La rigidez estructural de las grasas trans, y por qué son tan peligrosas para su salud

Las grasas saturadas a menudo son erróneamente agrupadas en la misma categoría que las grasas trans debido a que su estructura molecular es...

Las grasas saturadas a menudo son erróneamente agrupadas en la misma categoría que las grasas trans debido a que su estructura molecular es similar, que es parte de la razón por la cual las grasas saturadas son todavía muy mal apreciadas en la sociedad en general como nocivas para la salud. Sin embargo, las grasas trans se encuentran en una categoría propia cuando se trata de la forma, la función, y el efecto sobre el cuerpo humano, y esta clase no es positiva. Las grasas trans toman el lugar de las grasas saturadas saludables en todo el cuerpo y bloquean efectivamente cosas como la absorción de nutrientes, eliminación de residuos, y la función inmune – es por eso que son tan peligrosas para su salud.

Aunque químicamente idénticas a las grasas saturadas, según GreenMedInfo.com, las grasas trans son intrínsecamente malformadas y son poco naturales. Son creadas al forzar moléculas de hidrógeno a través de las grasas a temperaturas elevadas, un proceso comúnmente conocido como hidrogenación. Este proceso hace las grasas más estables, que a su vez les impide que se pongan rancias rápidamente, pero también cambia la forma de las grasas, la alteración en una forma doblada y más suelta a una forma recta y más rígida. La alteración de las grasas de esta forma las hace venenosas para el cuerpo y son una causa importante de enfermedades crónicas.

Cuando se ingieren grasas trans, estas sustancias mutantes básicamente reemplazan las grasas saturadas que se encuentran naturalmente en las paredes celulares – esto, de nuevo, se debe al hecho de que tienen una estructura molecular similar. Sin embargo, las grasas trans son mucho menos permeables que las grasas saturadas, y no interactúan con otras moléculas de la misma manera que lo hacen las grasas saturadas, lo cual puede alterar gravemente la función normal del cuerpo. En esencia, las células requieren grasas saturadas con el fin de comunicarse con las demás y mantener la homeostasis – pero cuando las grasas trans entran, todo se echa queda desequilibrado.

“Debido a que las grasas trans son más estables químicamente – el resultado directo de los átomos de hidrógeno son en lados opuesto de la molécula – no interactúan adecuadamente con otras moléculas”, explica Heidi Stevenson de GreenMedInfo.com. “La pared celular en sí no está tan firme como debe, por lo que es débil y más permeable de lo normal. Así, las moléculas de toxinas que habrían sido demasiado grandes para entrar en una célula ahora pueden pasar a través de la pared celular y causar estragos en el interior “.

Las grasas trans suprimen la producción de hormonas, dañan las glándulas suprarrenales

La comunicación celular es otra función corporal afectada por las grasas trans. Para que su cuerpo produzca hormonas como la adrenalina, las células necesitan cantidades saludables de grasas saturadas con el fin de enviar señales con la hormona del estrés. Cuando las células no son capaces de hacerlo de manera eficaz, por el consumo de las grasas trans, el cuerpo termina trabajando las glándulas suprarrenales más de lo normal, lo que puede conducir a la fatiga adrenal y, finalmente, la disfunción tiroidea.

“Las grasas trans son menos activas químicamente, por lo que los intercambios de señales adecuadas pueden no ser hechas y la comunicación normal de las células no puede ocurrir. Las grasas trans también tienen una forma diferente, por lo que moléculas se pueden pegar ya sea dentro o fuera de las células. Cuando las grasas trans reemplazan grasas saturadas, nutrientes críticos pueden no ser capaces de entrar a las células y las toxinas pueden no ser capaces de salir. El resultado es un metabolismo anormal, lo cual afecta a todos los aspectos de la salud “.