Gustav Fristensky

En su época asombró al gran Eugen Sandow y a todos los que le vieron. Porque Gustav Fristensky, checo de Bohemia, nación entonces perteneci...

En su época asombró al gran Eugen Sandow y a todos los que le vieron. Porque Gustav Fristensky, checo de Bohemia, nación entonces perteneciente a ese imperio Austro-Húngaro de la doble corona, multirracial y heterogéneo, lo que facilitó su descomposición inmediata tras la derrota de los Poderes Centrales en la Primera Guerra Mundial, fue, probablemente, el hombre con el desarrollo muscular más moderno entre los monarcas de la fuerza de la "Belle-epoque", y creo que, de vivir en nuestros tiempos, no habría tenido problema alguno para ganar un Campeonato del Mundo de Culturismo y hacerse con un nicho glorioso entre los monarcas del músculo de la competición profesional.

Gustav nació en 1879, hijo de una familia campesina numerosa en apuros, y estuvo además muy enfermo durante su infancia. Sin embargo, hacia los 10 años ya se había convertido en un niño tan sano que su padre pensó que, pronto, podría ocuparse de la granja, actividad que, sin embargo, no era del agrado del joven Fristensky.

Tras haber desempeñado varias profesiones, a los 17 años se trasladó a la ciudad checa de Brno, famosa no solo por la fama y pujanza de su industria sino también por los clubes de hombres fuertes, que habían producido a varios atletas campeones de diversas especialidades de fuerza en el imperio de la Doble Corona. Enseguida, Gustav destacó por su fortaleza, y se aficionó al deporte de la lucha, destacando naturalmente de tal manera que, apenas comenzando a practicarlo, ya era capaz de derrotar a luchadores curtidos. Su capacidad agonística llamó tanto la atención que acabó enfrentándose con los atletas de la fuerza más populares del momento, ganando la mayoría de los combates, y terminando por coronarse rey de la lucha en Austria-Hungría, empeño para el que tuvo que derrotar a los cinco mejores luchadores de Viena, quizás en aquella época la ciudad mundial de la fuerza.

La fama de Fristensky transcendió enseguida internacionalmente, y asimismo el tremendo y completo desarrollo de sus músculos se hizo muy popular (nadie fue capaz de superar esa calidad y ese tamaño hasta la época de Jhon Grimek, treinta años después). Su figura era tan perfecta y estaba tan bien proporcionada, que únicamente precisaba de las modernas ayudas "ergogénicas" para igualarse a los tremendos atletas del músculo de hoy. Para valorar todavía más ese logro, hay que tener en cuenta que Gustav nunca se interesó por el asunto específico del desarrollo; para él, los músculos eran el resultado lógico de un ejercicio aplicado a los asuntos de la lucha y de la fuerza; no un fin, como es el culturismo de ahora.

Se retiró muy pronto (antes de los 35 años). Combatió en la Primera Guerra Mundial, y al terminarse, el gobierno del nuevo país de Checoslovaquia, reconoció sus logros, regalándole un gran terreno, que le permitió adquirir una notable prosperidad económica.

Desgraciadamente, a los 60 años fue internado en un campo de concentración, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, donde la fortaleza de Fristensky le permitió sobrevivir, e incluso recuperarse, ya a los 66 años.

Murió en 1957, a los 78 años. Medía 1,83 y pesaba 100 kilos, quizás presentando un porcentaje de grasa inferior al 10%. Fue (así lo creemos) el rey del músculo del período glorioso de la fuerza.