir?

Es su primera entrevista desde hace 10 aƱos, con declaraciones reveladoras y sinceras sobre cuestiones como el Olympia, la vida y la muerte, el estrellato y la WBF, entre muchas otras.

Rich Gaspari: Me alegra volver, Rod, de verdad. No tengo demasiado tiempo para entrevistas, pero eres tenaz, y eso me gusta. Me has cogido con ganas de hablar, asĆ­ que, venga, dispara.

Periodista: Vamos allĆ”. En lugar de saltar de un tema a otro, ¿quĆ© te parece si el propio Rich Gaspari empieza a narrar su vida?

RG: Me parece una idea estupenda.

Periodista: Pues al ataque.

RG: Hum... La vida de Rich Gaspari, ¿eh? Muy bien. Me criĆ© en Edison (Nueva Jersey), una ciudad ni muy grande ni muy pequeƱa. Mi familia siempre ha estado muy unida. Yo soy el menor. VivĆ­amos en un vecindario fantĆ”stico: nos conocĆ­amos todos; nos visitĆ”bamos y nos llevĆ”bamos comida... el tĆ­pico vecindario italiano que se ve en las pelĆ­culas. De niƱo, mi pasatiempo preferido (ademĆ”s de soƱar despierto) era leer cómics de superhĆ©roes, sobre todo los de El IncreĆ­ble Hulk. La idea de que un hombre pequeƱo y delgaducho se transformara en un monstruo gigantesco me fascinaba.

Periodista: Por lo que he oĆ­do, ese personaje ha inspirado a bastantes culturistas.

RG: Es que las escenas de la transformación eran terroríficas y emocionantes. Y cómo lo dibujaban: furioso, verde, enorme. También lo veía en la televisión. Lou Ferrigno me causó una honda impresión. Cuando estaba en cuarto grado, iba a la casa de un amigo y leíamos los cómics juntos en el sótano. Su padre también guardaba números viejos de Músete Builder, y nos pasÔbamos horas y horas mirando las fotografías. No me lo podía creer: los superhéroes existían de verdad. Fue entonces cuando decidí que quería ser culturista.

Periodista: Un momento que te marcó la vida. ¿CuĆ”ntos aƱos tenĆ­as en cuarto grado? ¿Nueve? ¿Y ya pensabas en entrenarte con pesos en serio?

RG: No empecé entonces, pero la idea ya estaba allí. No dejaba de pensar en ello. El punto de inflexión llegó cuando tenía 13 años. Me diagnosticaron una mononucleosis grave y tuvieron que ingresarme en el hospital. Cuando me dieron el alta, pesaba unos 48 kilos; estaba consumido. Nuestro médico me recomendó que trabajara con pesos para recuperar parte de la fuerza. Me compré un libro de entrenamiento de Bruce Randall, con fotografías de Franco y Arnold, y seguí las rutinas. Las hacía en una banca de mi hermano mayor. Los entrenamientos me ayudaron a ganar 27 kilos de músculo. Medía 1.70 y pesaba 75 kilos. La gente empezó a comentar lo fuerte que estaba para tener 14 años.

Periodista: ¿CuĆ”ndo pisaste un gimnasio de verdad?

RG: Cuando estaba en primero de bachillerato, tenía un amigo que se entrenaba con pesos para jugar al béisbol. Nos colÔbamos en el gimnasio de la universidad, en el que había varias mÔquinas y pesos libres. Era emocionante, pero también peligroso, porque se suponía que no debíamos estar allí, no sin permiso. Al final, el preparador nos pilló, pero fue comprensivo y nos dejó seguir entrenÔndonos allí. Cuando acabó el béisbol, mi amigo dejó los pesos, pero yo continué. A los 16 años, pesaba 79 kilos. Entonces, decidí presentarme a una competición.

RG: Era el Physique 1979, un campeonato regional de Nueva Jersey. ParticipĆ© en la categorĆ­a de juveniles y quedĆ© sexto. DespuĆ©s de la competición, un juez me dijo algo que jamĆ”s olvidarĆ©: "¿Sólo tienes 16 aƱos y ya estĆ”s asĆ­? LlegarĆ”s lejos, chaval". No necesitĆ© nada mĆ”s para seguir adelante. En 1980, volvĆ­ a la misma competición y fui tercero y, por fin, al aƱo siguiente, regresĆ© a casa con el oro.

Periodista: Uno de los chicos a los que derrotaste entró en la categorĆ­a sĆ©nior y venció, ¿verdad?

RG: Asƭ fue. Entonces comprendƭ que yo podrƭa haber hecho lo mismo. Mi mundo cambiaba a gran velocidad y necesitaba parar: soy demasiado precavido. En aquel momento, competir a escala nacional era todavƭa un sueƱo. Pero yo tenƭa grandes sueƱos. CentrƩ todas mis energƭas en conseguirlo. Las revistas estaban llenas de fƭsicos que admiraba, de hombres que habƭan tenido comienzos humildes. Eso era lo que querƭa para mƭ.

Periodista: Tan joven, seguro que en tu vida habĆ­a otras cosas, aparte del culturismo...

RG: TenĆ­a muchos objetivos, y uno de ellos era una buena educación. DespuĆ©s del bachillerato, estudiĆ© en la Universidad Rutgers el curso preparatorio para acceder a Medicina. Pero acabĆ© en Administración de Empresas porque encajaba mejor con mi proyecto de convertirme algĆŗn dĆ­a en empresario. Durante los dos aƱos y medio que pasĆ© en Rutgers, compaginĆ© ambas actividades. Cuando no estaba estudiando, estaba en el gimnasio. ¡Casi no me quedaba tiempo para divertirme! CompetĆ­ en el Jersey Classic de 1982 y ganĆ© el absoluto. Dos meses despuĆ©s, me hice con el Jr. Nationals y, en 1983. participĆ© en el Nationals.

Periodista: Recuerdo haberlo leĆ­do.

RG: Pues tienes una memoria magnĆ­fica. Al Antunk me dio bastante cobertura en la vieja Iron Man, cuando aĆŗn la editaba Peary Rader. El Nationals del 83 fue como un quiĆ©n es quiĆ©n del culturismo: Bob Paris, Rory Leidelmeyer, Matt Mendenhall, Mike Christian y Phil Williams. QuedĆ© quinto, por detrĆ”s de Paris, Leidelmeyer, Mike y Matt. Ellos ya eran conocidos en el mundo del culturismo, mientras que yo era un crĆ­o que andaba por allĆ­. ¡ImagĆ­nate! ¡Quinto! Aquello supuso un gran estĆ­mulo.

Periodista: En la universidad, ¿cómo reaccionaba la gente?

RG: Me consideraban una especie de monstruo. Me miraban y me gritaban: "¡A ver esos mĆŗsculos!". Iba a las fiestas de la fraternidad y me quitaba la camisa y posaba, pero no me emborrachaba ni hacĆ­a nada raro. Si querĆ­a ganar, debĆ­a tener la vista puesta en el premio. Y la tenĆ­a.

Periodista: ¿No fuiste a California en 1983?

RG: En efecto. Ed Connors, quien dirigĆ­a la franquicia de Gold’s Gym. se me acercó y me preguntó si me interesaba mudarme a California para entrenarme allĆ­. Era un sueƱo hecho realidad, una oportunidad fantĆ”stica. Naturalmente, la aprovechĆ©. Me entrenĆ© en el Gold’s Gym de Reseda. AllĆ­ habĆ­a todo tipo de culturistas, personas sobre las que habĆ­a leĆ­do en las revistas: Al Bedeles, Bertil Fox, Cory Everson, Fred Hatfield, Rick Wayne y Lee Haney. Me llevó algĆŗn tiempo creer que me entrenaba con mis hĆ©roes. Incluso ahora me estremezco al pensarlo.

Periodista: Vaya, la oportunidad de conocer a Lee Haney. Poco imaginabais lo que os deparaba el destino.

RG: Haney era profesional y ya había ganado el Night of Champions. Impresionante: dorsales anchísimos y cintura muy estrecha. Y alto... un culturista verdaderamente excepcional. Su genética era perfecta. Pero también me cautivó su gran amabilidad. Un día, estÔbamos en el gimnasio y él me observaba. "Oye", me dijo, "te entrenas con dureza". Yo pesaba alrededor de 110 kilos. Había ganado bastante tamaño y estaba bastante bien. Empezamos a hablar y muy poco después me preguntó si quería ser su compañero de entrenamiento. Congeniamos desde el principio. Me ayudó mucho. Nos entrenÔbamos con un gran rigor. El iba a por el Mr. Olympia del 84, y su programa de entrenamiento y alimentación giraba en torno a ese objetivo.

Periodista: ¿Cómo era la intensidad de los entrenamientos?

RG: Extrema. Sólo tenía 20 años, pero también un enorme deseo de triunfar en el culturismo. Lee y yo nos entendíamos muy bien; pensÔbamos de forma parecida. Incluso me fui a vivir con él. Los entrenamientos eran increíbles. Aprendí mucho de él. Mirando atrÔs, es una ironía.

Periodista: ¿QuĆ©? ¿Que con el tiempo te convirtieras en su mĆ”s directo rival?

RG: Sí. No me lo imaginaba, ni creo que él se lo imaginara tampoco. A partir de entonces, por desgracia, nuestra relación cambió.

Periodista: ¿Sucedió cuando te preparabas para el Nationals del 84?

RG: SĆ­, y cómo. En el 83, era peso pesado. En el 84, competĆ­ como semipesado y ganĆ© mi categorĆ­a. Me enfrentĆ© contra Moses Maldonado, J. J. Marsh y Tom Terwilliger. DespuĆ©s, fui directo al Mr. Universo, en Las Vegas. John Hnatyschack, Mike Christian y yo ganamos nuestras respectivas categorĆ­as. Ɖramos el equipo del Universo. ConseguĆ­ el carnĆ© profesional aquella noche y tuve la sensación de haber cumplido mi objetivo al fin.

Periodista: Mr. América y Mr. Universo con tan sólo 21 años. Es evidente, California impulsó tu carrera.

RG: Lo cierto es que no me quedƩ en California. Yo soy un chico de Jersey y no estaba hecho para vivir permanentemente en California. Sentƭa una aƱoranza terrible y supuse que no necesitaba estar en California para progresar como profesional. Volver a casa fue genial; incluso regresƩ a mi gimnasio de toda la vida. La gente se mostraba muy cordial conmigo dondequiera que iba. Me convertƭ en una especie de hƩroe local. Nueva Jersey es mi hogar. Allƭ estƔn mis raƭces.

Periodista: ¿AĆŗn tenĆ­as sed de Ć©xito?

RG: ¡Mucha! Cuando me marchĆ© de California, me di cuenta de los lejos que habĆ­a llegado. Ser un ejemplo para los demĆ”s implica cierta responsabilidad, y querĆ­a hacerlo bien para demostrar lo que puede conseguirse cuando estĆ”s decidido a triunfar. Mi siguiente competición fue el Night of Champions. En el Nationals, habĆ­a participado con 85 kilos, con los semipesados, pero no era mi verdadero peso. Mi cuerpo hablaba por sĆ­ mismo y volvió a adquirir las dimensiones de un peso pesado. TenĆ­a intención de asombrar al mundo del culturismo en el Night of Champions.

Periodista: Y lo hiciste: glĆŗteos definidos, unas estriaciones increĆ­bles, mĆŗsculo duro y de calidad y todo ello envuelto en una espectacular rutina de poses. No creo que nadie hubiera visto nada parecido.

RG: Logré mi propósito y quedé segundo, detrÔs de Al Beckles. Muchas personas creían que debería haberle ganado, pero sólo tenía 21 años; era un novato. Me quedaban muchos años por delante, y la verdad es que había llegado muy lejos en muy poco tiempo.

Periodista: Y ocurrió: el Olympia de 1985.

RG: En aquel preciso instante supe que el Olympia del 85 serĆ­a el paso siguiente. Una vez mĆ”s, me entrenĆ© como un loco. Esperaba hacer un buen papel, pero cuando quedĆ© tercero no me lo podĆ­a creer. ¡Tercero! Y tenĆ­a 22 aƱos. Lee Haney, Beckles y yo. Rod, amigo mĆ­o, la sensación que tuve al oĆ­r la clasificación no puede describirse con palabras.

Periodista: Sergio regresó aquel aƱo. ¿QuĆ© opinas de El Mito?

RG: ¡Dios, estaba increĆ­ble! Lo mĆ”s emocionante de mi vida ha sido estar en el escenario con Sergio Oliva. Ese hombre ha fascinado a toda una generación. Es un sĆ­mbolo, y allĆ­ estaba yo, posando junto a Ć©l. Fue todo un privilegio. Mira, se me pone la carne de gallina otra vez.

Periodista: Con una victoria tan inesperada, tu mundo debió de cambiar de la noche a la mañana.

RG: Ya lo creo. Recibƭa montones de ofertas publicitarias, aparecƭ en un sinfƭn de portadas y concedƭ innumerables entrevistas. Era fantƔstico porque podƭa hacer exhibiciones y ganarme la vida como profesional. Casi todos los fines de semana viajaba a ciudades o paƭses distintos para posar o impartir seminarios. Siempre me he mostrado accesible con la prensa. Me mantenƭa en forma despuƩs de las competiciones porque querƭa estar bien para las fotos. La gente quiere verte como en el escenario, asƭ que no puedes hartarte de comer fuera de temporada.

Periodista: ¿No habĆ­as firmado un contrato en exclusiva con Joe Weider? Siempre aparecĆ­as en Muscle and Fitness y Flex.

RG: No, no me pagaba. En principio, no tenƭa contrato con Ʃl. Si me necesitaba para anuncios, artƭculos, promociones y cosas asƭ, allƭ estaba, pero me ganaba la vida con los seminarios y las exhibiciones. Hoy, es diferente. Los profesionales tienen contratos. Me llamaban muchos promotores, asƭ que no me faltaba trabajo. Yo me buscaba la vida. No necesitaba que nadie se llevara una parte de mis ingresos.

Periodista: Tu siguiente competición, el Pro World, fue otro triunfo.

RG: Arnold iba a organizar un campeonato, llamado Pro World, en la primavera del 85 y mi objetivo era vencer en una competición profesional. Era la ocasión perfecta. Me presenté con los glúteos definidos, la piel fina como el papel de fumar y bastante tamaño. Con 97 kilos, estaba recortado hasta la médula. Gané sin dificultades (todos los jueces me concedieron el primer puesto) y derroté a mi adversario, Mike Christian.

Periodista: El expreso Rich Gaspari estaba en marcha.

RG: Puedes estar seguro. Escalaba posiciones en cada competición, Rod. El culturismo era lo Ćŗnico en lo que pensaba. QuerĆ­a ser lo mejor posible. Mis hĆ©roes eran Arnold, Franco, Robby Robinson, y verme junto a ellos era mi mayor ilusión. Has oĆ­do hablar de la visión de tĆŗnel, ¿verdad? Bueno, pues la victoria era lo Ćŗnico que yo veĆ­a.

Periodista: Hermano, no sé cómo sobreviviste. Desde luego, con la preparación de las competiciones, los seminarios, las exhibiciones, las sesiones fotogrÔficas y la publicidad, no cabe duda de que no tendrías ni un minuto de descanso.

RG: Si quieres que te diga la verdad, no sĆ© cómo lo hacĆ­a. No paraba. TenĆ­a tantos seminarios y exhibiciones que debĆ­a cancelar algunos para poder respirar. PasĆ© de ser un joven desconocido de Nueva Jersey a convertirme en un culturista profesional con unos ingresos anuales de 100.000 dólares. Fue una experiencia increĆ­ble: veĆ­a mundo, y millones de personas me admiraban. HabrĆ­a sido muy fĆ”cil que se me hubiera subido a la cabeza, pero no perdĆ­ el control. CreĆ­a en mĆ­ mismo y en mis aptitudes. Tal vez me perdiera salir por la noche y beber, pero ¿cuĆ”ntos jóvenes viajan a Argentina, Brasil, Chile y Egipto en un solo aƱo?

Periodista: ¿Cómo era tu amistad con Haney? ¿Cambió despuĆ©s del Olympia del 85?

RG: Siempre hemos sido amigos, pero nuestra relación se resintió un poco cuando fui avanzando en el culturismo, lo cual es comprensible. Haney estaba en el Pro World y preguntó a Artie Zeller su opinión sobre mis posibilidades en el Olympia siguiente. Zeller le dijo que había mejorado mucho. Después de aquello, noté una actitud distinta en Lee. Ya no me veía sobre todo como a un amigo. De repente, me había convertido en un adversario.

RG: Me molestó. Lee y yo estÔbamos muy unidos cuando vivíamos juntos. Siempre le respetaré; es todo un caballero. Pero parece que después del Pro World perdimos aquella confianza. Teníamos un trato amistoso, pero no exactamente de amigos... no sé si me explico. La mÔquina de la publicidad avivaba la rivalidad, pero nuestra relación sobrevivió y sigue siendo bastante estrecha. Yo representaba al culturista trabajador y con una mejor puesta a punto y él, la predisposición genética a los hombros anchos y la cintura estrecha. La gente de la calle pensaba que, con fuerza de voluntad, podía lograr un físico como el mío. Yo era accesible, mientras que Lee parecía... bueno, sobrehumano.

Periodista: Y, luego, en el Olympia del 86 os visteis las caras.

RG: Fue el comienzo de mi rosario de segundas plazas. Estaba convencido de que lo iba a conseguir, de verdad. No ganar me desilusionaba, pero no me rendía: me serenaba y me entrenaba con mÔs dureza aún. Pero, en cierto modo, tanta dedicación me perjudicó. Mi relación con las chicas se deterioraba porque no podía prestarles la atención necesaria. Estaba completamente concentrado en el culturismo.

Periodista: El Olympia del 87 vio a un Rich Gaspari nuevo y mejorado, pero Haney no hizo concesiones.

RG: Pensaba que si había subido de tercero a segundo, lo lógico era que en la siguiente ocasión fuera primero. Me decían que Lee me ganaba porque tenía mÔs masa, así que decidí competir con el mayor peso de mi vida: 101 kilos. Fue un error. Los jueces también valoraban la estética y la puesta a punto. Estoy seguro de que aunque hubiera presentado ese tamaño en las competiciones de los años noventa, nada habría cambiado.

Periodista: Tu tamaƱo era asombroso, muy por delante de tu tiempo.

RG: Sƭ, tenƭa hombros anchos, vascularidad, dureza, pero me fallaba esa imagen ultrarrecortada. Habƭa creado un estƔndar personal, y no me perdonaban que no lo cumpliera. BƔsicamente, competƭ contra mƭ, no contra Lee Haney. Fui demasiado ambicioso y volvƭ a quedar segundo.

Periodista: Te resarciste en el Grand Prix.

RG: Quería hacerlo bien: mi objetivo era ganar. Haney me venció en una de las competiciones del Gran Prix y yo gané las demÔs. Era el número dos del mundo, pero todos iban a por mí. Lee Labrada, Bob París, Gary Strydom, Berry DeMey, Mike Christian y Mike Quinn me pisaban los talones, sobre todo Labrada, con su extraordinaria estética. Me tenían en el punto de mira. AdemÔs, por entonces estaba muy ocupado con las exhibiciones y otros compromisos. El estrés llegó a ser insoportable.

Periodista: DescrĆ­benos tus actividades.

RG: Bueno, fue un aƱo cargado de exhibiciones y seminarios, lo que significaba viajar por todo el mundo. TenĆ­a un club de fans y novia, y empezamos a vender videos, cursos de entrenamiento y nutrición y fotos. Combinar todo uso con la preparación del Olympia del 88 era muy complicado, pero logrĆ© compaginarlo. Me entrenaba en el Gold’s Gym de Venice Beach y vivĆ­a en el Marina Pacifica Motel. El Olympia iba a disputarse en Los Ɓngeles, y querĆ­a estar cerca de mis rivales.

Periodista: Tu actuación en el Olympia del 88 impresionó a todo el mundo. Supuso un regreso agradable a la forma, pero con una gran diferencia.

RG: Recuperé mi imagen simétrica y definida y aporté mÔs calidad muscular. Sin embargo, el Olympia se me resistía. Empezaron a escribir artículos en los que decían que Rich era siempre la dama de honor y nunca la novia. Después de aquello, fui al Grand Prix, siete competiciones muy duras. Lee Labrada me seguía de cerca, y yo lo sabía. Consiguió tres victorias, frente a las cuatro mías. Créeme, Rod, me costó mucho mantenerme en forma para competir en ese circuito. Me dejé la piel porque quería ganar a toda costa.

Periodista: Labrada recibió mucha publicidad.

RG: Fue un triunfo personal. ¿QuiĆ©n puede culparle por ello? HabĆ­a vencido a Rich Gaspari, el nĆŗmero dos del mundo. Aquello significaba que yo era vulnerable, y generó comentarios a favor de Labrada. Yo procuraba tomarme las derrotas con filosofĆ­a, pero no me gustaba que mi armadura tuviera resquicios.

Periodista: Parece un caso claro de agotamiento.

RG: Sí. El Grand Prix acabó conmigo. Y, ademÔs, tenía problemas discales en la zona lumbar. El entrenamiento pesado empezaba a pasar facturar, pero no dejé que eso se interpusiera en mi camino. A pesar de todo, seguí con las exhibiciones y los seminarios. Estaba muy solicitado y rara vez rechazaba una oferta.

Periodista: Y, mientras tanto, te preparabas para el Arnold Classic. Teniendo en cuenta las decepciones que acababas de sufrir, ¿quĆ© sentiste al proclamarte vencedor?

RG: Estaba en el sĆ©ptimo cielo. Ganar el Arnold Classic trajo consigo una gran publicidad. Ocurrió en el momento mĆ”s oportuno. No olvides que empecĆ© a competir a los 17 aƱos y que tenĆ­a 26, asĆ­ que llevaba en la brecha 10 aƱos consecutivos. El Classic representó un punto culminante en mi carrera, una reafirmación de mis aptitudes como culturista profesional. Pero ¿sabes una cosa? Me sentĆ­a viejo y cansado. HabĆ­a perdido la chispa y no lograba recuperarla.

Periodista: ¿Pensaste en algĆŗn momento en anticipar tu retirada?

RG: Pensaba muchas cosas, Rod. No tenƭa claro nada, salvo mantener el status quo. Me entrenƩ, hice mƔs exhibiciones y seminarios y pasƩ bastante tiempo en Italia. Chapurreaba el italiano, pero acabƩ hablƔndolo con fluidez. Vivƭ allƭ tres meses. El Olympia del 89 iba a celebrarse en Italia, asƭ que decidƭ quedarme y prepararme allƭ, pero fue un gran error.

Periodista: ¿Demasiado lejos de casa?

RG: Demasiado. Me encontraba a gusto en Italia, pero es otro paĆ­s y no tenĆ­a las mismas sensaciones. AdemĆ”s, el equipamiento dejaba mucho que desear. SeguĆ­ otros consejos y lo echĆ© todo a perder. La dieta se fue al traste. DebĆ­ presentarme mĆ”s definido porque era lo que esperaban de mĆ­. QuedĆ© cuarto. Vince Taylor, el nuevo, me venció. Clasificarse entre los cuatro primeros del Olympia es una hazaƱa, pero la gente decĆ­a: "¡Uh!, estĆ”s acabado". DespuĆ©s de haber sido segundo todos esos aƱos, supuso un paso atrĆ”s para mĆ­. Me sentĆ­a mal, pero, si te soy sincero, tambiĆ©n muy aliviado. VivĆ­a en una especie de burbuja y no disfrutaba todo lo que una persona joven deberĆ­a disfrutar. Me encantaba viajar, pero incluso eso se limitaba a mirar de pasada los monumentos famosos.

Periodista: La vida ajetreada de un culturista profesional no es sólo glamour y emoción.

RG: Ni mucho menos. La preocupación, la tensión, la frustración y la rabia minan a cualquiera. Me apetecía retirarme, pero pensé que era un negocio y que a mí me estaba yendo muy bien. No tenía motivos para dejarlo. Un día de estos escribiré un libro. SorprenderÔ al público. Pasan tantas cosas entre bastidores...

Periodista: Nadie parecía estar en plena forma en el Olympia de 1990. El control antidopaje tuvo sus consecuencias. Ni siquiera Haney salió como de costumbre.

RG: Ben Weider había emprendido una cruzada para introducir el culturismo en los Juegos Olímpicos y consideraba que los esteroides representaban un impedimento. Me costó mucho competir en aquellas condiciones. Lee ganó. Labrada fue segundo y yo quedé quinto. Por lo que a mí respecta, no se trataba del mismo Olympia. Yo estaba bien y podría haberme clasificado en un puesto mÔs alto. Sin duda, las cosas empezaban a cambiar para mí.

Periodista: Lo has comentado antes. ¿Te refieres a que estabas quemado?

RG: Sí. Como persona, era muy intensa, quizÔ demasiado. Me mantuve al margen de muchas cosas, incluidas las importantes, como las muertes de mis familiares. No es que no me afectaran, sólo que no era Rich Gaspari la persona. Se había quedado atrÔs en algún punto del camino. Con tantos compromisos, compitiendo todos los años, debería haberme dado un respiro. A causa de ello, me sentía unidimensional, como si el viento me hubiera rasgado las velas.

Periodista: Sin embargo, no prestaste atención a las señales de aviso y continuaste con tu ritmo frenético.

RG: Bueno, estaba teniendo bastante éxito en el culturismo; por eso decidí seguir compitiendo, pero por diversión, en vez de dedicar mi vida entera a la victoria. El público quería verme y yo obtenía unos ingresos sustanciales con las exhibiciones y los seminarios. Por entonces, veía el culturismo mÔs como un negocio que como un deporte. Mi era fue la primera en la que los culturistas ganaban dinero compitiendo y ganando. Aquello animó a muchas personas a practicar este deporte, pero no por afición como podría pensarse. Era imposible. EstÔs preocupado por tu aspecto constantemente, siguiendo una dieta constantemente, sintiéndote fatal constantemente. Yo era muy crítico con mi imagen, y mantener un porcentaje bajo de grasa corporal todo el año causó estragos en mí. Empecé a sufrir lesiones.

Periodista: ¿QuĆ© hay de la WBF? He oĆ­do que te querĆ­a desesperadamente.

RG: Es una historia interesante. La Federación Mundial de Culturismo (WBF) era una organización nueva creada por el promotor de lucha Vince McMahon. Convirtió la lucha en una mina de oro y quiso hacer lo mismo con el culturismo. En 1991, justo antes del Olympia, convenció a un grupo de culturistas profesionales para que participaran en su espectÔculo. Andaba tras nombres importantes, como Berry DeMey, Strydom, Jim Quinn... También se puso en contacto conmigo. Me ofreció una suma suculenta, muy superior a la que obtenía como chico Weider. Recuerda que con Joe no había contratos, aún no. No me faltaba dinero, pero me ganaba a pulso hasta el último penique. Yo era mi propio agente, quien llevaba los libros. Las revistas Weider me compensaban con publicidad.

Periodista: ¿CuĆ”les eran los tĆ©rminos del contrato de McMahon?

RG: Me propuso un cuarto de millón de dólares anuales durante dos aƱos. Puedes estar seguro de que es la decisión mĆ”s difĆ­cil que he tomado en el culturismo. PensĆ©: "¡Guau! Con tanta pasta podrĆ­a dejar las exhibiciones y dedicarme exclusivamente a entrenarme". Empezó un tira y afloja entre ambas organizaciones que me pilló en medio: o firmaba con McMahon o me quedaba con Weider. El Mr. Olympia aĆŗn corrĆ­a por mis venas, y si me iba con McMahon, la puerta del Olympia se me cerrarĆ­a al menos dos aƱos. Weider me ofreció un contrato bastante interesante, pero no tanto como el de WBF. Aquella puja hizo que Joe viera el valor de contratar a sus estrellas, lo que favoreció enormemente al culturismo.

Periodista: Pero no firmaste por la WBF. ¿Por quĆ©?

RG: Se reducía a lo siguiente: si me marchaba con la WBF, se me prohibiría competir en la IFBB de por vida. Aunque me quedara con ellos sólo dos años, mi carrera en el culturismo profesional habría acabado. Con la WBF, tendría un salario; eso es todo. Imaginaba que prosperaría mÔs con la IFBB y rechacé la oferta de McMahon. No te creas, estuve a punto de aceptar. Era muy tentador, pero no me dedicaba al culturismo por dinero, sino por afición. Al final, me quedé con la IFBB. Aún deseaba ser Mr. Olympia.

Periodista: ¿Te has arrepentido alguna vez de tu decisión?

RG: Oh, sí, muchísimas veces. Para empezar, la IFBB no llegó a aplicar la prohibición permanente. Podría haber aceptado el dinero de McMahon y seguir con la IFBB, pero fui leal. Aquello allanó el terreno para que ofrecieran contratos a los atletas. Por eso este deporte es ahora mÔs lucrativo. AI menos, salió algo bueno. La WBF fracasó; duró tan sólo tres años. Numerosos culturistas pagaron una sanción y regresaron a la IFBB, pero ninguno ha tenido demasiado éxito. Incluso Strydom ha dejado de competir.

Periodista: El Olympia del 91 no fue sólo el Ćŗltimo de Haney, sino tambiĆ©n de GasparĆ­. ¿Supuso un punto de inflexión en tu carrera?

RG: Sí. Me preparé, pero estaba quemado. No tenía ilusión, y la idea de competir ya no me atraía. Obtuve una mala clasificación. Quedé entre los 10 primeros, pero bajé unas cuantas posiciones. Fue devastador.

Periodista: Te encontrabas en una encrucijada.

RG: El Olympia estaba cantado. El dinero que ganaba con el culturismo se convirtió en mi motivación y cambió por completo el concepto que tenía de ese deporte, pero no me gustaba aquel cambio. De repente, el culturismo era mÔs un trabajo que otra cosa. Mi carrera dio un giro de 180 grados. Había savia nueva, atletas que venían pisando fuerte, y pensé que tal vez había llegado el momento de hacerse a un lado.

Periodista: Pero aĆŗn no era la hora... no hasta el Arnold Classic del 92.

RG: ¡En el que quedĆ© sĆ©ptimo! Un descalabro con respecto a mis posiciones habituales. Fue lu gota que colmó el vaso. Se acabó. Diversos factores, y no sólo las bajas clasificaciones, me llevaron a tomar aquella decisión. Me acababa de divorciar y mi vida personal se habĆ­a desmoronado. En el aspecto profesional, las cosas siguieron adelante. ComprĆ© un gimnasio en 1990 y le dediquĆ© todas mis energĆ­as. Pero la verdad es que no era feliz. Pensaba que deberĆ­a haber llegado mĆ”s lejos despuĆ©s de haber sido campeón del mundo. No quiero parecer arrogante, pero habĆ­a conquistado bastantes tĆ­tulos —me conocĆ­an en todo el planeta— y sólo tenĆ­a 29 aƱos. No querĆ­a de ningĆŗn modo pasar a la reserva. Triunfar tan joven fue un arma de doble filo. No creo que se pueda mantener esa intensidad tantos aƱos. Terminas por pagar las consecuencias. En lugar de volver a la carga, abandonĆ© por completo la competición.

Periodista: ¿Te liberó Joe del contrato?

RG: Estaba agotado. Rod. No quería volver a competir. Weider rescindió el contrato y dejé de entrenarme durante casi seis meses. Mi vida se calmó un poco, pero continuaba trabajando 12 horas diarias en el gimnasio, ademÔs del entrenamiento personal. También hacía exhibiciones y seminarios, pero menos que antes. Aquel ritmo mÔs relajado me dio la oportunidad de meditar. Necesitaba ver dónde había estado y adonde iba, porque tenía clara una cosa: Rich Gaspari no era feliz. Al cabo de un tiempo, me sentí lo bastante bien como para entrenarme de nuevo, y no es que hubiera dejado de estar en forma.

RG: El bichillo del culturismo, que lo llevo en la sangre. No puedes librarte de él. Decidí competir en 1994 e intenté prepararme en seis meses, pero no era tiempo suficiente. Fracasé. Era la primera vez en mi vida que no me clasificaba entre los 10 primeros. Entrenarme con la vista puesta en un objetivo me motivaba, pero necesitaba mis tiempo. Volví a competir al año siguiente, contra Ronnie Coleman, Wheeler y Dillett en el CanadÔ Cup. Ganó Coleman. Yo fui quinto. No estaba mal. pero tampoco era una victoria. En 1996 Competí de nuevo, con resultados negativos. Desaparecieron las ganas de no hacer nada mÔs que comer, dormir y entrenarme. La vida era otra cosa.

Periodista: En 1997, se rumoreaba lu regreso. ¿Era cierto?

RG: SĆ­. Como he dicho, no podĆ­a evitarlo. HabĆ­a ganado tamaƱo y dureza — 110 kilos— y habĆ­a pensado en participar en el CanadĆ” Cup y en el Night of Champions. pero ocurrió lo peor: sufrĆ­ una lesión en el cuello que me tuvo en cama dos meses. Pase de manejar mancuernas de 68 kilos a no poder ni sujetar una barra de 20 con el brazo derecho. TenĆ­a un nervio pinzado. Cada vez que me movĆ­a, un dolor insoportable me recorrĆ­a el brazo. TenĆ­an que darme de comer en la cama. Ni siquiera podĆ­a estar de pie. Mi peso bajó de los 110 a los 85 kilos. Los mĆ©dicos me dijeron que no podrĆ­a entrenarme ni competir. Pero en cuanto fui capaz de moverme regresĆ© al gimnasio. EmpecĆ© haciendo aperturas con cinco kilos y, poco a poco, fui recuperando la fuerza. Fue una experiencia frustrante.

Periodista: ViƩndote, nadie dirƭa que hace apenas cuatro aƱos pesabas 85 kilos. Estas en condiciones de competir.

RG: Gracias. En realidad, la lesión me sirvió de mucho. Mientras me restablecĆ­a, tuve tiempo de reflexionar. ¿QuĆ© querĆ­a hacer con mi vida? La vertiente comercial del culturismo siempre me habĆ­a parecido interesante. HabĆ­a estado trabajando para Apex, un programa nutricional por ordenador y de repente se me ocurrió: ¿por quĆ© vender el producto de otro cuando yo puedo hacerlo mejor? HabĆ­a estudiado nutrición en la universidad y podĆ­a desarrollar mi propia lĆ­nea de suplementos. AsĆ­ nació Gaspari Nutrition.

Periodista: ¿Le dedicas todo tu tiempo?

RG: Sigo entrenÔndome cinco días a la semana, una hora y media por sesión, pero lo primero es mi negocio. Mi peso ha subido ya a los 103 kilos. La imagen es imprescindible en una empresa como la mía. Deben ver los resultados de tu programa de entrenamiento y alimentación. Al principio, las cosas fueron despacio e incluso vendí el gimnasio porque me alaba demasiado. A partir de ahí, empecé a ser mÔs empresario que culturista.

Periodista: ¿Cómo? ¿Has terminado con el culturismo de competición? No digas eso, Rich.

RG: Puede que vuelva. ¿QuiĆ©n sabe? La Ćŗnica competición que estoy considerando (pienso en ella continuamente) es el Masters Olympia. Cuando eres culturista, es para siempre. Ahora aplico a los negocios la disciplina que adquirĆ­ en el culturismo. Es la misma disciplina, la misma concentración; no hay otra manera de triunfar. Compito contra compaƱƭas grandes y hago que mi empresa crezca... como creció mi cuerpo.

Periodista: Atacas por todos los frentes. La pƔgina web es estupenda, y ahora se te ve mƔs. Todos nos preguntƔbamos quƩ habƭa sido del gran Rich Gaspari. Pues ya lo sabemos.

RG: La web ha tenido un valor incalculable como herramienta comercial. Describe mi lƭnea de productos y todo lo que ofrezco. TambiƩn hemos abierto una lƭnea de telƩfono gratuita para resolver las dudas de los consumidores. AdemƔs, he empezado a actuar como juez en la IFBB. Es divertido. Ahora los profesionales me ven al otro lado. He juzgado el Night of Champions y campeonatos de fitness femenino. No puede decirse que sea fascinante, pero me gusta estar en contacto. TambiƩn patrocino competiciones, como el Ms. y el Mr. Olympia. Resulta gratificante que te consideren una leyenda viva y haber inspirado a otras personas.

Periodista: Tengo entendido que 1999 fue un aƱo duro para ti: perdiste a tu padre.

RG: Ha sido, seguramente, la experiencia mĆ”s difĆ­cil de mi vida. Siempre he estado muy unido a mi familia, y mi padre era una de las personas que mĆ”s han influido en mi carrera y uno de mis mayores admiradores. Lo perdĆ­ en febrero de 1999. Era mi padre y mi amigo. Estaba muy orgulloso de mĆ­. Tuve mucha suerte, pero aĆŗn me duele recordarle. Vino a este paĆ­s sólo con un sueƱo. TenĆ­a mĆ”s de 40 aƱos y volvió a empezar de cero: fundó un negocio, alimentó a su familia y construyó viviendas. Es una historia alentadora. ¿QuĆ© haces cuando la vida no te sonrĆ­e? Ɖl no dejaba que nada lo abatiera. Era muy valiente y no querrĆ­a que me rindiera. Le echo mucho de menos, todos los dĆ­as. Pero debo seguir adelante. Ɖl cuida de mĆ­. Lo sĆ©.

Periodista: Te entiendo muy bien.

RG: Aconsejo a todo el mundo que quiera a sus padres y a sus hermanos. La vida es corta, asĆ­ que hay que intentar aprovecharla en todos los sentidos.

Periodista: Me parece una filosofĆ­a de la vida magnĆ­fica y la manera perfecta de concluir esta entrevista. Hoy he aprendido mucho.

RG: Bueno, Rod, a veces se sube y a veces se baja. Ahora, estoy volviendo a subir. La fama y la gloria no son eternas. Gracias a Dios, no he cambiado ni he olvidado mis raĆ­ces. Aquel niƱo al que le gustaba leer cómics sigue dentro de mĆ­. Encuentro algo interesante en todo lo que hago. ¿Y el futuro? Prometedor.

ArtĆ­culos relacionados: Rich Gaspari, Rich Gaspari recibe premio Ben Weider.

COMMENTS

Te puede interesar

Nombre

Anatomía,8,Artículos culturismo,370,Artículos nutrición,396,Artículos Olympia,5,Calendario,46,Cocina culturista,64,Competiciones y resultados,2890,Cursos,2,De compras,4,Descargas,13,Destinos,9,Diosas,1,Ejercicios,128,Esteroides,99,Estiramientos,55,Fitball,15,Flex,1,Fotos hombres,5,Fotos mujeres,13,Fotos torneos,50,Grandes culturistas,120,Hombre XXI,34,Hoy conocemos a...,94,Lesiones,31,MP3,1,Mujer XXI,124,Muscle & Fitness,1,Noticias,1144,Noticias Olympia,34,Pilates,20,Podcast,3,Regímenes,79,Resultados Mr. Olympia,39,Resultados Ms. Olympia,30,Revista Ironman Magazine,1,Revista Mega Gym,1,Rutinas,19,Salud,642,Seminarios,138,Sexualidad,8,Suplementos,184,Tecnología,4,Tienda,185,Víctor Barrios,2,Vídeos,69,
ltr
item
DIARIO DE UN FISICOCULTURISTA: Aprende de los culturistas profesionales: Rich Gaspari
Aprende de los culturistas profesionales: Rich Gaspari
http://2.bp.blogspot.com/_Z5usJgRUCJc/Sxbdbi0bRnI/AAAAAAAAASo/FOn_zccbh9M/s400/gaspari_interview13.jpg
http://2.bp.blogspot.com/_Z5usJgRUCJc/Sxbdbi0bRnI/AAAAAAAAASo/FOn_zccbh9M/s72-c/gaspari_interview13.jpg
DIARIO DE UN FISICOCULTURISTA
https://www.diariodeunfisicoculturista.com/2009/12/gano-el-nationals-se-proclamo-mr.html
https://www.diariodeunfisicoculturista.com/
https://www.diariodeunfisicoculturista.com/
https://www.diariodeunfisicoculturista.com/2009/12/gano-el-nationals-se-proclamo-mr.html
true
4209898787985831720
UTF-8
Cargando todas las publicaciones No se encontró ninguna publicación VER TODO Leer mÔs Respuesta Cancelar respuesta Borrar Por Inicio PÁGINAS POSTS Ver Todo RECOMENTADO PARA TI ETIQUETA ARCHIVO BÚSQUEDA TODOS LOS POSTS No se encontró ninguna coincidencia con su solicitud Volver a Inicio Domingo Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes SÔbado Dom Lun Mar Mie Jue Vie Sab Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic ahora mismo 1 minuto atrÔs $$1$$ minutos atrÔs 1 hora atrÔs $$1$$ horas atrÔs Ayer $$1$$ días atrÔs $$1$$ semanas atrÔs hace mÔs de 5 semanas Followers Follow ESTE CONTENIDO PREMIUM ESTÁ BLOQUEADO PASO 1: Compartir. PASO 2: Haga clic en el enlace que compartió para desbloquear Copiar todo el código Seleccionar todo el código Todos los códigos fueron copiados en su portapapeles No se copiaron los códigos / textos, por favor presiona [CTRL]+[C] (o CMD+C con Mac) para copiar