Aunque la frecuencia de intolerancia a la leche de vaca es más elevada en estos niños, no está justificado utilizar sistemáticamente un...
Aunque la frecuencia de intolerancia a la leche de vaca es más elevada en estos niños, no está justificado utilizar sistemáticamente unos sustitutos de la leche a base de hidrolizados de proteínas ( Alfaré, Galliagène Progress, o Pregestimil). Estos son útiles en caso de malnutrición, para facilitar el aumento de peso, o en caso de lactantes que hayan sufrido una intervención por ileo meconial, ya que su digestibilidad está facilitada por su composición especial (triglicéridos con cadena media, y ausencia de proteinas alergénicas).
En el momento de la diversificación de la alimentación, las etapas a pasar son las mismas que para los demás lactantes. Las EP permiten una alimentación natural hipercalórica sin restricciones en grasas. La posología de las EP será ajustada según el contenido en grasas de la comida, con respecto al de los biberones. El apetito es normalmente importante a esta edad. Hay que conservar unas aportaciones calóricas incrementadas en un 30% con respecto a las que se recomiendan normalmente, y no dejar al bebé acabar su plato sin proponerle más cantidad: un crecimiento regular es el objetivo principal.
Las necesidades de sodio son más importantes que en los demás niños, debido a la pérdida de cloruro de sodio en el sudor. En caso de transpiración exagerada debida al calor, es imperativo hacerles beber unas soluciones de rehidratación listas para consumir (Adiaril, Alhydrate, Bledilait, GES 45 Milupa, Hydrigoz, Lytren, Picolite), o bien añadir sal en los platos y dar de beber abundantemente.
Además, es bueno añadir, desde el principio, unas vitaminas.
Para los oligo-elementos, una solución del tipo de RDR o Aguettant, distribuidos en las farmacias de los hospitales, es a menudo prescrita para los lactantes (2 ml/kg/día).
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