La importancia de conocer nuestro somatotipo

Las características físicas que poseemos condicionan nuestra manera de entrenar, adaptándola para conseguir resultados más eficientes. Veamo...

Las características físicas que poseemos condicionan nuestra manera de entrenar, adaptándola para conseguir resultados más eficientes. Veamos que tener en cuenta según la forma de nuestro cuerpo.

Existen tres grandes tipos somáticos, es decir, tres grandes clasificaciones según la forma de nuestro cuerpo. Claro que no se trata de conceptos absolutos, con límites estrictos entre uno y otros. La mayoría de las personas tienen características de más de un tipo somático, aunque alguno predomine sobre otro.

Los ectomorfos son aquellas personas muy delgadas, con huesos delgados y largas extremidades. Estas personas tienen un metabolismo acelerado, por lo que les cuesta mucho aumentar de peso. Esto tiene ventajas y desventajas. Es decir, son personas con un porcentaje graso muy bajo, por lo que no necesitan tantos cuidados con las grasas en la dieta ni tanto ejercicio aeróbico para mantenerse magro. No obstante, tienen una gran dificultad de ganar masa muscular. Si tienes características de ectomorfo y quieres hipertrofiar tus músculos deberás hacer un gran esfuerzo tanto en el entrenamiento como ingiriendo muchas calorías.

Podría decirse que los mesomorfos son el tipo somático ideal de un culturista. Tienen una excelente postura y mucha facilidad para ganar músculo. Claro que esto no significa que no deban entrenar duro ni cuidar la dieta. En cuanto a las grasas, tienen más tendencia a acumularlas que un ectomorfo, por lo que habrá que ser precavido con la dieta y será necesario algo de ejercicio aeróbico.

Los endomorfos son aquellos con una muy marcada tendencia a engordar. Su facilidad para acumular grasas hace necesario que cuiden su dieta y que realicen ejercicios tendientes a reducir el tejido adiposo. No todas son malas: tienen facilidad para aumentar su musculatura.

Como vemos, todos tenemos nuestros puntos fuertes y débiles, y es en ellos en los que debemos fijarnos para saber que tipo de entrenamiento nos conviene. Claro está, esto debe ser conjugado en función también de nuestros objetivos.

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