Desde que asesinaron a SebastiÔn Forza, DamiÔn Ferrón y Leopoldo Bina, mi vida se convirtió en un calvario. Y mucho tienen que ver los medio...

Hoy, Quaranta sabe tanto de potenciadores musculares y de anabólicos como del entramado que se fue gestando en su Megacentro de Nutrición Deportiva, en Federico Lacroze 3104, Capital (Argentina). Fue socio de SebastiĆ”n Forza y MartĆn López Magallanes, tuvo a Ibar Esteban PĆ©rez Corradi como inversionista y contrató a Emiliano Marcos, el testigo muerto en las vĆas del tren. Por la circulación de los personajes clave involucrados en el triple crimen, el local es apodado “la pulperĆa” entre los allegados a la causa.
Quaranta siente que estuvo en el lugar equivocado en el momento justo. Su relato permite ubicar las piezas sueltas que explican cómo se fueron tejiendo las conflictivas relaciones comerciales entre Forza y Pérez Corradi.
En la agenda de Quaranta, ambos personajes aparecen a mediados de los ‘90: “En 1995 trabajaba en una farmacia de Flores y conocĆ a Forza, que era visitador mĆ©dico y cliente. Se formó una linda amistad, Ć©l tenĆa 20 aƱos y le gustaban mucho los autos, los perfumes y los relojes, como a mĆ. Le comprĆ© un Gol y despuĆ©s una camioneta. Para cuando conoció a Solange Bellone, empezó a interesarse en importar y vender productos para fisicoculturismo. Pero, de a poco, SebastiĆ”n se fue a otro mundo”.
TambiĆ©n en esa farmacia, Quaranta entabló relación con PĆ©rez Corradi: “Era una luz, un tipo sumamente inteligente que hacĆa negocios las veinticuatro horas del dĆa. Compraba y proveĆa aminoĆ”cidos, proteĆnas y algunos esteroides importados que me interesaban para mi actividad fĆsica. Yo le presentĆ© a SebastiĆ”n, porque Corradi necesitaba tamoxieno, un producto oncológico que Forza podĆa tener”.
–¿Cómo siguió su relación con Forza?
–En el 2003, SebastiĆ”n tenĆa la droguerĆa de productos oncológicos Seacamp en sociedad con López Magallanes. Juntos, me ofrecieron poner una farmacia, que estaba habilitada y en la que iba a figurar como Ćŗnico dueƱo, mediante un acuerdo de palabra. Forza puso las garantĆas para el alquiler. Pero a los dos meses el ex dueƱo de la farmacia dio de baja la categorĆa, y no pudimos habilitarla. En octubre del 2003 tuve las llaves del local de Lacroze y Freire. EmpecĆ© vendiendo los productos para deportistas. SebastiĆ”n se peleó con Magallanes por algo muy serio, que lo tenĆa loco... no te puedo decir mĆ”s”.
Quaranta recuerda a Ariel VilĆ”n, “amigote” (y socio) de Magallanes en la droguerĆa Unifarma, acercĆ”ndose a su local, interesado en vender productos dietarios. “Era el che pibe del ‘Gordo’. La Ćŗltima vez que lo vi fue en el 2004.”
–Fue socio de PĆ©rez Corradi en Odin Concept.
–Esteban solĆa traerme suplementos que importaba de Estados Unidos y de China para que yo vendiera. En el 2006 me ofreció asociarme y remodelar el local para habilitarlo como farmacia y me comentó que era el socio financiero de Forza, le cambiaba cheques y se pasaban clientes. Ćl invirtió en la remodelación, yo aportĆ© el contrato de alquiler y pasĆ© a integrar la sociedad con el 40 por ciento que me transfirió su hermano Eugenio Corradi.
El proyecto duró lo que un suspiro. Las ideas de Corradi no eran sólo los preparados para deportistas. “TenĆa un socio contactado con mutuales y con droguerĆas oncológicas y sus intenciones eran preparar medicamentos oncológicos y para enfermos de HIV. Me pareció que se estaba metiendo con los grandes laboratorios. Le pedĆ cuatro meses para irme del local y me dijo: ‘Quedate y me pagĆ”s mil dólares por mes de alquiler. MĆ”s que plata, me vas a deber un favor’. Era una persona nerviosa y ambiciosa, pero tenĆamos una buena relación. A su pedido, volvĆ a vender mis acciones a un tal Cabrera, que nunca conocĆ.” Se refiere a Jorge AdriĆ”n Cabrera, a su vez socio de MartĆn Lanatta, detenido en la causa como presunto homicida.
Pero las buenas migas no llegarĆan muy lejos. La Ćŗltima vez que la muchachada de la “pulperĆa” se reunió fue para el cumpleaƱos de Corradi, el 17 de julio de 2007. Estaban Forza y Bellone, Quaranta y el cumpleaƱero.
Como si de recordar muertos se tratara esta historia, Quaranta agrega: “El 2008 fue difĆcil: balearon mi camioneta en un intento de robo en el conurbano. En junio, Forza me contó de una pelea con PĆ©rez Corradi por mucho dinero, que le dejaron una silla de ruedas en la puerta de su farmacia y de las amenazas: me querĆa convencer de que mi atentado habĆa sido programado por Corradi”.
Diez dĆas antes del triple crimen, Forza lo visitó junto a Ferrón. “Estoy fundido. CerrĆ© la droguerĆa. Tengo un Honda Civic para venderte. Te agarro cheques”, le dijo. “Me pedĆa contactos con otras droguerĆas: buscaba efedrina a granel”, continĆŗa Quaranta. Y le dijo: “Con SebastiĆ”n nos conocemos hace un mes, pero somos como hermanos”.
Como si la suma de casualidades fuera poca, a travĆ©s de Quaranta, Emiliano Marcos conoció no sólo a Natalia Canella, su futura novia, sino a todos los personajes de esta historia: nombres que volcó primero ante el abogado Miguel Angel Pierri y, mĆ”s tarde, frente al fiscal Bidone. DespuĆ©s de declarar, Marcos, de 27 aƱos, fue encontrado muerto en las vĆas del ferrocarril en Villa del Parque.
“Marcos era primo de mi mejor amigo. Fue empleado del local desde el 2005 hasta septiembre del 2008, cuando decidĆ echarlo porque llegaba tarde y estaba desganado. Durante varios meses en que estuvo peleado con su madre, lo dejĆ© vivir ahĆ. Y conoció a Natalia: yo me habĆa contactado con ella en la red social Netlog, y le vendĆamos un producto que la ayudaba con su enfermedad, lupus.” A Forza y Corradi, en cambio, los habrĆ” visto a lo sumo dos veces. “Por eso no salgo de mi asombro ante las versiones de que Marcos fue el testigo clave para relacionarlos con los asesinos. No tenĆa responsabilidades ni participación en los negocios.” Quaranta asegura que Marcos era “una persona depresiva que se habĆa alejado de sus amistades y su familia”. En cuanto a Natalia, la mujer de 30 aƱos encontrada por un policĆa cuando intentaba imitar el destino de su pareja, la describe como “depresiva e incoherente. Me llama la atención que diga que el cuerpo de Emiliano estaba intacto cuando su hermano declaró que estaba prĆ”cticamente partido en dos. Es como si, en ellos, Solange Bellone hubiese encontrado a dos candidatos perfectos para armar una versión irreal de la historia de su marido”.
Fuente: Prodiario.com.ar
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