La edad de oro

Si le preguntas a las personas más mayores lo que consideraban que era la edad de oro del culturismo, te dirán que fue entre 1940 y 1950, cu...

Si le preguntas a las personas más mayores lo que consideraban que era la edad de oro del culturismo, te dirán que fue entre 1940 y 1950, cuando leyendas como John Grimek, Steve Reeves y Reg Park establecían el estándar para el desarrollo físico.

Mucho de los que hemos visto el documental de "Pumping Iron" nos vemos tentados a responder que el mejor momento fue en los años 70 en Venice Beach.

Si fuiste lo suficientemente afortunado como para entrenar en el gimnasio original de Gold's, podrías haber hecho press de banca y curls al lado de Arnold, Franco, Draper, Zane y Robby Robinson.

También en natural el considerar que el momento en el que participaste en el mundo del culturismo fue el mejor de todos. Para mí fue a finales de los 80 y principios de los 90, cuando podíamos presenciar batallas en los Olympia protagonizadas por Haney, Gaspari, Labrada y Mike Christian. Sin embargo, los viejos tiempos no fueron tan maravillosos. En casi todos los sentidos, es mejor ser un culturista hoy en día. En primer lugar, están los suplementos.

La mayoría de los productos que damos por sentado hoy (creatina, L-glutamina, batidos post-entrenamiento, proteínas en polvo y barritas, así como la testosterona y los elevadores de óxido nítrico) no existían hace años.

En vez de proteina de suero había polvos para aumentar de peso cargados de azúcar que podrían convertir a cualquier persona en una bola de grasa.

Lo que realmente cambió todo fue internet a mediados de los 90. Ya no hay que recurrir a los kioskos, librerías y bibliotecas para obtener información sobre entrenamiento, nutrición y suplementación. Todo está al alcance desde casa. Las estrellas del deporte también se hicieron mucho más accesibles. La mayoría de ellos mantenían sus propias páginas web y muchos escriben periódicamente en foros públicos.

El conocimiento es poder. O cuanto más sepas, más creces.

En estos días, la única razón por la que un aspirante a culturista no podría convertirse en un autodidacta se debe básicamente a la pereza. ¿La edad de oro del culturismo? Estamos viviendo en ella.