Sigue siendo una práctica común para los médicos ordenar rayos X anuales para sus pacientes con riesgos de sufrir cáncer de pulmón, se ha d...
Sigue siendo una práctica común para los médicos ordenar rayos X anuales para sus pacientes con riesgos de sufrir cáncer de pulmón, se ha demostrado desde hace tiempo que este tipo de evaluación es inútil. Incluso ya durante el Mayo Lung Project de radiografía y citología, llevado a cabo durante los años 1970 y 80, los ensayos aleatorios no demostraron que los rayos X tienen un impacto en prevenir o detectar el cáncer de pulmón en estado temprano. Paradójicamente, las radiografías siguen siendo estudiadas y los científicos están malgastando los fondos valiosos de investigación.
La detección del cáncer de pulmón
Es un hecho bien conocido que el cáncer de pulmón, al igual que la mayoría de otros tipos de cáncer, es más curable cuando se detecta temprano en su proceso de crecimiento. Desafortunadamente, la mayoría de los cánceres de pulmón se detectan demasiado tarde, cuando el paciente se encuentra en estado avanzado y la esperanza de una recuperación total es muy baja. Según las estadísticas del 2012 de cáncer de pulmón, menos de uno de cada seis pacientes con cáncer de pulmón sobrevivirá cinco años después de ser diagnosticados.
Una y otra vez las investigaciones han demostrado que la radiografía y exámenes de tomografía computarizada (CT) tienen el potencial de “mejorar la supervivencia”, pero son inútiles para reducir la mortalidad. Uno de los estudios más reconocidos, (NLST por sus siglas en Inglés) del 2010 y 2011, utilizaron dosis bajas de tomografía computarizada en comparación con radiografías y los resultados fueron publicados en el New England Journal of Medicine. Los artículos reportaron una supuesta reducción del 20 por ciento en la mortalidad por cáncer de pulmón en el grupo de tomografía computarizada.
En relación con esta investigación, Mazzone et al., En un artículo de PLoS publicadó este año, comentó: “Estos estudios también destacaron los problemas con la detección basada en tomografía computarizada, incluido el elevado número de nódulos pulmonares benignos que requieren pruebas adicionales [invasivas], el potencial riesgo a largo plazo de la radiación y la incierta sostenibilidad de un programa tan costoso”. En otras palabras, las opciones más baratas como los rayos X y muy costosos exámenes de tomografía computarizada (no sólo están perdiendo preciosos dólares para la investigación del cáncer pulmón , en realidad están haciendo daño a los cientos de miles de personas que participan en estos estudios para ayudar en la “guerra contra el cáncer.”
Miles de personas inútilmente irradiadas en el nombre de la “investigación”
Uno de los ejemplos más recientes y dramáticos de este vergonzoso desperdicio y daño se ve en un estudio del 2011 publicado en el Journal of American Medical Association (JAMA). Más de 150,000 personas de edad avanzada se dividieron en 2 grupos, 75,000 e los cuales fueron escogidos para participar en revisiones anuales de rayos X durante cuatro años y 75,000 seleccionados para someterse a tratamiento habitual donde no se implementaron exámenes y recibieron atención médica típica. Se observaron un total de 1,213 muertes por cáncer de pulmón en el grupo de intervención en comparación con 1,230 en el grupo de atención habitual después de 13 años. Los participantes del estudio fueron observados durante seis años para medir la mortalidad por cáncer de pulmón y las complicaciones secundarias al cáncer. Como es claro por los datos, los autores concluyeron que “la detección con la radiografía anual no redujo la mortalidad por cáncer de pulmón en comparación con la atención habitual.” Por supuesto que no! 40 años de investigación dedicado a este tema lo a concluido.
Sin embargo, los investigadores insisten en someter a las personas a radiaciones ionizantes y no renuncian a la idea de que la irradiación es la respuesta a la prevención del cáncer de pulmón. Preocupaciones similares se han planteado acerca de las pruebas de Papanicolau para el cáncer cervical, las pruebas de rutina para la detección del cáncer de próstata y mamografías para el cáncer de mama.
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