La caída del cabello afecta a hombres especialmente, pero también a mujeres, preocupa a todas las edades y se ha convertido en uno de los ma...
La caída del cabello afecta a hombres especialmente, pero también a mujeres, preocupa a todas las edades y se ha convertido en uno de los mayores complejos estéticos de la sociedad actual. ¿Qué causa la alopecia? Lo cierto es que lo primero que habría que indicar aquí es que existen diferentes tipos de alopecia y que hay casi tantas causas como tipos.
Una de las más comunes vendría a ser la alopecia androgenética (o androgénica), calvicie común o prematura. Afecta especialmente a los hombres. De hecho, un 90% de los hombres comienzan a sufrirla (en diferentes grados) a partir de los 21 años. Una causa genética que llevamos 'escrita' y contra la que poco (si exceptuamos un trasplante de folículos pilosos vivos en el lugar de los muertos) podemos hacer. De hecho, muchos estudios cifran en más de un 90% la causa genética. Las causas también pueden deberse a daños en el cuero cabelludo, procedentes del uso inadecuado de peines metálicos o de secadores de pelo. También virus (herpes o varicela, por ejemplo) o bacterias (sífilis o lepra), agentes físicoquímicos (quemaduras, rayos X)... pueden desembocar en una pérdida irreparable de pelo.
Por otro lado existen lo que podrían denominarse 'alopecias reversibles'. Aquellas en la que la pérdida de pelo es temporal y el cuero cabelludo vuelve a poblarse cuando el elemento externo que provoca la caída de cabello desaparece: consumo de determinadas drogas, medicamentos, anticoagulantes, antitiroideos, sesiones de quimioterapia, enfermedades, depresiones...
Existen, sin embargo, varios mitos acerca de otros factores que provocan alopecia. Ideas que hoy son de común aceptación en la cultura popular, pese a carecer de base científica. Según uno de los más reconocidos especialistas en tratamientos contra alopecia en EE UU, el doctor Robert Leonard, algunos de estos mitos son:
Lavar en exceso el pelo: quizá una de las creencias más extendidas, quizá porque es en la ducha donde vemos más resto de pelo. Lo cierto es que los pelos que arrastra el agua ya estaban fuera y no ha sido el chorro de la ducha quien los ha 'arrancado'. Los expertos recomiendan el lavado del pelo a diario como mejor manera de mantener sanos los folículos.
No echar crema solar en el cuello cabelludo: se cree que el uso de cremas en la cabeza para proteger del sol es perjudicial porque debilita el pelo. Todo lo contrario, se aconseja, y es que las quemaduras sí que pueden desembocar en calvicie. Cuanto más fino se tenga el cabello más recomendable será el uso de protectores solares.
Exposición al cloro del agua de piscina y la sal en la playa: el pelo, especialmente en mujeres con pelo seco, puede hacer más frágil el cabello, pero de ningún modo provoca alopecia. En el caso del contacto con la sal del agua marina, tampoco es cierto que el folículo piloso muera por el excesivo contacto con este medio, ni que el pelo se seque.
Ante una calvicie prematura, cortar el pelo muy corto: por la creencia de que crecerá más fuerte y más rápido. Tampoco existen evidencias que conduzcan a asegurar que raparse la cabeza puede ralentizar o evitar la caída del cabello. De hecho, cuanto más fino sea el pelo y más corto se lleve, más expuesto se encontrará el cuero cabelludo a 'ataques' externos que lo debiliten.
Llevar gorra de forma permanente: Robert Leonard niega de forma rotunda que llevar gorra o sombrero pueda provocar la caída de pelo.
Estrés: tampoco está demostrado que el estrés conduzca de forma directa a una alopecia prematura.
Una de las más comunes vendría a ser la alopecia androgenética (o androgénica), calvicie común o prematura. Afecta especialmente a los hombres. De hecho, un 90% de los hombres comienzan a sufrirla (en diferentes grados) a partir de los 21 años. Una causa genética que llevamos 'escrita' y contra la que poco (si exceptuamos un trasplante de folículos pilosos vivos en el lugar de los muertos) podemos hacer. De hecho, muchos estudios cifran en más de un 90% la causa genética. Las causas también pueden deberse a daños en el cuero cabelludo, procedentes del uso inadecuado de peines metálicos o de secadores de pelo. También virus (herpes o varicela, por ejemplo) o bacterias (sífilis o lepra), agentes físicoquímicos (quemaduras, rayos X)... pueden desembocar en una pérdida irreparable de pelo.
Por otro lado existen lo que podrían denominarse 'alopecias reversibles'. Aquellas en la que la pérdida de pelo es temporal y el cuero cabelludo vuelve a poblarse cuando el elemento externo que provoca la caída de cabello desaparece: consumo de determinadas drogas, medicamentos, anticoagulantes, antitiroideos, sesiones de quimioterapia, enfermedades, depresiones...
Existen, sin embargo, varios mitos acerca de otros factores que provocan alopecia. Ideas que hoy son de común aceptación en la cultura popular, pese a carecer de base científica. Según uno de los más reconocidos especialistas en tratamientos contra alopecia en EE UU, el doctor Robert Leonard, algunos de estos mitos son:
Lavar en exceso el pelo: quizá una de las creencias más extendidas, quizá porque es en la ducha donde vemos más resto de pelo. Lo cierto es que los pelos que arrastra el agua ya estaban fuera y no ha sido el chorro de la ducha quien los ha 'arrancado'. Los expertos recomiendan el lavado del pelo a diario como mejor manera de mantener sanos los folículos.
No echar crema solar en el cuello cabelludo: se cree que el uso de cremas en la cabeza para proteger del sol es perjudicial porque debilita el pelo. Todo lo contrario, se aconseja, y es que las quemaduras sí que pueden desembocar en calvicie. Cuanto más fino se tenga el cabello más recomendable será el uso de protectores solares.
Exposición al cloro del agua de piscina y la sal en la playa: el pelo, especialmente en mujeres con pelo seco, puede hacer más frágil el cabello, pero de ningún modo provoca alopecia. En el caso del contacto con la sal del agua marina, tampoco es cierto que el folículo piloso muera por el excesivo contacto con este medio, ni que el pelo se seque.
Ante una calvicie prematura, cortar el pelo muy corto: por la creencia de que crecerá más fuerte y más rápido. Tampoco existen evidencias que conduzcan a asegurar que raparse la cabeza puede ralentizar o evitar la caída del cabello. De hecho, cuanto más fino sea el pelo y más corto se lleve, más expuesto se encontrará el cuero cabelludo a 'ataques' externos que lo debiliten.
Llevar gorra de forma permanente: Robert Leonard niega de forma rotunda que llevar gorra o sombrero pueda provocar la caída de pelo.
Estrés: tampoco está demostrado que el estrés conduzca de forma directa a una alopecia prematura.
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