Errores de los entrenadores

Errores más comunes que cometen los entrenadores

Siempre hablamos de los errores que cometen las personas que entrenan. Pero nadie somos perfectos, los entrenadores también nos equivocamos.

Sin embargo esta vez no vamos ha hacer un repaso de este o aquel ejercicio mal hecho, una mala dieta o un suplemento inadecuado. La cuestión es ahora mucho más de forma que de fondo, porque una cosa es equivocarse y otra la negligencia en el trabajo.

Repasemos alguno de los errores más comunes de los entrenadores, profesores, monitores o como queramos denominarlos:

- Desatención: es quizás el más extendido. Problema: Debido al gran número de horas que pasa en la sala de pesas pierde la concentración en lo que le ocurre alrededor y se limita a dar paseos, comer o leer una revista. 

Solución: la jornada de trabajo dura de principio al fin, cada minuto es importante y necesario pues los alumnos se van sucediendo a lo largo de la mañana o de la tarde y todos requieren nuestra ayuda.

- Desconocimiento: Problema: poca preparación académica. Muchos entrenadores son antiguos practicantes que se han "formado" leyendo revistas de culturismo y charlando con amiguetes. 

Solución: Puede que no sea necesario (aunque si recomendable) una carrera universitaria, pero existen numerosos y buenos programas de formación para aprender todo lo necesario en estos casos, todos debemos pasar por ellos.

- Aconsejar según la propia experiencia. Problema: creemos que lo que nos ha funcionado a nosotros hará lo propio en todo el mundo. No suele ser así. 

Solución: hay que atender a las particularidades, genética, predisposición... de cada persona. Lo más probable es que ni el punto de partida ni los objetivos deseados sean los mismos en nuestro caso que en el resto de las personas.

- Creencia en verdades absolutas. Problema: a veces pensamos que existen axiomas en el entrenamiento y la dieta que han de seguirse si queremos llegar a algún lado, pero por suerte o por desgracia la naturaleza es demasiado compleja para resumirse en unas pocas frases. 

Solución: no dar nada por hecho y no dejar nunca de aprender.

- Copiar a las revistas. Problema: se trata de un asunto tan extendido que merece la categoría de problema por sí solo en esta pequeña recopilación que estamos realizando. Cuando vemos a esos fantásticos atletas de las revistas desvelando sus secretos de entrenamiento y nutrición tenemos tendencia a copiarlos y, lo que es peor,  dárselos a nuestros alumnos.

Solución: Ron Coleman o Arnold no están entrenando a tus órdenes, ellos han seguido su propio proceso de aprendizaje y llegado a sus propias conclusiones sobre lo que les funciona y lo que no, lo hay que copiar es el camino y no los pasos que se dan.  

- Prepotencia. Problema: "yo soy el que manda aquí". 

Solución: bueno... es probable que estés al cargo de la sala, pero eso se limita a velar por el buen comportamiento de quien la utiliza y asesorar a quienes asisten. Las actitudes totalitarias sólo conllevarán la falta de confianza de los alumnos y un mal ambiente de entrenamiento.

- Sumisión: Problema: Falta de autoridad. Solución: en este caso es al contrario, un poco de disciplina es imprescindible en la sala y es el monitor o entrenador quien ha de imponerla. Desde asuntos tan básicos como dejar el peso donde se encontró (en su sitio) hasta conseguir un poco de caballerosidad en el ambiente. Ya es bastante duro entrenar como para que además tengamos que "pelearnos" con todos.  

- Comer en la sala. Problema: "necesito comer cada tres horas". 

Solución: de acuerdo, pero no es necesario que ensucies todo en la sala de pesas, seguro que hay un cuarto o salita donde comer esos huevos cocidos con arroz. Se trata de un asunto de educación.

Podríamos seguir, pero estos pueden ser los principales problemas con los que nos podemos encontrar.

Algunos de ellos son de sentido común y educación, pero otros muchos se solucionarían con un mayor reconocimiento a nuestra profesión, empezando por una remuneración económica digna (actualmente hay ocasiones en que apenas se paga el salario mínimo interprofesional, o incluso menos, a pesar de tratarse de una profesión cualificada), unas vacaciones como todo el mundo (normalmente día no trabajado=día no pagado, y por supuesto nada de vacaciones pagadas), un contrato de trabajo que se ajuste a las horas que trabajamos en la realidad (y no contratos "basura" que falsifican las horas de trabajo), y, sobre todo, un "gracias" de vez en cuando.

Que cada uno asuma su parte del "problema" pero también de la "solución"