El mĆtico ala de los All Blacks prosigue su carrera en un equipo semiprofesional de la tercera división francesa, tras superar varias lesion...
El mĆtico ala de los All Blacks prosigue su carrera en un equipo semiprofesional de la tercera división francesa, tras superar varias lesiones y un trasplante de riñón
Lomu ha vuelto. 'El Monstruo', el jugador de rugby mĆ”s famoso del mundo, continĆŗa su carrera profesional en un club francĆ©s de Tercera división y sigue machacando defensas, aunque menos de lo que le gustarĆa. Tras superar unos gravĆsimos problemas renales, que le obligaron a someterse a sesiones de dialĆsis de diez horas y posteriormente a un trasplante de riñón en 2006, y despuĆ©s de un breve pero exitoso paso por el culturismo, el ex ala de los All Blacks es actualmente jugador del Marseille-Vitrolles, un club de Federale 1, con el que ha firmado por tres temporadas y en el que es la estrella indiscutible, aunque sólo haya jugado completos dos de los once encuentros disputados por su equipo.
Jonah Tali Lomu, el terror de las defensas rivales, capaz de desplazar sus 120 kilos a la velocidad de un velocista olĆmpico, fue el primer icono mundial del rugby, trascendiendo el Ć”mbito de su deporte. El jugador que mĆ”s ensayos ha conseguido en la historia de la Copa del Mundo de rugby (15) se conforma hoy en dĆa con un salario aproximado de 5.000 euros mensuales, mĆ”s beneficios en especie, y alarga su carrera profesional tan lejos de la Ć©lite como de Nueva Zelanda, con el objetivo de demostrar que con fuerza de voluntad se pueden superar casi todas las desgracias, aunque en algunos casos la intención no es suficiente. «Hago esto por mĆ y por mi hijo, Braylee. Quiero enseƱarle que con voluntad aĆŗn puedo ser un buen jugador. Quiero que vea a su padre en el campo y no sólo como un viejo libro de rugby».
Hasta el momento, Lomu sólo ha disputado dos encuentros completos con su nuevo equipo, mostrando una clamorosa falta de explosividad y de resistencia, algo lógico a su edad (34 aƱos) y tras un largo periodo de inactividad, y a pesar de que jugó como segundo centro, cerca del ala, su puesto natural, en el que deslumbró en los mundiales de 1995 y 1999. «El recibimiento del pĆŗblico y de mis compaƱeros fue sensacional, aunque les pedĆ que hablaran mĆ”s lento, porque no entiendo bien el francĆ©s», comentó Lomu. Pero los problemas iban mĆ”s allĆ” del idioma. Sus carencias fĆsicas obligaron a los responsables del equipo a separarle del grupo para reciclarle fĆsicamente, con un trabajo especĆfico bajo la supervisión de un preparador personal.
Los aficionados del Vitrolles estĆ”n encantados de tenerle en el equipo y reconocen que con el balón en las manos recuerda al mito que un dĆa fue. Lo malo es que no le llegan muchos balones.
La impresión que ha dejado Lomu hasta ahora en los aficionados marselleses es la de una estrella que se consume, pese a que el fuego interno sigue ahĆ. «Da la sensación de que nunca mĆ”s serĆ” el que fue. Es como una antigua estrella de la canción que antes llenaba estadios y que ahora a duras penas lleva espectadores a un pequeƱo teatro», admite un cualificado seguidor del equipo.
El indiscutible beneficiado por el regreso de Lomu ha sido el Marseille-Vitrolles, un equipo de la región de Marsella que nunca ha despertado interés fuera de su zona de influencia. Hasta ahora.
El regreso del mito a un campo de juego se tradujo inmediatamente en un tremendo impacto mediĆ”tico para el club, que ha conseguido mantener todos sus patrocinadores en tiempo de crisis y que incluso ha captado mĆ”s esponsorizaciones. Su equipo, que antes de la llegada de Lomu debĆa comprar sus propias equipaciones, ahora se ve favorecido por una multinacional que, ademĆ”s de vestir a la plantilla, comercializa una lĆnea de merchandising con productos del club.
El presidente del equipo, que esta temporada aspira al ascenso de categorĆa, afirmó que «la presencia de Lomu en Marsella es la promesa de una bella historia, de una aventura humana como sólo el rugby puede conseguir y un reto excitante para un jugador extraordinario que tiene sólo una idea en la cabeza: ponerse al servicio del club para ayudarle a crecer».
Ya lo dijo el propio Lomu en un anuncio de televisión: «Impossible is nothing».
Lomu ha vuelto. 'El Monstruo', el jugador de rugby mĆ”s famoso del mundo, continĆŗa su carrera profesional en un club francĆ©s de Tercera división y sigue machacando defensas, aunque menos de lo que le gustarĆa. Tras superar unos gravĆsimos problemas renales, que le obligaron a someterse a sesiones de dialĆsis de diez horas y posteriormente a un trasplante de riñón en 2006, y despuĆ©s de un breve pero exitoso paso por el culturismo, el ex ala de los All Blacks es actualmente jugador del Marseille-Vitrolles, un club de Federale 1, con el que ha firmado por tres temporadas y en el que es la estrella indiscutible, aunque sólo haya jugado completos dos de los once encuentros disputados por su equipo.
Jonah Tali Lomu, el terror de las defensas rivales, capaz de desplazar sus 120 kilos a la velocidad de un velocista olĆmpico, fue el primer icono mundial del rugby, trascendiendo el Ć”mbito de su deporte. El jugador que mĆ”s ensayos ha conseguido en la historia de la Copa del Mundo de rugby (15) se conforma hoy en dĆa con un salario aproximado de 5.000 euros mensuales, mĆ”s beneficios en especie, y alarga su carrera profesional tan lejos de la Ć©lite como de Nueva Zelanda, con el objetivo de demostrar que con fuerza de voluntad se pueden superar casi todas las desgracias, aunque en algunos casos la intención no es suficiente. «Hago esto por mĆ y por mi hijo, Braylee. Quiero enseƱarle que con voluntad aĆŗn puedo ser un buen jugador. Quiero que vea a su padre en el campo y no sólo como un viejo libro de rugby».
Hasta el momento, Lomu sólo ha disputado dos encuentros completos con su nuevo equipo, mostrando una clamorosa falta de explosividad y de resistencia, algo lógico a su edad (34 aƱos) y tras un largo periodo de inactividad, y a pesar de que jugó como segundo centro, cerca del ala, su puesto natural, en el que deslumbró en los mundiales de 1995 y 1999. «El recibimiento del pĆŗblico y de mis compaƱeros fue sensacional, aunque les pedĆ que hablaran mĆ”s lento, porque no entiendo bien el francĆ©s», comentó Lomu. Pero los problemas iban mĆ”s allĆ” del idioma. Sus carencias fĆsicas obligaron a los responsables del equipo a separarle del grupo para reciclarle fĆsicamente, con un trabajo especĆfico bajo la supervisión de un preparador personal.
Los aficionados del Vitrolles estĆ”n encantados de tenerle en el equipo y reconocen que con el balón en las manos recuerda al mito que un dĆa fue. Lo malo es que no le llegan muchos balones.
La impresión que ha dejado Lomu hasta ahora en los aficionados marselleses es la de una estrella que se consume, pese a que el fuego interno sigue ahĆ. «Da la sensación de que nunca mĆ”s serĆ” el que fue. Es como una antigua estrella de la canción que antes llenaba estadios y que ahora a duras penas lleva espectadores a un pequeƱo teatro», admite un cualificado seguidor del equipo.
El indiscutible beneficiado por el regreso de Lomu ha sido el Marseille-Vitrolles, un equipo de la región de Marsella que nunca ha despertado interés fuera de su zona de influencia. Hasta ahora.
El regreso del mito a un campo de juego se tradujo inmediatamente en un tremendo impacto mediĆ”tico para el club, que ha conseguido mantener todos sus patrocinadores en tiempo de crisis y que incluso ha captado mĆ”s esponsorizaciones. Su equipo, que antes de la llegada de Lomu debĆa comprar sus propias equipaciones, ahora se ve favorecido por una multinacional que, ademĆ”s de vestir a la plantilla, comercializa una lĆnea de merchandising con productos del club.
El presidente del equipo, que esta temporada aspira al ascenso de categorĆa, afirmó que «la presencia de Lomu en Marsella es la promesa de una bella historia, de una aventura humana como sólo el rugby puede conseguir y un reto excitante para un jugador extraordinario que tiene sólo una idea en la cabeza: ponerse al servicio del club para ayudarle a crecer».
Ya lo dijo el propio Lomu en un anuncio de televisión: «Impossible is nothing».

Fuente: Diariovasco.com
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