En su primera Copa del Mundo, Raquel Hernández logró la medalla de plata, en el torneo celebrado en Alcalá. 'For me, you are the first”...
En su primera Copa del Mundo, Raquel Hernández logró la medalla de plata, en el torneo celebrado en Alcalá.
'For me, you are the first” (Para mí, tú eres la primera). Esta frase fue la que más escuchó Raquel Hernández minutos después de haber quedado subcampeona en la Copa del Mundo de fitness en la categoría de hasta 1,63 metros, únicamente por detrás de la polaca Anna Szczotka. Su marido y su entrenador personal, Naiche Hurtado, también tenían una extraña mezcla de sensaciones.
Por un lado, habían logrado el subcampeonato del mundo; por otro, tenían la esperanza de asaltar el primer escalón del podio en Alcalá. Su marido argumentó que en la mesa de jueces había seis de nacionalidad rusa y tan sólo dos españoles, lo que explica la diferencia en la puntuación final. Mientras tanto, Hernández se tomaba fotos con admiradores detrás del salón de actos del IES Antonio Machado forzando en ocasiones la sonrisa. La contrariedad también se apoderó de su ánimo.
Para llegar a ser subcampeona del mundo de fitness, ha tenido que trabajar muy duro durante los últimos cuatro años, con una alimentación muy estricta basada en verduras y proteínas. Las frituras y los bollos están prohibidos, aunque Hernández reconoce que “alguna vez” sí se puede permitir un pequeño capricho.
A todo esto se suma un entrenamiento diario de aproximadamente dos horas incluyendo trabajo aeróbico y específico junto a su entrenador y persona de máxima confianza, Naiche Hurtado. Realmente, Raquel Hernández es consciente de que su pasión por el fitness es “un estilo de vida, es algo que no tiene nada que ver con el resto de cosas. Se piensa en ello desde que te levantas hasta que te acuestas”.
A pesar de la exuberante musculatura que luce, asegura que cualquier persona podría dedicarse al bodybuilding o al fitness: “Cualquier persona que le guste, tenga ilusión y le guste el deporte puede dedicarse a esto”. Ella se dedica, pero eso no le quita tiempo para tener una profesión paralela. Ella trabaja en una clínica de depilación láser como auxiliar de enfermería, y no tiene ningún tipo de duda en la posibilidad de compatibilizar el fitness con una vida laboral como la de cualquier persona.
En su caso, la pasión por el fitness ha existido desde siempre: “Siempre me encantó, me ha gustado desde siempre el gimnasio, el entrenamiento, la vida sana; y desde hace cuatro años me he preparado más para competir, es un poquito más complicado”.
Sobre la visión que despierta el culturismo en la sociedad, a ella no le importan los clichés existentes: “Quien se dedica a esto es como quien se dedica al golf. Al fin y al cabo es un hobby. Yo lo considero así y lo disfruto; cada cual que disfrute con lo que quiera”.
Hernández no es una persona completamente obsesionada con el fitness y con el tamaño de sus músculos, y se define como una persona con aficiones normales: “pintar, dibujar, la música... Lo normal”. Además, cree que en esta disciplina deportiva no es que haya poca difusión, “lo que hay es pocas chicas. Yo las animaría, se puede conseguir, es un deporte bonito, ¿por qué no?”, dice animando a las mujeres a practicar fitness más a menudo.
Su entrenador personal, mientras tanto, sigue dándole vueltas a la puntuación de los jueces, y aunque reconoce que “para ser el primer año no está mal ser la subcampeona”, una puntuación más cercana a la medalla de oro polaca hubiera sido más justa.
Eso no es óbice para que al mirarla sienta el orgullo de quien ha estado trabajando cuatro años a su lado y ha visto toda su evolución física: “Llevamos trabajando realmente en serio seis meses, y en ese tiempo su evolución ha sido increíble. Su cuerpo se ha desarrollado muchísimo y es una persona muy recta en todos los aspectos, no se ha saltado ni una sola comida”.
Por último, destaca que no hay que tener un espíritu de sacrificio diferente al de otros deportes. A buen seguro, Raquel Hernández volverá a dar que hablar en los pasillos de la IFBB, la federación internacional.
'For me, you are the first” (Para mí, tú eres la primera). Esta frase fue la que más escuchó Raquel Hernández minutos después de haber quedado subcampeona en la Copa del Mundo de fitness en la categoría de hasta 1,63 metros, únicamente por detrás de la polaca Anna Szczotka. Su marido y su entrenador personal, Naiche Hurtado, también tenían una extraña mezcla de sensaciones.
Por un lado, habían logrado el subcampeonato del mundo; por otro, tenían la esperanza de asaltar el primer escalón del podio en Alcalá. Su marido argumentó que en la mesa de jueces había seis de nacionalidad rusa y tan sólo dos españoles, lo que explica la diferencia en la puntuación final. Mientras tanto, Hernández se tomaba fotos con admiradores detrás del salón de actos del IES Antonio Machado forzando en ocasiones la sonrisa. La contrariedad también se apoderó de su ánimo.
Para llegar a ser subcampeona del mundo de fitness, ha tenido que trabajar muy duro durante los últimos cuatro años, con una alimentación muy estricta basada en verduras y proteínas. Las frituras y los bollos están prohibidos, aunque Hernández reconoce que “alguna vez” sí se puede permitir un pequeño capricho.
A todo esto se suma un entrenamiento diario de aproximadamente dos horas incluyendo trabajo aeróbico y específico junto a su entrenador y persona de máxima confianza, Naiche Hurtado. Realmente, Raquel Hernández es consciente de que su pasión por el fitness es “un estilo de vida, es algo que no tiene nada que ver con el resto de cosas. Se piensa en ello desde que te levantas hasta que te acuestas”.
A pesar de la exuberante musculatura que luce, asegura que cualquier persona podría dedicarse al bodybuilding o al fitness: “Cualquier persona que le guste, tenga ilusión y le guste el deporte puede dedicarse a esto”. Ella se dedica, pero eso no le quita tiempo para tener una profesión paralela. Ella trabaja en una clínica de depilación láser como auxiliar de enfermería, y no tiene ningún tipo de duda en la posibilidad de compatibilizar el fitness con una vida laboral como la de cualquier persona.
En su caso, la pasión por el fitness ha existido desde siempre: “Siempre me encantó, me ha gustado desde siempre el gimnasio, el entrenamiento, la vida sana; y desde hace cuatro años me he preparado más para competir, es un poquito más complicado”.
Sobre la visión que despierta el culturismo en la sociedad, a ella no le importan los clichés existentes: “Quien se dedica a esto es como quien se dedica al golf. Al fin y al cabo es un hobby. Yo lo considero así y lo disfruto; cada cual que disfrute con lo que quiera”.
Hernández no es una persona completamente obsesionada con el fitness y con el tamaño de sus músculos, y se define como una persona con aficiones normales: “pintar, dibujar, la música... Lo normal”. Además, cree que en esta disciplina deportiva no es que haya poca difusión, “lo que hay es pocas chicas. Yo las animaría, se puede conseguir, es un deporte bonito, ¿por qué no?”, dice animando a las mujeres a practicar fitness más a menudo.
Su entrenador personal, mientras tanto, sigue dándole vueltas a la puntuación de los jueces, y aunque reconoce que “para ser el primer año no está mal ser la subcampeona”, una puntuación más cercana a la medalla de oro polaca hubiera sido más justa.
Eso no es óbice para que al mirarla sienta el orgullo de quien ha estado trabajando cuatro años a su lado y ha visto toda su evolución física: “Llevamos trabajando realmente en serio seis meses, y en ese tiempo su evolución ha sido increíble. Su cuerpo se ha desarrollado muchísimo y es una persona muy recta en todos los aspectos, no se ha saltado ni una sola comida”.
Por último, destaca que no hay que tener un espíritu de sacrificio diferente al de otros deportes. A buen seguro, Raquel Hernández volverá a dar que hablar en los pasillos de la IFBB, la federación internacional.
Fuente: Diario de Alcalá.es
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