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La soja y la testosterona

HabrÔs podido ver las llamadas de precaución en incontables sitios de internet relacionados con el culturismo: evita tomar productos de soja...

HabrÔs podido ver las llamadas de precaución en incontables sitios de internet relacionados con el culturismo: evita tomar productos de soja a menos que quieras reducir el nivel de testosterona. A primera vista, las advertencias sobre la soja son plausibles. Después de todo, los componentes activos de los productos de soja son las isoflavonas, principalmente la genisteína y la diadzeina, que son clasificadas como fitoestrógenos debido a su similitud molecular con los estrógenos.

Durante aƱos, se ha recomendado la soja a las mujeres. La lógica es que, puesto que tiene una escasa capacidad estrogĆ©nica, puede interactuar con los receptores celulares de los estrógenos, por lo que desplaza el estrógeno real. Sin ninguna interacción, el estrógeno es inerte. Dado que las isoflavonas son tan dĆ©biles, bloquean los efectos del estrógeno sin ejercer mucha actividad por sĆ­ mismas. Un estudio sugiere que las isoflavonas de la soja tienen aproximadamente una potencia de un 1/10.000 en comparación a un estrógeno “real”.

La habilidad de las isoflavonas de la soja para interferir con la actividad del estrógeno se cree que es la razón por la que las mujeres asiÔticas, que consumen mÔs soja que las mujeres occidentales, tienen menores tasas de cÔncer de mama y cÔncer uterino. Cada gramo de soja contiene un promedio de 3.5 miligramos de isoflavonas. Los adultos japoneses comen un promedio de 25 a 50 miligramos de isoflavonas diariamente. Los hombres asiÔticos que comen grandes cantidades de alimentos con soja tienen menores tasas de cÔncer de próstata.

El mecanismo propuesto para el efecto en los hombres estÔ relacionado con una interferencia en la actividad de la testosterona en la glÔndula de la próstata, pero eso asume que tener un nivel de testosterona normal es una causa directa de cÔncer de próstata, algo que, evidentemente, es falso.

Por otro lado, la menor tasa de cÔncer sugiere que tal vez tiene algo que ver con la idea de que la soja disminuye los niveles de testosterona en los hombres. Los estudios animales han sido muy ambiguos, con algunos que muestran una disminución de testosterona por el consumo de soja y otros que no muestran ningún efecto o un incremento en los niveles de testosterona.

Un nuevo estudio examinó el efecto real de la soja en la testosterona de los hombres. Fue un meta-anÔlisis y se centró en estudios pasados relacionados con la testosterona y la soja dietética en los hombres, limitando su alcance a la investigación que cumple ciertos requisitos científicos mínimos. Eso dejó a los autores con 15 estudios controlados con placebo y 32 informes de 36 grupos de tratamiento. Entre los temas examinados en esos estudios estaba la testosterona total; la testosterona libre o activa y la globulina vinculante de hormonas sexuales, una proteína que se une y transporta la testosterona en la sangre.
Los investigadores descubrieron que la proteĆ­na de soja o el consumo de isoflavonas no tenĆ­a un efecto significativo sobre la testosterona.

Ni la testosterona normal ni la libre se vio afectada negativamente por la soja dietética en ninguno de los estudios. La investigación que mostró una disminución de testosterona por la soja tenía graves defectos metodológicos, haciendo que los resultados fuesen inútiles. Sin embargo, los autores del meta-anÔlisis apreciaron una peculiaridad que puede explicar por qué la soja ha estado relacionada con el bajo nivel de testosterona en los hombres.

Resulta que los individuos pueden metabolizar las isoflavonas de la soja de manera diferente. En un estudio de 10 semanas, 38 sujetos tomaron unos 110 miligramos de isoflavonas al día. Las isoflavonas circulantes variaron de 30 a 1.500, y las medidas de equol, un metabolito de la isoflavona daidzeína, variaron en 1.000. Por otra parte, sólo de un 25 a un 35% de los occidentales tienen la bacteria intestinal necesaria para producir equol a partir de la daidzeína.

La importancia de ello radica en que el equol es mÔs potente en la actividad de estrógeno que la diadzeína. A pesar de eso, incluso en estudios en los que el consumo de isoflavonas empequeñecía la cantidad de soja consumida normalmente en la típica dieta de las poblaciones de Asia, la soja no tenía efecto sobre la testosterona. Si la soja, en efecto, protege contra el cÔncer de próstata, no se debe a alguna interferencia con la actividad de la testosterona.

Otro estudio, publicado hace dos años, involucró a siete hombres jóvenes y saludables que comieron un kilo de soja al día durante una semana. No mostraron cambios en los estrógenos o en el nivel de testosterona total o libre. Sin embargo, sí que dieron signos de un aumento en la actividad cerebral, en particular una mejora en el rendimiento cognitivo espacial. Lo interesante de esto es que los hombres son considerados superiores a las mujeres en ese aspecto de la actividad cerebral y la razón que a menudo se sugiere se centra en los niveles mÔs altos de testosterona.

Sin embargo, mientras tanto, la genisteína, la principal isoflavona de la soja, afecta a otras hormonas del cuerpo. Por ejemplo, disminuye la insulina en la sangre y elimina las propiedades de aumento de grasa de la insulina en las células grasas. Los estudios realizados sobre ratones demuestran un descenso de grasa corporal cuando a los ratones se les proporciona genisteína durante sólo 12 días. La genisteína parece alterar la expresión del gen de la lipoproteína lipasa, una enzima que transporta la grasa a las células grasas, de manera que reduce la absorción de grasa. Parece ser particularmente potente a la hora de reducir grasa almacenada en el músculo. Eso es significativo porque el exceso de grasa muscular estÔ relacionado con la resistencia a la insulina y la diabetes, aunque actúa de forma diferente en aquellos que hacen ejercicio o son físicamente activos.

Tener una gran cantidad de genisteína en realidad hace que las células grasas se auto-destruyan, pero eso no ocurre sólo con la dieta. Por otro lado, la genisteína también aumenta la codificación de genes para la enzima que trabaja con la carnitina en el transporte de grasa a la mitocondria, donde se oxida la grasa. La genisteína ayuda a la pérdida de grasa al incrementar la producción genética de PPAR-a, que controla el metabolismo de la grasa. Fomentar su actividad también eleva la oxidación de grasas.

A pesar de la evidencia del efecto favorable de la soja en el metabolismo de grasa, otra advertencia común es que interfiere en la actividad del tiroides. Puesto que la glÔndula tiroides controla el rimo metabólico en reposo, interferir con su actividad podría conducir a un aumento de grasa. La genisteína interfiere con la peroxidada del tiroides, una enzima que es necesaria para producir la hormona tiroidea. Si tienes una deficiencia del oligoelemento de yodo, la soja interfiere con la síntesis del tiroides, pero, de nuevo, también lo harÔ la carencia de yodo, puesto que éste forma las dos terceras partes de la hormona tiroidea. Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que, en los seres humanos, la soja no tiene efectos negativos sobre las hormonas tiroideas.

Una hormona que reduce la soja es el cortisol. Producida en la corteza de las glÔndulas adrenales, que estÔn justo por encima de los riñones, el cortisol es la principal hormona catabólica del cuerpo. Mientras que es esencial para vivir, también estÔ relacionada con la pérdida de musculatura, con la pérdida de células cerebrales y con el exceso de grasa corporal, particularmente en la sección media. MÔs que nada, el efecto moderado de la soja sobre el cortisol sería bueno para aquellos que estÔn interesados en el culturismo.

Un estudio publicado también encontró que la soja parece que ayuda en la respiración, un aspecto no poco importante para quienes hacen ejercicio bastante duro, por no mencionar otras actividades que a menudo implican una respiración mÔs dificultosa.

De manera que, ¿deberĆ­amos de empezar a comer todos grandes cantidades de alimentos basados en soja? De hecho, mientras que la soja se etiqueta a menudo como una fuente de proteĆ­nas inferior para los culturistas, una serie de estudios que la compararon con el suero mostraron muy poca diferencia entre los dos en lo que se refiere a la sĆ­ntesis de proteĆ­na. Por otro lado, la soja es una proteĆ­na de acción rĆ”pida y varios estudios demuestran que tiende a elevar la sĆ­ntesis de proteĆ­nas en el intestino mĆ”s que en los mĆŗsculos. Otros estudios muestran que los aminoĆ”cidos de la soja tienden a oxidarse mĆ”s rĆ”pido en el hĆ­gado, dejando menos para la sĆ­ntesis de proteĆ­na muscular. Desde ese punto de vista, la soja no tiene un gran valor proteico, pero es un poco inferior a la proteĆ­na de la leche en lo que se refiere al aumento muscular.

Sin embargo, un reciente estudio encontró que tanto el suero de leche como la soja resultaban ser superiores a la caseína a la hora de ayudar en la síntesis de proteínas en hombres jóvenes después de ejercicios de resistencia y en reposo. Eso no es sorprendente, puesto que el suero y la soja liberan rÔpidamente aminoÔcidos. Cuanto mÔs rÔpida es la liberación de aminoÔcidos, mayor es la síntesis de proteína muscular. La caseína libera lentamente aminoÔcidos durante un periodo de siete horas, por lo que resulta mejor para propósitos anticatabólicos en comparación al suero de leche y a la soja.

La única cosa que debes tener en cuenta es que tomar soja no tendrÔ ningún efecto sobre la testosterona o sobre el estrógeno. La única excepción posible es que seas uno de esos tipos raros que producen equol al comer alimentos de soja. Aún así, tendrías que tomar una cantidad exagerada de soja antes de que experimentaras cualquier efecto sobre los estrógenos que fuese notable.

Los esteroides y los genes

La nandrolona, mÔs conocida con el nombre de marca Durabolin y Deca-Durabolin, es considerada por muchos como uno de los esteroides anabólicos mÔs suaves en lo que se refiere a los efectos secundarios. Sólo un 20% del fÔrmaco puede convertirse en estrógeno, lo que significa que los efectos secundarios estrogénicos no son propensos, a menos que sea tomado junto con otros esteroides conocidos por reducir la globulina vinculante de la hormona sexual en la sangre, el estrógeno podría ser liquidado por su portador SHBG, por lo que es mÔs fÔcilmente disponible. Otros estudios sugieren que la nandrolola tiene afinidad por los receptores celulares de la progesterona. Eso podría conducir a una pérdida de libido, o apetito sexual, incluso puede llevar a episodios de impotencia y quizÔs ginecomastia. A diferencia de la testosterona, la nandrolona no es capaz de ser convertida en dihidrotestosterona o DHT. En cambio, es convertida en un metabolito relativamente inerte.

Eso significa que no hay por qué preocuparse por efectos secundarios como la calvicie masculina, el acné y los problemas de próstata. Sin embargo, efectos secundarios como esos, rara vez son mostrados por atletas y culturistas que utilizan el fÔrmaco. Un problema mÔs pertinente es que el Deca-Durabolin es uno de los fÔrmacos que se detectan mÔs fÔcilmente en test de dopaje normales. Sus metabolitos pueden ser detectados hasta un año después de que se haya cesado su uso.

Lo cierto es que mientras que la nandrolona es mĆ”s suave que muchos otros esteroides anabólicos, el dicho, “sólo la dosis determina el veneno” sigue siendo vĆ”lido. Un fĆ”rmaco sin efectos secundarios es un fĆ”rmaco que no funciona. Un reciente estudio examinó los efectos de proporcionar una dosis de nandrolona, comparable con lo que utiliza un culturista, en 37 genes en la glĆ”ndula pituitaria, en los testĆ­culos, en las glĆ”ndulas suprarrenales, en la grasa, en los riƱones y en el hĆ­gado de ratas. A las ratas se les suministró Deca-Durabolin durante 14 dĆ­as.

El resultado: profundas reducciones en los niveles de corticosterona (la versión del cortisol en las ratas), insulina y adiponectina. Esta última es una adipokina beneficiosa secretada por las células grasas. Mientras que la mayoría de las adipokinas son inflamatorias y perjudiciales para la salud a largo plazo, la adiponectina es una de las buenas. Los altos niveles de ésta estÔn asociados con un descenso en la resistencia a la insulina, disminuyendo la incidencia de la diabetes y aumentando la oxidación de grasas.

Las ratas experimentaron una regulación a la baja de los receptores suprarrenales beta-3, que son termogénicos y se encuentran con mÔs frecuencia en el tejido adiposo marrón. El Deca-Durabolin es probable que disminuya los receptores debido a la disminución de grasa corporal provocada por el fÔrmaco. MÔs problemÔtica es la disminución de la adiponectina. Cualquier forma de testosterona disminuye la adiponectina, de modo que no supone ninguna sorpresa. Los autores sugieren que eso podría explicar parcialmente la conexión entre el uso de dosis altas de esteroides y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.

La interferencia con la corticosterona producida por la regulación a la baja de dos enzimas suprarrenales; sin embargo, también aumentaba la acumulación de corticoides minerales producidos en las glÔndulas suprarrenales, como la aldosterona y la desoxicorticosterona. La aldosterona hace que el cuerpo retenga sodio al mismo tiempo que estimula la excreción de potasio, un escenario metabólico que se suma a la presión arterial alta.

En la glÔndula pituitaria, el Deca-Durabolin interfiere seriamente con la expresión de los genes de la hormona luteinizante, así como cuatro enzimas que intervienen en la síntesis de la testosterona. De nuevo, hoy hay sorpresas.

Una dosis alta de esteroides anabólicos se sabe desde hace tiempo que envía una señal de retroalimentación negativa a la glÔndula pituitaria, lo que lleva a obstaculizar la producción de testosterona.

De hecho, ninguno de estos resultados son realmente sorprendentes. Los esteroides anabólicos modifican los mecanismos genéticos. Eso es fÔcilmente demostrable cuando un atleta deja de tomar esteroides. En todos los casos el cuerpo del deportista vuelve a proporciones mÔs normales. Por ejemplo, aquellos con una tendencia a ser mÔs delgados serÔn mÔs flacos, mientras que aquellos que tienden a acumular grasa pueden perder la musculatura que los esteroides le ayudan a conseguir.

Tal vez la lección mÔs importante del estudio es que los esteroides anabólicos son potentes fÔrmacos que afectan a muchos sistemas del cuerpo a nivel genético, a menudo negativamente, especialmente si se utilizan con imprudencia.

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DIARIO DE UN FISICOCULTURISTA: La soja y la testosterona
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