HabrÔs podido ver las llamadas de precaución en incontables sitios de internet relacionados con el culturismo: evita tomar productos de soja...

Durante aƱos, se ha recomendado la soja a las mujeres. La lógica es que, puesto que tiene una escasa capacidad estrogĆ©nica, puede interactuar con los receptores celulares de los estrógenos, por lo que desplaza el estrógeno real. Sin ninguna interacción, el estrógeno es inerte. Dado que las isoflavonas son tan dĆ©biles, bloquean los efectos del estrógeno sin ejercer mucha actividad por sĆ mismas. Un estudio sugiere que las isoflavonas de la soja tienen aproximadamente una potencia de un 1/10.000 en comparación a un estrógeno “real”.
La habilidad de las isoflavonas de la soja para interferir con la actividad del estrógeno se cree que es la razón por la que las mujeres asiÔticas, que consumen mÔs soja que las mujeres occidentales, tienen menores tasas de cÔncer de mama y cÔncer uterino. Cada gramo de soja contiene un promedio de 3.5 miligramos de isoflavonas. Los adultos japoneses comen un promedio de 25 a 50 miligramos de isoflavonas diariamente. Los hombres asiÔticos que comen grandes cantidades de alimentos con soja tienen menores tasas de cÔncer de próstata.
El mecanismo propuesto para el efecto en los hombres estÔ relacionado con una interferencia en la actividad de la testosterona en la glÔndula de la próstata, pero eso asume que tener un nivel de testosterona normal es una causa directa de cÔncer de próstata, algo que, evidentemente, es falso.
Por otro lado, la menor tasa de cÔncer sugiere que tal vez tiene algo que ver con la idea de que la soja disminuye los niveles de testosterona en los hombres. Los estudios animales han sido muy ambiguos, con algunos que muestran una disminución de testosterona por el consumo de soja y otros que no muestran ningún efecto o un incremento en los niveles de testosterona.
Un nuevo estudio examinó el efecto real de la soja en la testosterona de los hombres. Fue un meta-anĆ”lisis y se centró en estudios pasados relacionados con la testosterona y la soja dietĆ©tica en los hombres, limitando su alcance a la investigación que cumple ciertos requisitos cientĆficos mĆnimos. Eso dejó a los autores con 15 estudios controlados con placebo y 32 informes de 36 grupos de tratamiento. Entre los temas examinados en esos estudios estaba la testosterona total; la testosterona libre o activa y la globulina vinculante de hormonas sexuales, una proteĆna que se une y transporta la testosterona en la sangre.
Los investigadores descubrieron que la proteĆna de soja o el consumo de isoflavonas no tenĆa un efecto significativo sobre la testosterona.
Ni la testosterona normal ni la libre se vio afectada negativamente por la soja dietĆ©tica en ninguno de los estudios. La investigación que mostró una disminución de testosterona por la soja tenĆa graves defectos metodológicos, haciendo que los resultados fuesen inĆŗtiles. Sin embargo, los autores del meta-anĆ”lisis apreciaron una peculiaridad que puede explicar por quĆ© la soja ha estado relacionada con el bajo nivel de testosterona en los hombres.
Resulta que los individuos pueden metabolizar las isoflavonas de la soja de manera diferente. En un estudio de 10 semanas, 38 sujetos tomaron unos 110 miligramos de isoflavonas al dĆa. Las isoflavonas circulantes variaron de 30 a 1.500, y las medidas de equol, un metabolito de la isoflavona daidzeĆna, variaron en 1.000. Por otra parte, sólo de un 25 a un 35% de los occidentales tienen la bacteria intestinal necesaria para producir equol a partir de la daidzeĆna.
La importancia de ello radica en que el equol es mĆ”s potente en la actividad de estrógeno que la diadzeĆna. A pesar de eso, incluso en estudios en los que el consumo de isoflavonas empequeƱecĆa la cantidad de soja consumida normalmente en la tĆpica dieta de las poblaciones de Asia, la soja no tenĆa efecto sobre la testosterona. Si la soja, en efecto, protege contra el cĆ”ncer de próstata, no se debe a alguna interferencia con la actividad de la testosterona.
Otro estudio, publicado hace dos aƱos, involucró a siete hombres jóvenes y saludables que comieron un kilo de soja al dĆa durante una semana. No mostraron cambios en los estrógenos o en el nivel de testosterona total o libre. Sin embargo, sĆ que dieron signos de un aumento en la actividad cerebral, en particular una mejora en el rendimiento cognitivo espacial. Lo interesante de esto es que los hombres son considerados superiores a las mujeres en ese aspecto de la actividad cerebral y la razón que a menudo se sugiere se centra en los niveles mĆ”s altos de testosterona.
Sin embargo, mientras tanto, la genisteĆna, la principal isoflavona de la soja, afecta a otras hormonas del cuerpo. Por ejemplo, disminuye la insulina en la sangre y elimina las propiedades de aumento de grasa de la insulina en las cĆ©lulas grasas. Los estudios realizados sobre ratones demuestran un descenso de grasa corporal cuando a los ratones se les proporciona genisteĆna durante sólo 12 dĆas. La genisteĆna parece alterar la expresión del gen de la lipoproteĆna lipasa, una enzima que transporta la grasa a las cĆ©lulas grasas, de manera que reduce la absorción de grasa. Parece ser particularmente potente a la hora de reducir grasa almacenada en el mĆŗsculo. Eso es significativo porque el exceso de grasa muscular estĆ” relacionado con la resistencia a la insulina y la diabetes, aunque actĆŗa de forma diferente en aquellos que hacen ejercicio o son fĆsicamente activos.
Tener una gran cantidad de genisteĆna en realidad hace que las cĆ©lulas grasas se auto-destruyan, pero eso no ocurre sólo con la dieta. Por otro lado, la genisteĆna tambiĆ©n aumenta la codificación de genes para la enzima que trabaja con la carnitina en el transporte de grasa a la mitocondria, donde se oxida la grasa. La genisteĆna ayuda a la pĆ©rdida de grasa al incrementar la producción genĆ©tica de PPAR-a, que controla el metabolismo de la grasa. Fomentar su actividad tambiĆ©n eleva la oxidación de grasas.
A pesar de la evidencia del efecto favorable de la soja en el metabolismo de grasa, otra advertencia comĆŗn es que interfiere en la actividad del tiroides. Puesto que la glĆ”ndula tiroides controla el rimo metabólico en reposo, interferir con su actividad podrĆa conducir a un aumento de grasa. La genisteĆna interfiere con la peroxidada del tiroides, una enzima que es necesaria para producir la hormona tiroidea. Si tienes una deficiencia del oligoelemento de yodo, la soja interfiere con la sĆntesis del tiroides, pero, de nuevo, tambiĆ©n lo harĆ” la carencia de yodo, puesto que Ć©ste forma las dos terceras partes de la hormona tiroidea. Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que, en los seres humanos, la soja no tiene efectos negativos sobre las hormonas tiroideas.
Una hormona que reduce la soja es el cortisol. Producida en la corteza de las glĆ”ndulas adrenales, que estĆ”n justo por encima de los riƱones, el cortisol es la principal hormona catabólica del cuerpo. Mientras que es esencial para vivir, tambiĆ©n estĆ” relacionada con la pĆ©rdida de musculatura, con la pĆ©rdida de cĆ©lulas cerebrales y con el exceso de grasa corporal, particularmente en la sección media. MĆ”s que nada, el efecto moderado de la soja sobre el cortisol serĆa bueno para aquellos que estĆ”n interesados en el culturismo.
Un estudio publicado también encontró que la soja parece que ayuda en la respiración, un aspecto no poco importante para quienes hacen ejercicio bastante duro, por no mencionar otras actividades que a menudo implican una respiración mÔs dificultosa.
De manera que, ¿deberĆamos de empezar a comer todos grandes cantidades de alimentos basados en soja? De hecho, mientras que la soja se etiqueta a menudo como una fuente de proteĆnas inferior para los culturistas, una serie de estudios que la compararon con el suero mostraron muy poca diferencia entre los dos en lo que se refiere a la sĆntesis de proteĆna. Por otro lado, la soja es una proteĆna de acción rĆ”pida y varios estudios demuestran que tiende a elevar la sĆntesis de proteĆnas en el intestino mĆ”s que en los mĆŗsculos. Otros estudios muestran que los aminoĆ”cidos de la soja tienden a oxidarse mĆ”s rĆ”pido en el hĆgado, dejando menos para la sĆntesis de proteĆna muscular. Desde ese punto de vista, la soja no tiene un gran valor proteico, pero es un poco inferior a la proteĆna de la leche en lo que se refiere al aumento muscular.
Sin embargo, un reciente estudio encontró que tanto el suero de leche como la soja resultaban ser superiores a la caseĆna a la hora de ayudar en la sĆntesis de proteĆnas en hombres jóvenes despuĆ©s de ejercicios de resistencia y en reposo. Eso no es sorprendente, puesto que el suero y la soja liberan rĆ”pidamente aminoĆ”cidos. Cuanto mĆ”s rĆ”pida es la liberación de aminoĆ”cidos, mayor es la sĆntesis de proteĆna muscular. La caseĆna libera lentamente aminoĆ”cidos durante un periodo de siete horas, por lo que resulta mejor para propósitos anticatabólicos en comparación al suero de leche y a la soja.
La Ćŗnica cosa que debes tener en cuenta es que tomar soja no tendrĆ” ningĆŗn efecto sobre la testosterona o sobre el estrógeno. La Ćŗnica excepción posible es que seas uno de esos tipos raros que producen equol al comer alimentos de soja. AĆŗn asĆ, tendrĆas que tomar una cantidad exagerada de soja antes de que experimentaras cualquier efecto sobre los estrógenos que fuese notable.
Los esteroides y los genes
La nandrolona, mĆ”s conocida con el nombre de marca Durabolin y Deca-Durabolin, es considerada por muchos como uno de los esteroides anabólicos mĆ”s suaves en lo que se refiere a los efectos secundarios. Sólo un 20% del fĆ”rmaco puede convertirse en estrógeno, lo que significa que los efectos secundarios estrogĆ©nicos no son propensos, a menos que sea tomado junto con otros esteroides conocidos por reducir la globulina vinculante de la hormona sexual en la sangre, el estrógeno podrĆa ser liquidado por su portador SHBG, por lo que es mĆ”s fĆ”cilmente disponible. Otros estudios sugieren que la nandrolola tiene afinidad por los receptores celulares de la progesterona. Eso podrĆa conducir a una pĆ©rdida de libido, o apetito sexual, incluso puede llevar a episodios de impotencia y quizĆ”s ginecomastia. A diferencia de la testosterona, la nandrolona no es capaz de ser convertida en dihidrotestosterona o DHT. En cambio, es convertida en un metabolito relativamente inerte.
Eso significa que no hay por qué preocuparse por efectos secundarios como la calvicie masculina, el acné y los problemas de próstata. Sin embargo, efectos secundarios como esos, rara vez son mostrados por atletas y culturistas que utilizan el fÔrmaco. Un problema mÔs pertinente es que el Deca-Durabolin es uno de los fÔrmacos que se detectan mÔs fÔcilmente en test de dopaje normales. Sus metabolitos pueden ser detectados hasta un año después de que se haya cesado su uso.
Lo cierto es que mientras que la nandrolona es mĆ”s suave que muchos otros esteroides anabólicos, el dicho, “sólo la dosis determina el veneno” sigue siendo vĆ”lido. Un fĆ”rmaco sin efectos secundarios es un fĆ”rmaco que no funciona. Un reciente estudio examinó los efectos de proporcionar una dosis de nandrolona, comparable con lo que utiliza un culturista, en 37 genes en la glĆ”ndula pituitaria, en los testĆculos, en las glĆ”ndulas suprarrenales, en la grasa, en los riƱones y en el hĆgado de ratas. A las ratas se les suministró Deca-Durabolin durante 14 dĆas.
El resultado: profundas reducciones en los niveles de corticosterona (la versión del cortisol en las ratas), insulina y adiponectina. Esta Ćŗltima es una adipokina beneficiosa secretada por las cĆ©lulas grasas. Mientras que la mayorĆa de las adipokinas son inflamatorias y perjudiciales para la salud a largo plazo, la adiponectina es una de las buenas. Los altos niveles de Ć©sta estĆ”n asociados con un descenso en la resistencia a la insulina, disminuyendo la incidencia de la diabetes y aumentando la oxidación de grasas.
Las ratas experimentaron una regulación a la baja de los receptores suprarrenales beta-3, que son termogĆ©nicos y se encuentran con mĆ”s frecuencia en el tejido adiposo marrón. El Deca-Durabolin es probable que disminuya los receptores debido a la disminución de grasa corporal provocada por el fĆ”rmaco. MĆ”s problemĆ”tica es la disminución de la adiponectina. Cualquier forma de testosterona disminuye la adiponectina, de modo que no supone ninguna sorpresa. Los autores sugieren que eso podrĆa explicar parcialmente la conexión entre el uso de dosis altas de esteroides y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
La interferencia con la corticosterona producida por la regulación a la baja de dos enzimas suprarrenales; sin embargo, también aumentaba la acumulación de corticoides minerales producidos en las glÔndulas suprarrenales, como la aldosterona y la desoxicorticosterona. La aldosterona hace que el cuerpo retenga sodio al mismo tiempo que estimula la excreción de potasio, un escenario metabólico que se suma a la presión arterial alta.
En la glĆ”ndula pituitaria, el Deca-Durabolin interfiere seriamente con la expresión de los genes de la hormona luteinizante, asĆ como cuatro enzimas que intervienen en la sĆntesis de la testosterona. De nuevo, hoy hay sorpresas.
Una dosis alta de esteroides anabólicos se sabe desde hace tiempo que envĆa una seƱal de retroalimentación negativa a la glĆ”ndula pituitaria, lo que lleva a obstaculizar la producción de testosterona.
De hecho, ninguno de estos resultados son realmente sorprendentes. Los esteroides anabólicos modifican los mecanismos genéticos. Eso es fÔcilmente demostrable cuando un atleta deja de tomar esteroides. En todos los casos el cuerpo del deportista vuelve a proporciones mÔs normales. Por ejemplo, aquellos con una tendencia a ser mÔs delgados serÔn mÔs flacos, mientras que aquellos que tienden a acumular grasa pueden perder la musculatura que los esteroides le ayudan a conseguir.
Tal vez la lección mÔs importante del estudio es que los esteroides anabólicos son potentes fÔrmacos que afectan a muchos sistemas del cuerpo a nivel genético, a menudo negativamente, especialmente si se utilizan con imprudencia.
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Las virtudes desconocidas de la soja
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Resulta que los individuos pueden metabolizar las isoflavonas de la soja de manera diferente. En un estudio de 10 semanas, 38 sujetos tomaron unos 110 miligramos de isoflavonas al dĆa. Las isoflavonas circulantes variaron de 30 a 1.500, y las medidas de equol, un metabolito de la isoflavona daidzeĆna, variaron en 1.000. Por otra parte, sólo de un 25 a un 35% de los occidentales tienen la bacteria intestinal necesaria para producir equol a partir de la daidzeĆna.
La importancia de ello radica en que el equol es mĆ”s potente en la actividad de estrógeno que la diadzeĆna. A pesar de eso, incluso en estudios en los que el consumo de isoflavonas empequeƱecĆa la cantidad de soja consumida normalmente en la tĆpica dieta de las poblaciones de Asia, la soja no tenĆa efecto sobre la testosterona. Si la soja, en efecto, protege contra el cĆ”ncer de próstata, no se debe a alguna interferencia con la actividad de la testosterona.
Otro estudio, publicado hace dos aƱos, involucró a siete hombres jóvenes y saludables que comieron un kilo de soja al dĆa durante una semana. No mostraron cambios en los estrógenos o en el nivel de testosterona total o libre. Sin embargo, sĆ que dieron signos de un aumento en la actividad cerebral, en particular una mejora en el rendimiento cognitivo espacial. Lo interesante de esto es que los hombres son considerados superiores a las mujeres en ese aspecto de la actividad cerebral y la razón que a menudo se sugiere se centra en los niveles mĆ”s altos de testosterona.
Sin embargo, mientras tanto, la genisteĆna, la principal isoflavona de la soja, afecta a otras hormonas del cuerpo. Por ejemplo, disminuye la insulina en la sangre y elimina las propiedades de aumento de grasa de la insulina en las cĆ©lulas grasas. Los estudios realizados sobre ratones demuestran un descenso de grasa corporal cuando a los ratones se les proporciona genisteĆna durante sólo 12 dĆas. La genisteĆna parece alterar la expresión del gen de la lipoproteĆna lipasa, una enzima que transporta la grasa a las cĆ©lulas grasas, de manera que reduce la absorción de grasa. Parece ser particularmente potente a la hora de reducir grasa almacenada en el mĆŗsculo. Eso es significativo porque el exceso de grasa muscular estĆ” relacionado con la resistencia a la insulina y la diabetes, aunque actĆŗa de forma diferente en aquellos que hacen ejercicio o son fĆsicamente activos.
Tener una gran cantidad de genisteĆna en realidad hace que las cĆ©lulas grasas se auto-destruyan, pero eso no ocurre sólo con la dieta. Por otro lado, la genisteĆna tambiĆ©n aumenta la codificación de genes para la enzima que trabaja con la carnitina en el transporte de grasa a la mitocondria, donde se oxida la grasa. La genisteĆna ayuda a la pĆ©rdida de grasa al incrementar la producción genĆ©tica de PPAR-a, que controla el metabolismo de la grasa. Fomentar su actividad tambiĆ©n eleva la oxidación de grasas.
A pesar de la evidencia del efecto favorable de la soja en el metabolismo de grasa, otra advertencia comĆŗn es que interfiere en la actividad del tiroides. Puesto que la glĆ”ndula tiroides controla el rimo metabólico en reposo, interferir con su actividad podrĆa conducir a un aumento de grasa. La genisteĆna interfiere con la peroxidada del tiroides, una enzima que es necesaria para producir la hormona tiroidea. Si tienes una deficiencia del oligoelemento de yodo, la soja interfiere con la sĆntesis del tiroides, pero, de nuevo, tambiĆ©n lo harĆ” la carencia de yodo, puesto que Ć©ste forma las dos terceras partes de la hormona tiroidea. Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que, en los seres humanos, la soja no tiene efectos negativos sobre las hormonas tiroideas.
Una hormona que reduce la soja es el cortisol. Producida en la corteza de las glĆ”ndulas adrenales, que estĆ”n justo por encima de los riƱones, el cortisol es la principal hormona catabólica del cuerpo. Mientras que es esencial para vivir, tambiĆ©n estĆ” relacionada con la pĆ©rdida de musculatura, con la pĆ©rdida de cĆ©lulas cerebrales y con el exceso de grasa corporal, particularmente en la sección media. MĆ”s que nada, el efecto moderado de la soja sobre el cortisol serĆa bueno para aquellos que estĆ”n interesados en el culturismo.
Un estudio publicado también encontró que la soja parece que ayuda en la respiración, un aspecto no poco importante para quienes hacen ejercicio bastante duro, por no mencionar otras actividades que a menudo implican una respiración mÔs dificultosa.

Sin embargo, un reciente estudio encontró que tanto el suero de leche como la soja resultaban ser superiores a la caseĆna a la hora de ayudar en la sĆntesis de proteĆnas en hombres jóvenes despuĆ©s de ejercicios de resistencia y en reposo. Eso no es sorprendente, puesto que el suero y la soja liberan rĆ”pidamente aminoĆ”cidos. Cuanto mĆ”s rĆ”pida es la liberación de aminoĆ”cidos, mayor es la sĆntesis de proteĆna muscular. La caseĆna libera lentamente aminoĆ”cidos durante un periodo de siete horas, por lo que resulta mejor para propósitos anticatabólicos en comparación al suero de leche y a la soja.
La Ćŗnica cosa que debes tener en cuenta es que tomar soja no tendrĆ” ningĆŗn efecto sobre la testosterona o sobre el estrógeno. La Ćŗnica excepción posible es que seas uno de esos tipos raros que producen equol al comer alimentos de soja. AĆŗn asĆ, tendrĆas que tomar una cantidad exagerada de soja antes de que experimentaras cualquier efecto sobre los estrógenos que fuese notable.
Los esteroides y los genes
La nandrolona, mĆ”s conocida con el nombre de marca Durabolin y Deca-Durabolin, es considerada por muchos como uno de los esteroides anabólicos mĆ”s suaves en lo que se refiere a los efectos secundarios. Sólo un 20% del fĆ”rmaco puede convertirse en estrógeno, lo que significa que los efectos secundarios estrogĆ©nicos no son propensos, a menos que sea tomado junto con otros esteroides conocidos por reducir la globulina vinculante de la hormona sexual en la sangre, el estrógeno podrĆa ser liquidado por su portador SHBG, por lo que es mĆ”s fĆ”cilmente disponible. Otros estudios sugieren que la nandrolola tiene afinidad por los receptores celulares de la progesterona. Eso podrĆa conducir a una pĆ©rdida de libido, o apetito sexual, incluso puede llevar a episodios de impotencia y quizĆ”s ginecomastia. A diferencia de la testosterona, la nandrolona no es capaz de ser convertida en dihidrotestosterona o DHT. En cambio, es convertida en un metabolito relativamente inerte.
Eso significa que no hay por qué preocuparse por efectos secundarios como la calvicie masculina, el acné y los problemas de próstata. Sin embargo, efectos secundarios como esos, rara vez son mostrados por atletas y culturistas que utilizan el fÔrmaco. Un problema mÔs pertinente es que el Deca-Durabolin es uno de los fÔrmacos que se detectan mÔs fÔcilmente en test de dopaje normales. Sus metabolitos pueden ser detectados hasta un año después de que se haya cesado su uso.
Lo cierto es que mientras que la nandrolona es mĆ”s suave que muchos otros esteroides anabólicos, el dicho, “sólo la dosis determina el veneno” sigue siendo vĆ”lido. Un fĆ”rmaco sin efectos secundarios es un fĆ”rmaco que no funciona. Un reciente estudio examinó los efectos de proporcionar una dosis de nandrolona, comparable con lo que utiliza un culturista, en 37 genes en la glĆ”ndula pituitaria, en los testĆculos, en las glĆ”ndulas suprarrenales, en la grasa, en los riƱones y en el hĆgado de ratas. A las ratas se les suministró Deca-Durabolin durante 14 dĆas.
El resultado: profundas reducciones en los niveles de corticosterona (la versión del cortisol en las ratas), insulina y adiponectina. Esta Ćŗltima es una adipokina beneficiosa secretada por las cĆ©lulas grasas. Mientras que la mayorĆa de las adipokinas son inflamatorias y perjudiciales para la salud a largo plazo, la adiponectina es una de las buenas. Los altos niveles de Ć©sta estĆ”n asociados con un descenso en la resistencia a la insulina, disminuyendo la incidencia de la diabetes y aumentando la oxidación de grasas.
Las ratas experimentaron una regulación a la baja de los receptores suprarrenales beta-3, que son termogĆ©nicos y se encuentran con mĆ”s frecuencia en el tejido adiposo marrón. El Deca-Durabolin es probable que disminuya los receptores debido a la disminución de grasa corporal provocada por el fĆ”rmaco. MĆ”s problemĆ”tica es la disminución de la adiponectina. Cualquier forma de testosterona disminuye la adiponectina, de modo que no supone ninguna sorpresa. Los autores sugieren que eso podrĆa explicar parcialmente la conexión entre el uso de dosis altas de esteroides y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
La interferencia con la corticosterona producida por la regulación a la baja de dos enzimas suprarrenales; sin embargo, también aumentaba la acumulación de corticoides minerales producidos en las glÔndulas suprarrenales, como la aldosterona y la desoxicorticosterona. La aldosterona hace que el cuerpo retenga sodio al mismo tiempo que estimula la excreción de potasio, un escenario metabólico que se suma a la presión arterial alta.

Una dosis alta de esteroides anabólicos se sabe desde hace tiempo que envĆa una seƱal de retroalimentación negativa a la glĆ”ndula pituitaria, lo que lleva a obstaculizar la producción de testosterona.
De hecho, ninguno de estos resultados son realmente sorprendentes. Los esteroides anabólicos modifican los mecanismos genéticos. Eso es fÔcilmente demostrable cuando un atleta deja de tomar esteroides. En todos los casos el cuerpo del deportista vuelve a proporciones mÔs normales. Por ejemplo, aquellos con una tendencia a ser mÔs delgados serÔn mÔs flacos, mientras que aquellos que tienden a acumular grasa pueden perder la musculatura que los esteroides le ayudan a conseguir.
Tal vez la lección mÔs importante del estudio es que los esteroides anabólicos son potentes fÔrmacos que afectan a muchos sistemas del cuerpo a nivel genético, a menudo negativamente, especialmente si se utilizan con imprudencia.
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