El primer Míster Universo NABBA fue un español, Juan Ferrero . Sus éxitos deportivos suscitaron la admiración internacional, pero fueron si...

Por mas que se tratara de un indiscutible número uno que podía confirmar las "virtudes de la raza" exaltadas por el régimen, la moralina de aquella España, tan triste, no permitía sintonizar con exhibiciones tan dudosas. El culturismo se traducía por afeminamiento y, además, viviendo en Francia, ¿no resultaría un rojo exiliado? La prensa de la época le dedicó un par de líneas para seguir ignorándole.
Cuarenta años después, Tomás Abeigón ha podido comprobar que en los círculos y textos deportivos españoles nadie tiene la menor idea de Juan Ferrero. "A mí me cautivó por las fotos del libro y otras que rastreé en revistas extranjeras. Se le veía un atleta extraordinariamente elegante. 'Nacido en el noroeste de España', leí en una revista, y pensé que sería gallego. Pero en otra parte decían, que había nacido en Puente Almuhey, y ese pueblo no existe en Galicia, así que pedí información en Correos y pertenece a la provincia de León".
"En el pueblo, pequeñito, no queda nadie de la familia. Fliparon con lo que les conté", dice Abeigón. El actual alcalde quiere poner el nombre de Juan Ferrero a la calle principal del pueblo. A Abeigón le facilitaron la partida de nacimiento, por la que pudo deducir que el auténtico nombre de pila de Ferrero fue Fidel.
Además, en Puente Almuhey logró refrescar en la memoria de los más ancianos la imagen del niño. Le llamaban El Negro por el tono moruno de su piel, que contrastaba con el del resto de la familia, hasta el extremo de que se había dudado de su verdadera filiación. Era un niño débil, muy delgado y enfermizo. La familia, ciertamente de sesgo izquierdista, había emigrado a Francia, pero antes de la guerra.
La familia Ferrero se domicilió en Burdeos, donde Fidel-Juan empezó a interesarse por la gimnasia deportiva a los 15 años. Pronto obtuvo resultados espectaculares: 11 segundos en los 100 metros lisos (en 193-3), 3,15 metros en salto de longitud con 109 pies juntos y sin carrera, también subía la cuerda lisa de siete metros en cinco segundos con las piernas en escuadra.

Para entonces se había casado con una bailarina también española, Magdalena Isabel Martínez Cuadros, con la que tuvo dos hijos, Rodolfo y Ana, que en la actualidad tienen 62 y 59 años. Rodolfo siguió los pasos del padre, y en 1961, a los 23 años, llegó a ser el Plus Atlete de France.
En Burdeos montó un prestigioso gimnasio, el Institut Ferrero, en el que daba clases de cultura física, acrobacia y baile. Incluso su victoria de Londres se atribuyó a sus consumadas dotes de bailarín, que le habrían permitido realizar con mayor gracia las poses en el concurso mundial.
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