Miles de ciudadanos comunes y no comunes, tambiĆ©n han conocido la tragedia con “la dama” o el “polvo de Ć”ngel”, como suele llamarse, respect...

Muchos consumidores de drogas, aĆŗn mĆ”s, peligrosas han confesado que la marihuana fue para ellos el "umbral": La droga que los introdujo al mundo de la heroĆna, la cocaĆna y el "polvo de Ć”ngel". ¿CuĆ”nto ha calado el abuso de sustancias daƱinas en todos los segmentos sociales? ¡Innumerables!
Ya basta de privilegios para los depredadores que, mediante el envenenamiento de nuestros jóvenes amasan fortunas de millones de dólares o euros, y que, cuando se les llegan a atrapar, salen libres con fianzas tan bajas que les permiten continuar su maléfico trÔfico. Erradicar este vicio hasta que los encargados de hacer cumplir la ley dejen de hacer distingos basados en el nivel económico, la clase social o la fama.
Se puede hacer algo mĆ”s que retorcerse las manos mientras, amigos y compaƱeros de labor se sofocan entre el humo de la "yerba" o consumen cocaĆna. La dirigencia a nivel nacional, debe encender la flama del conocimiento y la moralidad entre la juventud de la nación dominicana.
Pero nada de estrategia nacional podrÔ contrarrestar eficazmente las acciones de los trÔficos y consumidores de drogas, a menos, que nos convirtamos en fervientes combatientes contra la drogadicción, y trabajemos juntos para erradicar tan terrible flagelo.
EscƔndalo deportivo: Atletas drogados
El abuso de las drogas se ha convertido en el mĆ”s grave problema al que se enfrenta el deporte hoy dĆa. De hecho, se calcula que quizĆ”s un cincuenta por ciento (50%) o mĆ”s de los atletas de categorĆa mundial estĆ”n consumiendo fĆ”rmacos ilĆcitos para mejor rendimiento. Las medallas, cordones y registros de marcas mundiales, se han manchado de sustancias nocivas.
La conformación de bandas de narcotraficantes especializados en esteroides anabólicos, fĆ”rmacos equivalentes a la testosterona, es consumida por los fĆsico-culturistas y otros atletas para aumentar el tamaƱo de sus mĆŗsculos.
Desde que los atletas comĆan hongos y otras sustancias de las olimpiadas griegas, en el siglo III a. de C., los competidores han buscado algĆŗn "refuerzo" adicional. Sin embargo, fue sólo despuĆ©s de la Segunda Guerra Mundial cuando la ciencia quĆmica empezó a aplicarse a los deportes.
Pero las anfetaminas son fĆ”cilmente detectables en los anĆ”lisis de orina, y pronto fueron eliminadas de las competiciones internacionales. Los esteroides anabólicos, que no actĆŗan vigorizando el cuerpo normal de un atleta, sino, virtualmente, dĆ”ndole otro nuevo. Un consumo a grandes dosis de esteroides anabólicos o de testosterona ayuda a desarrollar los mĆŗsculos en los lapsos de tiempo milagrosamente breves. Mientras construyen en una dirección, destruyen en otra: los tendones se vuelven relativamente dĆ©biles, mientras los mĆŗsculos crecen muchĆsimo. En los peores casos, el resultado puede ser ruptura de tendones de Aquiles, rodillas aplastadas y desgarramientos.
Los efectos de las drogas son muy nocivos para los atletas. Sean naturales o sintĆ©ticas, las hormonas masculinas pueden hacer el cuerpo de una mujer proceda como el de un hombre: empieza a brotarles vello en el tronco y en el rostro; la voz se hace mĆ”s profunda; el clĆtoris se agranda; la menstruación cesa y, con ella, la fertilidad. Muchos de estos efectos son permanentes. El daƱo a largo plazo para las mujeres que la consumen en grandes dosis puede ser aĆŗn peor: cĆ”ncer del hĆgado, lesiones renales, disfunción cardĆaca y, para los adolescentes, detención del crecimiento.
En atletas masculinos, por otra parte, los efectos de los esteroides anabólicos tambiĆ©n pueden ser catastróficos. Al tiempo que el organismo siente el influjo de la hormona, trata de establecer el equilibrio natural suspendiendo su producción de hormonas masculinas, y secretando mayores cantidades de hormonas femeninas. La consecuencia puede ser la castración quĆmica: encogimiento de los testĆculos y crecimiento de pequeƱos senos. AsĆ, pueden ocurrir sĆŗbitos arranques de agresión y una extraƱa e imprevisible conducta sexual. Algunos hombres consumidores de esteroides han acabado estĆ©riles. Pueden ocurrir tambiĆ©n dificultades a largo plazo en hĆgado, riƱones, corazón, y suspensión del crecimiento. AdemĆ”s, los consumidores empedernidos presentan alta incidencia de cĆ”ncer de próstata. A pesar de estos peligros, la plaga de los esteroides ha alcanzado ya proporciones de epidemia.
La estimulación ilĆcita es ya una prĆ”ctica comĆŗn en el mundo del atletismo. Y el problema parece interminable. "Los atletas piensan que tienen que recurrir a los estimulantes a fin de competir con quien ya los consumen regularmente, y asĆ tenemos un problema creciente". Esto podrĆa llevarnos al fin del deporte competitivo limpio". El consumo de esteroides y otras drogas tienen ya un largo historial. Tales como: anfetaminas, analgĆ©sicos narcóticos, como la morfina, esteroides anabólicos, sintĆ©ticos y naturales; diurĆ©ticos y otros agentes encubridores; y bloqueadores beta, medición anti-estrĆ©s preferida por los tiradores para dar firmeza a las manos y aguzar la vista.
Un agente encubridor, en tanto, es una segunda droga que borra las huellas de la primera. La Ćŗltima moda entre los atletas son las hormonas sintĆ©ticas del crecimiento humano (HCH) y la gonadotropina coriónica humana (GCH). Obtenida a partir de la orina de embarazadas, impele al cuerpo del hombre a producir mĆ”s testosterona, lo que a su vez promueve el desarrollo muscular. Y tambiĆ©n tiene el "cómico efecto secundario" de hacer que en las pruebas, de los atletas varones aparezcan... ¡embarazadas! Todo esto, constituye una burla de la esencia misma del deporte, el alma e ideal sacrosanto de la sociedad.
Planteo, que debe implantarse un sistema de detección anti-drogas en la RepĆŗblica Dominicana con el auspicio del Ministerio de Estado de Deportes, Educación FĆsica y Recreación (SEDEFIR), CĆrculo Deportivo de las Fuerzas Armadas y la PolicĆa Nacional, y demĆ”s instituciones ligadas a las actividades deportivas, durante todo un aƱo, aun cuando no haya competiciones. "Porque los eventos atlĆ©ticos constituyen una fuente de enseƱanza y disciplina".
El problema planteado no surgirĆ” de la aplicación literal de la ley sino de su espĆritu. "Ha llegado la hora de una reflexión moral deportiva". Tenemos que poner sobre aviso a la sociedad de los peligros que estos fĆ”rmacos plantean, no sólo para los atletas, sino tambiĆ©n para el futuro de todos los deportes. La alta estima que el genuino esfuerzo atlĆ©tico merece se podrĆ” mantener sólo si lo practicamos tan limpiamente como sea posible. Esto podrĆ” parecer idealista, pero no hay alternativa.
Fuente: primicias.com.do
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