Las semillas de cáñamo curan la tuberculosis

La tuberculosis es una enfermedad infecciosa, referida como “la Gran Plaga Blanca” de Europa del siglo 19.. En 1882, el médico alemán Rober...

La tuberculosis es una enfermedad infecciosa, referida como “la Gran Plaga Blanca” de Europa del siglo 19.. En 1882, el médico alemán Robert Koch descubrió Mycobacterium tuberculosis, la bacteria que causa la tuberculosis más.

La OMS clasifica a la tuberculosis como la segunda causa de muerte por enfermedades infecciosas. Hubo 8.6 millones de casos nuevos de tuberculosis en el 2012 y 1.3 millones de muertes por tuberculosis.

También, en el 2012, la OMS estimó que 450,000 personas (a nivel mundial) desarrollaron MDR-TB por sus siglas en Ingles (tuberculosis resistente a múltiples fármacos). Cerca de 9.6% de estos casos fueron XDR-TB (extremadamente resistente).

Es importante señalar que la tuberculosis siempre ha sido frecuente en las poblaciones que están estresadas ​​crónicamente y desnutridas de alguna manera. Por ejemplo, en el siglo 19, fueron los habitantes de los barrios de las ciudades que fueron desproporcionadamente afligidos.

Otro ejemplo fue los pequeños agricultores irlandeses / escoceses que estaban casi muertos de hambre, al haber sido desalojados de sus hogares y desterrados a Norteamérica.

Un ejemplo más contemporáneo es entre aquellas poblaciones que están estresados ​​y desnutridos con sistemas inmunológicos severamente debilitados como en el SIDA. En estos casos, la tuberculosis con frecuencia se desarrolla como una complicación secundaria oportunista.

Sanatorios con éxito

Hermann Brehmer, un estudiante de medicina, había contraído tuberculosis y fue aconsejado por su médico trasladarse a un clima saludable. Él optó por una estancia prolongada en los Himalayas, donde continuó sus estudios y curó su enfermedad. En 1854, produjo una tesis doctoral impresionante titulada “La tuberculosis es una enfermedad curable.”

En el mismo año, se estableció el primer sanatorio para tuberculosis en el clima montañoso de Gorbersdorf, Alemania. Su protocolo consistía en respirar aire fresco, tomar el sol, alimentos nutricionalmente densos, ejercicio no extenuante y leche cruda y fresca. La cura de Brehmer fue ampliamente aclamada como el tratamiento perfecto y de hecho, se convirtió en el modelo para los sanatorios de todo el mundo.

Las semillas de cáñamo curan la tuberculosis

En 1955 el Estudio de Nutrición y Tuberculosis en Checoslovaquia declaró que las semillas de cáñamo eran el único alimento que podía curar la tuberculosis. Después de 30 años de investigación, descubrieron que una dieta alta en proteínas era necesaria para el tratamiento exitoso de la tuberculosis.

La proteína edestina se encuentra en las semillas de cáñamo se considera la más cercana a la globulina humana, fácil de digerir y se consideró la mejor proteína para el tratamiento de la tuberculosis. Un informe de su trabajo clínico:

Los niños llegaron a nosotros en un estado de nutrición más o menos deprimida. La tuberculosis (primaria y secundaria) fue confirmada y comprobada por los médicos de Praga, de quien recibimos a los niños. Los niños no usaban ningún otro medicamento, con la excepción de extracto coloidal de semillas de cáñamo. Edezym, que fue descrito en la parte IV. Tres veces al día los niños recibieron una cucharada sopera de Edezym, siempre 15 minutos antes de la comida (sin bebida), luego la vitamina B1 y vitamina C. … [N] o hay duda. que [sic] el tratamiento era eficaz. En todos los casos, sin otros procedimientos de medicación o tratamiento, por lo general dentro de un corto período de tiempo, una curación de la enfermedad pulmonar o de las glándulas se llevó a cabo. 

Un investigador que escribió un artículo en 1941 para una edición de Ciencia lamentó la supresión de semillas de cáñamo, ya que contenía la proteína perfecta – edestina, que es valiosa para la curación. Escribió “La aprobación de la Ley de Marihuana de 1937 ha puesto restricciones al comercio de semillas de cáñamo que, en efecto, es una prohibición.”

En la primera mitad de la década de 1900, antes de que se aplicaran ampliamente las vacunas o los antibióticos, las muertes por enfermedades infecciosas se redujeron en más del 90%, incluyendo la mortalidad por tuberculosis, neumonía, bronquitis, gripe y tos ferina.

“El médico no debe tratar la enfermedad, pero al paciente que sufre de ella.” – Maimónides