La hiperexcitabilidad, una señal clave del sobreentrenamiento aeróbico que afecta al equilibrio físico y mental
Uno de los síntomas más claros y a menudo menos comprendidos del sobreentrenamiento aeróbico es la hiperexcitabilidad, un estado que suele ir acompañado de ansiedad, nerviosismo constante e incapacidad para concentrarse, incluso en momentos de reposo o descanso. Este fenómeno no se limita únicamente al ámbito físico, sino que afecta de forma directa al sistema nervioso y al bienestar psicológico de la persona que entrena en exceso, convirtiéndose en una señal de alerta que no debería ignorarse.
Cuando el cuerpo es sometido de manera continua a cargas elevadas de ejercicio aeróbico sin el tiempo adecuado de recuperación, entra en un estado de estrés crónico. En estas circunstancias, el organismo activa de forma persistente el sistema nervioso simpático, responsable de las respuestas de alerta y supervivencia. Este sistema está diseñado para actuar de forma puntual ante situaciones de peligro o esfuerzo intenso, pero no para mantenerse activado de manera prolongada. Cuando esto ocurre, aparecen síntomas como la hiperexcitabilidad, la dificultad para relajarse y una sensación constante de tensión interna.
La ansiedad asociada al sobreentrenamiento no siempre se manifiesta de forma evidente. En muchos casos, se traduce en una inquietud permanente, cambios de humor, irritabilidad o una sensación de estar “acelerado” sin motivo aparente. Incluso durante periodos destinados al descanso, la persona puede experimentar pensamientos intrusivos, dificultad para desconectar y una incapacidad para concentrarse en tareas sencillas. Este estado mental es una consecuencia directa del desequilibrio entre el estímulo del entrenamiento y la falta de recuperación.
A nivel fisiológico, el sobreentrenamiento aeróbico provoca una alteración en la respuesta hormonal del organismo. El aumento sostenido de las hormonas del estrés mantiene al cuerpo en un estado de alerta constante, lo que interfiere con procesos esenciales como el descanso profundo, la regeneración muscular y la adaptación al entrenamiento. En lugar de mejorar el rendimiento, el ejercicio excesivo termina produciendo el efecto contrario: fatiga persistente, descenso del rendimiento y una mayor vulnerabilidad tanto física como mental.
La hiperexcitabilidad también puede afectar a la calidad del sueño. Muchas personas que entrenan en exceso refieren dificultades para conciliar el sueño o despertares frecuentes durante la noche, lo que agrava aún más el problema. La falta de un descanso reparador impide que el sistema nervioso se recupere, creando un círculo vicioso en el que el cansancio se acumula, pero el cuerpo sigue incapaz de relajarse por completo.
Otro aspecto relevante es que este estado de activación constante puede alterar la percepción del esfuerzo. El entrenamiento, que en condiciones normales genera bienestar y sensación de logro, comienza a vivirse como una obligación pesada y estresante. La motivación disminuye, aparece el agotamiento mental y el ejercicio deja de ser una fuente de salud para convertirse en un factor de desgaste. Este cambio suele ser una señal clara de que el equilibrio entre carga y recuperación se ha perdido.
Para evitar llegar a este punto, es fundamental plantearse si se está entrenando de forma inteligente. El entrenamiento eficaz no se basa únicamente en la cantidad o la intensidad del ejercicio, sino en la capacidad del cuerpo para asimilarlo. Permitir el tiempo correcto de recuperación es tan importante como el propio entrenamiento, ya que es durante el descanso cuando se producen las adaptaciones que mejoran el rendimiento y fortalecen el organismo.
Escuchar las señales del cuerpo resulta clave para prevenir el sobreentrenamiento. Sensaciones de nerviosismo constante, dificultad para concentrarse, ansiedad sin causa aparente o incapacidad para relajarse no deben normalizarse como parte del proceso de entrenamiento. Al contrario, son indicadores de que el cuerpo está sometido a una carga excesiva y necesita una pausa o un ajuste en la planificación.
El equilibrio entre ejercicio, descanso y recuperación es esencial para mantener la salud física y mental a largo plazo. El sobreentrenamiento aeróbico no solo limita el progreso deportivo, sino que puede afectar seriamente al bienestar general. Reconocer síntomas como la hiperexcitabilidad y actuar a tiempo permite corregir el rumbo, optimizar el entrenamiento y asegurar que la actividad física cumpla su verdadero propósito: mejorar la salud y la calidad de vida.
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