• Los socios pueden usar decenas de aparatos pero no tienen clases dirigidas • Un centro de una cadena holandesa se afianza en el Eixample p...
• Los socios pueden usar decenas de aparatos pero no tienen clases dirigidas
• Un centro de una cadena holandesa se afianza en el Eixample por 15,95 € al mes
Primero fueron los vuelos, luego los alquileres de coche, los pisos y hasta las peluquerías. La irrupción del low cost o fórmula del bajo precio a cambio de eliminar lujos y servicios añadidos en los productos gana adeptos, sobre todo en tiempos de crisis. Y era cuestión de tiempo que hasta sudar la gota gorda y ponerse en forma fuese barato. La cadena Basic-Fit, con una treintena de gimnasios en Holanda y Bélgica lleva tres meses difundiendo la esencia del fitness a bajo precio (15,95 euros al mes) en el Eixample. Prácticamente con el boca a boca han conseguido más de mil socios en su centro de la calle de Aragó, 322.
El local llama la atención porque desde la calle, y a través de sus grandes cristaleras, puede verse a los inscritos corriendo sobre la cinta. Ofrece 1.100 metros cuadrados de espacio para el deporte, divididos en la zona cardiovascular (sudar y sudar), en la planta baja, y la sala de máquinas, donde tonificar cualquier milímetro de la anatomía. En este mar de instrumental el socio se puede mover a placer durante todo el día, sin límite de tiempo, explica George Hountebos, gerente del negocio. El empresario holandés quiere dejar claro, antes que nada, que «no se trata de fitness para pobres, sino para clientes inteligentes». De hecho, su perfil es variado, desde estudiantes a vecinos de la zona y trabajadores que no están dispuestos a gastar lo que cuesta normalmente un gimnasio si solo pueden acudir de vez en cuando. «Por este precio, si vengo está genial, y si una semana no puedo pasar no tengo remordimientos», cuenta Juan, un incondicional.
MAYORÍA MASCULINA
Los hombres integran, de momento, el 60% de la clientela, lo cual es lógico ya que las féminas suelen ser más adictas a las clases dirigidas (aerobic y demás), que en este centro no tienen cabida. «Aquí se practica el fitness básico, pero con maquinaria de primer nivel, lo mejor del mercado», insiste el gerente, que ultima la apertura de nuevas sedes, primero en el área metropolitana y luego de nuevo en Barcelona. «Sabemos que hay hueco para este mercado y empezamos por Catalunya porque la mentalidad es parecida a la holandesa: son consumidores que quieren valor por su dinero», sostiene. Son rotundos al afirmar que los barceloneses «no quieren pagar por servicios que no usan». Y entre sus inscritos la franja va de los 18 (o menores acompañados) a la tercera edad.
Al tratarse casi de un centro piloto, la dirección está atenta a los gustos y hábitos de los barceloneses, que por supuesto han hecho de la franja de mediodía y de 18.00 a 22.00 horas los momentos punta. Pero aseguran que nunca habrá overbooking, ya que no se aceptarán más de 3.000 socios. Para los que exigen un plus, se ofrece la contratación a parte de entrenadores personales, mientras que hay servicios gratis como las clases de spinning virtuales, que se siguen por ordenador, y rutinas de ejercicio organizadas para hacer en la sala, así como consejos deportivos y nutricionales desde su web (www.basic-fit.es). La gran particularidad es el modo de pago. El centro exige el compromiso de un año (por contrato) de inscripción. Si se paga en una sola vez para todo el año representa 15,95 euros al mes, y si se abona mensualmente son 17,95.
Más allá del ejercicio a bajo coste, Basic-Fit también presume de espíritu sostenible, –«somos una empresa verde»-, apuntan. Por eso –economía aparte– si se utilizan las duchas (mucha gente opta por ir en chándal y ducharse en su casa) hay que pagar 20 céntimos simbólicos por dos minutos de agua. «Se trata de que la ducha sea eso y no un momento para depilarse o hacerse una mascarilla», ironiza Houtenbos, conocedor del altísimo gasto de agua que se produce en un gimnasio común y de que al final todo cuenta en el bolsillo del cliente.
• Un centro de una cadena holandesa se afianza en el Eixample por 15,95 € al mes
Primero fueron los vuelos, luego los alquileres de coche, los pisos y hasta las peluquerías. La irrupción del low cost o fórmula del bajo precio a cambio de eliminar lujos y servicios añadidos en los productos gana adeptos, sobre todo en tiempos de crisis. Y era cuestión de tiempo que hasta sudar la gota gorda y ponerse en forma fuese barato. La cadena Basic-Fit, con una treintena de gimnasios en Holanda y Bélgica lleva tres meses difundiendo la esencia del fitness a bajo precio (15,95 euros al mes) en el Eixample. Prácticamente con el boca a boca han conseguido más de mil socios en su centro de la calle de Aragó, 322.
El local llama la atención porque desde la calle, y a través de sus grandes cristaleras, puede verse a los inscritos corriendo sobre la cinta. Ofrece 1.100 metros cuadrados de espacio para el deporte, divididos en la zona cardiovascular (sudar y sudar), en la planta baja, y la sala de máquinas, donde tonificar cualquier milímetro de la anatomía. En este mar de instrumental el socio se puede mover a placer durante todo el día, sin límite de tiempo, explica George Hountebos, gerente del negocio. El empresario holandés quiere dejar claro, antes que nada, que «no se trata de fitness para pobres, sino para clientes inteligentes». De hecho, su perfil es variado, desde estudiantes a vecinos de la zona y trabajadores que no están dispuestos a gastar lo que cuesta normalmente un gimnasio si solo pueden acudir de vez en cuando. «Por este precio, si vengo está genial, y si una semana no puedo pasar no tengo remordimientos», cuenta Juan, un incondicional.
MAYORÍA MASCULINA
Los hombres integran, de momento, el 60% de la clientela, lo cual es lógico ya que las féminas suelen ser más adictas a las clases dirigidas (aerobic y demás), que en este centro no tienen cabida. «Aquí se practica el fitness básico, pero con maquinaria de primer nivel, lo mejor del mercado», insiste el gerente, que ultima la apertura de nuevas sedes, primero en el área metropolitana y luego de nuevo en Barcelona. «Sabemos que hay hueco para este mercado y empezamos por Catalunya porque la mentalidad es parecida a la holandesa: son consumidores que quieren valor por su dinero», sostiene. Son rotundos al afirmar que los barceloneses «no quieren pagar por servicios que no usan». Y entre sus inscritos la franja va de los 18 (o menores acompañados) a la tercera edad.
Al tratarse casi de un centro piloto, la dirección está atenta a los gustos y hábitos de los barceloneses, que por supuesto han hecho de la franja de mediodía y de 18.00 a 22.00 horas los momentos punta. Pero aseguran que nunca habrá overbooking, ya que no se aceptarán más de 3.000 socios. Para los que exigen un plus, se ofrece la contratación a parte de entrenadores personales, mientras que hay servicios gratis como las clases de spinning virtuales, que se siguen por ordenador, y rutinas de ejercicio organizadas para hacer en la sala, así como consejos deportivos y nutricionales desde su web (www.basic-fit.es). La gran particularidad es el modo de pago. El centro exige el compromiso de un año (por contrato) de inscripción. Si se paga en una sola vez para todo el año representa 15,95 euros al mes, y si se abona mensualmente son 17,95.
Más allá del ejercicio a bajo coste, Basic-Fit también presume de espíritu sostenible, –«somos una empresa verde»-, apuntan. Por eso –economía aparte– si se utilizan las duchas (mucha gente opta por ir en chándal y ducharse en su casa) hay que pagar 20 céntimos simbólicos por dos minutos de agua. «Se trata de que la ducha sea eso y no un momento para depilarse o hacerse una mascarilla», ironiza Houtenbos, conocedor del altísimo gasto de agua que se produce en un gimnasio común y de que al final todo cuenta en el bolsillo del cliente.
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